Una figura recurrente en las mitologías clásicas y que en un primer origen eran en su mayoría híbridos provenientes de tierras lejanas y que no fueron creados ni por intervención humana o satánica, cosa mucho más recurrente en la edad media cuando la religión da un paso al frente en estos temas.
Es más se piensa que la palabra monstruo proviene de estas, derivando de la palabra del antiguo galo "monstre" de origen latín "monstrum" y cuya raíz "monere", se traduce como advertir. Una especia de este tipo de seres sólo vienen cuando nos alejamos del camino establecido y con fe podemos vencerlos. Y es que las religiones siempre han sido así, jugando con el miedo para volver creyentes a los más escépticos.
El libro de Ambroise Paré, "De monstruos y Prodigios" (1573), nos da la clave a como se originan estos seres:
"Las causas de estos monstruos son muchas. La primera es la gloria de Dios. La segunda su ira. La tercera, la cantidad excesiva de semen. La cuarta, la cantidad insuficiente de semen. La quinta, la imaginación (por ejemplo, los antojos de las madres encintas, que producen efectos reales). La sexta, la estrechez o pequeñez de la matriz. La séptima, la postura indecente de la madre, cuando, estando embarazada, se sienta demasiado tiempo con las piernas cruzadas o apretadas contra el vientre. La octava, por la caída o los golpes dados contra el vientre de la madre estando embarazada. La novena, la enfermedades hereditarias o accidentales. La décima, la descomposición o corrupción del semen. La decimoprimera, la mezcla de semen. La decimosegunda, las artimañas de los mendicantes malintencionados del hospital. La decimotercera, la intervención de los demonios o diablos".
Centrado el origen vamos a saber cómo realmente aparecieron los más reconocidos.
Posiblemente el primer monstruo en el que pensó el hombre, ya desde la culturas primitivas se creía en los fantasmas, o en algo etéreo que se separaba del cuerpo después de morir, pero su vida era pobre al no poder casi ni moverse faltos de fuerzas.
Las culturas sumeria y egipcia sirvieron para que este concepto evolucionará incluyendo la mitología, los fantasmas se convertían en dioses o héroes como Enkidú en la epopeya de Gilgamesh.
Posteriormente los griegos llamaron nekyas a los viajes de los muertos hacia el Hades y los romanos nos hablaban de la laguna Estigia y la moneda en la boca (después fueron dos monedas en la cuenca de los ojos) para poder pagar al barquero en el viaje hacia el eterno descanso y distinguían entre los fantasmas buenos que eran familiares que ayudaban a los suyos tras su muerte y fantasmas malos, que se dedicaban a hacer la vida imposible a alguien. La cultura asiática nos los presenta como individuos que se niegan a reencarnarse quedándose en un estado etéreo perpetuo al no entrar en un nuevo cuerpo.
Pero es una epístola de Plinio el Joven donde se nos habla de apariciones en este lado y no en el inframundo: La falta de ocupaciones a mí me brinda la oportunidad de aprender y a ti la de enseñarme. De esta forma, me gustaría muchísimo saber si crees que los fantasmas existen y tienen forma propia, así como algún tipo de voluntad, o, al contrario, son sombras vacías e irreales que toman imagen por efecto de nuestro propio miedo...
La religión también se desmarca de estas apariciones dando sólo una revelación post-mortem como real, la resurrección del Mesías, para el resto hablan de una conexión sucedida en sueños tras la pérdida de un ser querido que creemos como real por la cercanías, pero no deja de ser algo que desaparece cuando te despiertas.
En la Edad Media todo el mundo creía en ellos llegando a abusar de su presencia irracionalmente, hasta la llegada de La Ilustración que acabó por anularlos completamente.
En el S.XVIII, sucede el caso de fantasmas mejor documentado de la historia una mujer llamada Hinton Ampner y sus dos hijos se quedaron a vivir en una casa de campo a las afueras de Londres en Hampshire con su servicio, mientras su marido con profesión marítima pasaba largo tiempo sin ver a la familia. A toda la casa se le aparecieron diversos fantasmas, primero con ruidos de armas disparando, y luego in crescendo como una matrimonio acostando a sus hijos delante de los pequeños de Hinton. Ampner escribió una especie de diario donde anotaba cada suceso que conserva la Biblioteca Británica de Londres y donde se aprecia el terror cuanto más avanzas y el deterioro de la grafía de Hinton haciendo los últimos pasajes como algo casi ilegible. Nadie sabe lo que ocurrió a ciencia cierta en esa casa, pero este suceso está considerado como uno de los más contrastados de algo paranormal en la historia.
Tenemos que esperar al S. XIX cuando se creó el espiritismo, para que la gente volviese a creer en ellos y en el S. XX nos obsesionamos con los poltergeist conociendo a los fantasmas ocupas.
Las tesis científicas avalan que los fantasmas pueden aparecer en casos como: fallos cerebrales, parálisis del sueño o intoxicación de monóxido de carbono... Todas ellas relacionadas con una pérdida temporal del funcionamiento correcto del cerebro.
Shakespeare en Hamlet, Dickens en Cuento de Navidad, Oscar Wilde en El fantasma de Canterville son ejemplos de clásicos literarios que tocaron este tema, en la gran pantalla se estrenaron en la película de terror "Le manoir du Diable" (la mansión del Diablo) de George Méliès en 1896, que fue, como vimos en el anterior post, la primera película de vampiros y fantasmas de la historia.
LAS MOMIAS
Aunque la acepción de momia se relaciona directamente a un cadáver embalsamado, en realidad no es del todo cierto, el significado es que se ha mantenido en excelentes condiciones pasado mucho tiempo después de su muerte.
De hecho los primeros egipcios del neolítico no embalsamaban a sus fallecidos, simplemente les enterraban bajo la arena del desierto cercano con el fin de no desperdiciar la tierra fértil. Con el paso de los años, el aire dejó al descubierto a algunos de estos cuerpos inertes, cuya sequedad extrema y la arena habían ayudado a momificarse de forma natural sin necesidad de la mano humana.
Hay que decir que la momificación humana y de mascotas era algo común en bastantes civilizaciones, pero no estaban a la altura de los métodos del Antiguo Egipcio y por ello, además de todas las muestras que aún se conservan, las relacionamos casi en exclusiva con dicho país en el que datamos a la primera en el año 3.500 a. C. en Hierancómpolis.
El miedo hacia ellas surge en una exposición en Londres en 1821 en un teatro cerca de Picadilly Circus en el que se concentraba una exposición del antiguo Egipto plagada de momias entre otras muchas cosas. Este show inspiró a la escritora
Jane Loudon Webb a escribir un libro llamado "La momia" donde uno de estos cuerpos inertes volvía a la vida en busca de venganza. Años después, en 1869, Louisa May Alcott, la escritora estadounidense de la famosa "Mujercitas", presentó "Perdido en una pirámide: la maldición de la momia",donde la novia de un egiptólogo era convertida a una momia viviente.
Ambos relatos luchan por ser los que verdaderamente crearon dicho terror, a ellos se une el cine con Boris Karloff en el papel Imhotep en el film "La momia" (1932), ese famoso erudito egipcio que pasó a ser para algunos una deidad terminó por ser el nombre de la momia resucitada más famosa en la gran pantalla a pareciendo en el remake de la película (1999) y su secuela "El retorno de la momia" (2001).
Pese a ser un mito más antiguo que el libro, el primer hecho probado de la creencia o existencia del hombre lobo, lo encontramos en "Las metamorfosis" (μεταμόρφωσις) del poeta griego Ovidio escrito en el año 8 d. C.
Considerada como una de las obras maestras de la edad de oro de la literatura latina, fue uno de los escritos más leídos durante la Edad Media y el Renacimiento. Consta de 15 libros donde el autor nos hace participes mediante hexámetros de las diferentes transformaciones de los personajes. En el primero de los libros en el intervalo de versos que abarcan los 209 y 243 nos relata la historia de Licaón
Licaón fue un rey de Arcadia hijo de Pelasgo y de una divinidad que no queda clara entre Melibea, Cilene o Deyanira. Aunque otras versiones también hablan que es el vástago de Titán y Gea. Su elevada religiosidad hizo que creara un altar a Zeus Liceo, donde permitió sacrificios humanos, esto enfadó al dios y se transformó en un peregrino para ver como actuaba el rey en su presencia. En un primer momento Licaón quiso sacrificar al peregrino, pero al ver indicios de divinidad, quiso hacer una prueba para revelar la verdadera identidad del forastero, invitándole a una cena cuyos alimentos eran carne humana. Zeus entró en cólera y convirtió a Licaón en lobo además de quemar su palacio, lugar de semejante crueldad. El rey aullaba por las noches de luna llena tras su transformación al cielo para rogar el perdón de su dios y de su nombre nace el género de lobo licaón y la palabra licántropo, si bien la palabra también tiene origen en su raíz a lycanthropos y este a su vez de las palabras griegas: λύκος, lýkos (lobo) y άνθρωπος, ánthrōpos (hombre).
Algo similar sucedió años después cuando los descendientes de Licaón quisieron dar de comer otra vez a Zeus disfrazado de mendigo, a su hermano Níctimo. Zeus convirtió a todos en lobo o los fulminó con un rayo (según otras versiones), además de devolver a la vida a Níctimo al que proclamó sucesor de Licaón.
Después en la Edad Media se dio un giro a este mito, dándole propiedades de magia negra donde los seres humanos estaban expuestos a convertirse en hombres lobo si: Ingerir ciertas plantas vinculadas tradicionalmente con los lobos y la magia negra, beber en el mismo lugar donde lo hubiera hecho un lobo, beber de la huella de un lobo o hombre lobo, dormir desnudo a la luz de la luna llena, adquirir la capacidad de transformarse en lobo mediante luna llena si era recientemente un hombre o mujer lobo, ser mordido por otro hombre lobo, recibir un rasguño muy profundo por otro hombre lobo, tener relaciones sexuales con un hombre lobo o nacer después de mellizos o gemelos siendo hijo varón.
En general, todos los acusados de hombres lobo hasta el S.XIX, dejando de lado la enfermedad de hipertricosis, fueron ladrones, asesinos o violadores que se aprovechaban de la noche y de personas solitarias que vagaban por los bosques para realizar sus fechorías, intentando ocultar sus crímenes haciendo que las víctimas pareciesen haber muerto tras ser atacadas por un animal salvaje.
Antes de saltar su fama en la gran pantalla, existe un cuento de Rudyard Kipling (autor de "El libro de la selva") llamado "La Marca de la bestia" (1890) que fue de las primeras adaptaciones de este monstruo en la ficción. Después en el cine, el primer film sobre el tema paso sin pena ni gloria, "El lobo humano" de Stuart Walker, 1935, pero la segunda película "El hombre lobo" de George Walker de 1941 con Lon Chaney como protagonista, abrió la veda de popularidad sobre los licántropos en el cine de terror.
Si bien en este post los monstruos están colocados en orden cronológico respecto a su origen, y las brujas como tal hubieran ido en primera posición, he querido diferenciar la consideración de estas como monstruo y por ende el origen es posterior.
Adivinos, hechiceros, brujos, chamanes... son figuras que todos los pueblos solían tener desde la prehistoria, alguien a quien acudir para saber cómo iban a ir las cosas y no tenían porque ser a la fuerza de género masculino. Si atendemos a ese rol como origen de las brujas que hoy conocemos, irían en primer lugar de la lista.
Incluso deberían ir en segundo lugar si empezamos a diferenciar el bien y el mal, porque a la gente que usaban estos poderes para bien, al pueblo les veneraba, pero cuando los empezaron a usar en su propio beneficio perjudicando a la mayoría, empezaron las condenas y las leyes, como la de Plinio el Viejo en su "Ley de las XII tablas" del 450 a. C, que usa la palabra brujería por primera vez haciendo distinciones: Los adivinadores, los hechiceros, y los que hacen uso de la brujería con malos fines, los que evocan a los demonios, los que intentan confundir con insistencia y violencia, los que, para perjudicar, emplean imágenes de cera, serán castigados con la muerte.
Pero es a partir de la Edad Media cuando realmente se cortaron los vínculos entre el pueblo llano y la brujería: Clodoveo I, rey de los francos entre 481 y 511, creó la ley Sálica condenando a los brujos a pagar fuertes multas por ejercer su profesión y Carlomagno en su Código de Leyes (780-782) condenaba la brujería con prisión. En latín, las brujas eran denominadas maleficae (maléfica), término que se utilizó para designarlas en Europa durante toda la Edad Media y gran parte de la Edad Moderna, aunque cada país tenía su término propio: Witch en Gran Bretaña, Strega en Italia, Hexe en Alemania, Sorcière en Francia y Bruixa o Bruja en la península Ibérica.
Pero la iglesia aún no había metido su mano, habrá que esperar a la bula papal de Juan XXII en 1326 que decía: Tomamos conocimiento con dolor respecto de la manifiesta inequidad de muchos hombres, que son cristianos solamente de nombre, ya que tratan con la muerte, pactan con el infierno, y hacen sacrificios a los demonios. Otorgándolas connotaciones satánicas a la brujería e iniciando el exterminio de la misma a lo largo de los siglos que evolucionaría cuando metieron en ello a la Inquisición en 1484, dando lugar a dos etapas álgidas de "cazas de brujas" (al ser el 80% de las víctimas mujeres), la primera de 1480 a 1520 y la segunda de 1560 a 1650, gracias a una histeria colectiva de los pueblos donde todo el mundo pensaba que en su alrededor había brujas camufladas.
La cosa se vuelve peor cuando esta iniciativa sale de Europa y llega al nuevo continente, el hecho recordado como "Las brujas de Salem" de 1692, la hija de un reverendo y su prima acusaban de hacer brujería a tres mujeres: Tituba (sirviente de la casa del reverendo), Sarah Osburne (cuyo delito era ser atea y opinar sobre ello en el pueblo) y Sarah Good (una sintecho embarazada que intentaba ganar un mendrugo de pan cada día pidiendo ayuda por su estado). Las tres fueron condenadas a la muerte por unas palabras malinterpretadas de Tituba, dando inicio a la caza de brujas estadounidense que en menos de un año llegaron a 141 detenciones (muriendo 5 en prisión antes de declarar), 29 enjuiciados y 20 muertos más (15 mujeres y 5 hombres).
En la literatura, las dos obras más celebres sobre brujas, las conocen hasta los niños más pequeños de la casa "Hansel y Gretel" y "Schneewittchen" (Blancanieves) cuentos populares que fueron recogidos en los libros de los hermanos Grimm en 1812. Siendo Disney quien metió a este tipo de personaje en la gran pantalla con "Blancanieves y los 7 enanitos" (1937), "La bella durmiente" (1959) o "La espada y la piedra" (1963) con la reina Grimhilde, Maléfica y la Gobernanta (a.k.a Morgana).
Aunque en el anterior post sin quererlo de rebote hablé del origen de este monstruo, voy a intentar dar más detalles introduciéndonos de lleno en la materia.
Mayo de 1816, el poeta británico Lord Byron se encuentra de gira por Europa al ser desterrado de Londres por su vida inadecuada, en el viaje le acompaña su médico y secretario John William Polidori y en esos momentos residen Villa Diodati junto al lago Ginebra, lugar que han alquilado hasta el fin del verano. Byron invita a pasar esos meses a su casa al escritor Percy Shelley, a su hermana Claire y a su futura esposa Mary Wollstonecraft Godwin. Aunque todo parece un encuentro entre colegas británicos, el encuentro no es casual, Byron ha dejado embarazada a Claire y la invitación sirve para seguir de cerca los meses previos al nacimiento de su vástago.
Este hecho y una primavera y verano lluviosos con un frío invernal, hacen que las salidas de la Villa sean escasas y para que no se mueran de aburrimiento, a sabiendas que todos tenían un hobby en común como la escritura, Byron les propone un reto después de varias veladas entretenidas leyendo cuentos de fantasmas alemanes y los experimentos del filósofo Erasmus Darwin (abuelo de Charles) en traer a la vida la materia muerta, crear cada uno su propia novela de terror, terminándolas antes de su marcha de Suiza.
Mary no concibió la idea, la soñó poco después: Vi, con los ojos cerrados pero con una nítida imagen mental, al pálido estudiante de artes impías, de rodillas junto al objeto que había armado. Vi al horrible fantasma de un hombre extendido y que luego, tras la obra de algún motor poderoso, éste cobraba vida, y se ponía de pie con un movimiento tenso y poco natural. Debía ser terrible; dado que sería inmensamente espantoso el efecto de cualquier esfuerzo humano para simular el extraordinario mecanismo del Creador del mundo.
Para ser honestos, el que debió haber ganado la apuesta fue Polidori, ya que fue el único que acabó su novela "Ernestus Berchtold o el moderno Edipo", los demás las dejaron inacabadas e incluso la de Mary no dejaba de ser más un boceto o una idea que una novela, que terminaría publicando dos años después (1 de enero de 1818), pudiéndola haber publicado un año antes, pero dejó a Percy que le corrigiera las faltas, errores gramaticales y le diera cierta fluidez a algunos capítulos, más tarde la reescribiría en 1831.
La novela se llamaba "Frankenstein o el moderno Prometeo", centrándose en el doctor y en el mito griego de Prometeo como creador de los hombres modelándolos con barro. Una alegoría a la perversión y la locura de un doctor que termina jugando a ser dios, aunque también se piensa que hay un poco de la vida de Mary al haber tenido un parto prematuro en 1876 y cierto temor a que su primogénito naciese con anomalías físicas.
El cine y sobre todo la cuarta película dedicada a esta novela "Frankenstein" (1931) de James Whale y Boris Karloff en el papel de la criatura, fue el causante de una nueva etapa basada en el monstruo que terminó siendo conocido por el apellido de su creador y unos nuevos frentes como su novia o la aparición del jorobado Ygor. Es el primer monstruo con origen plenamente literario y no con mitos y miedos históricos, además de ser considerado el primer libro de ciencia ficción de la historia.
Aunque no se sepa su nombre real, en 1820 en plena construcción de la Catedral de Notre-Dame de Paris hubo un tallador de escultor que padecía de hipercifosis dorsal. Estaba a las órdenes del escultor británico Henry Sibson del que se conservan sus memorias en un archivo de la Tate gallery. Sibson habla de él: "Era un tallador del escultor del gobierno, cuyo nombre he olvidado, ya que no tenía relación con él, todo lo que sé es que era jorobado y no le gustaba mezclarse con los otros talladores. Los demás a mi cargo le llamaban "Le Bossu" (el jorobado)."
Víctor Hugo que vivía cerca de la Catedral y tenía muchos amigos y contactos trabajando en ella debió fijarse en el curioso tallador y se inspiró en él para su obra "Nuestra Señora de París" de 1831, dándole el nombre de Quasimodo (en latín "Casi como" en referencia a que parecía un humano pero no terminaba de serlo). Pese a catalogarle como un monstruo por su deformidad extrema y por ello ser odiado por el pueblo, en realidad en la novela está dotado de un noble corazón. Un final trágico acompaña la novela donde Esmeralda es ejecutada y Quasimodo pese a vengarla, decide acabar con su vida al no haberla podido salvar.
Quasimodo es un personaje al que el terror de la gran pantalla le ha sacado su provecho, debutó en el cortometraje de "Esmeralda" en 1905 dirigido por Alice Guy, después una película homónima del libro de Víctor Hugo en 1911 y su remake en la película muda estadounidense de 1923 dirigida por Wallace Worsley y con Lon Chaney en el papel de Quasimodo, causó cierto miedo entre el público por su aspecto grotesco.
El cine vio una gran una oportunidad de causar miedo a partir de personas deformadas de nacimiento y la joroba de Quasimodo sirvió para crear al sirviente por excelencia de los monstruos Ygor, que hacía su debut en "El hijo de Frankenstein" de 1939. En otras versiones posteriores le hemos conocido como un asesino que revivió la criatura para mantener al pueblo alejado o como ayudante del Doctor, una segunda persona capaz de hacer que el monstruo cobrase vida, o como el sirviente del mismísimo Drácula.
La novela está basada en la vida de William Deacon Brodie (1741-1788), un famoso ebanista de gente adinerada de Edimburgo. Por la mañana hacia tratos con la gente de la nobleza y por la noche, al tener las llaves de sus viviendas, les robaba. Ni que decir tiene que al final le atraparon con las manos en la masa y su condena fue morir en la horca delante de 40.000 personas.
Esta vida que anexionaba el bien y el mal en una misma persona, era una obsesión para el escritor Robert Louis Stevensson que estudió de manera concienzuda el trastorno psiquiátrico en general y el disociativo de la identidad en particular. Quería llegar a comprender como una misma persona podía tener dos e incluso más personalidades completamente distintas con repentinos cambios de estado y de ánimo.
De esa idea nace en 1876 "El extraño caso del Doctor Jekyll y Mr. Hyde", algo tan sencillo como que un doctor que busca una fórmula para separar lo malo de su ser y deshacerse de ello para siempre, termina consiguiendo convertirse en eso, una personalidad completamente opuesta que representa sus peores acciones y deseos, reprimidos en un personaje que intenta ser mejor en la sociedad. Uno no conoce la existencia del otro sufriendo amnesia cuando prueba su fórmula y despertando de nuevo cuando se le pasan los efectos, al final Jekyll a base de hechos y pruebas entiende que él es Hyde y planea suicidarse y por tanto un homicidio contra su otro yo, un ser que no debiese existir en la sociedad.
Fue una obra de teatro antes de que existiesen los cines, siendo su primera adaptación en 1912 "Dr. Jekyll and Mr Hyde" de Lucious Henderson, el remake de 1920 de John S. Robertson (como película muda) y la de Rouben Maumillan (1931) son consideradas en su etapa las mejores películas clásicas de este monstruo.
Como curiosidad, aunque ya lo he dicho en otros posts, Stan Lee se inspiró en este personaje para crear a Hulk.
En 1880 el periodista inglés Spencer St. John, especializado en la cultura y tradición haitiana, da a conocer como las tribus aborígenes sacrificaban a los jóvenes lugareños mediante un brebaje aparentemente venenoso. Posteriormente los sacerdotes los "resucitaban" por medio de sortilegios de vudú, pero ya no eran dueños de sus actos, si no que les hacían trabajar como esclavos sin que opusieran resistencia y con una obediencia inusual.
Un siglo después, en 1982 un etnobotánico de la Universidad de Harvard llamado Wade Davis viajó a Haití para comprobar que había de cierto en las investigaciones de aquel periodista inglés y, de ser así, analizar aquella pócima. Antes de hacerse con la fórmula venenosa conoció al campesino Clairvius Narcisse, que la había tomado en 1962 y fue declarado muerto y apareció vivo en 1980 sin recordar nada en años sucesivos hasta la muerte de su amo y dueño de las tierras, cuando recuperó la libertad y empezó a ser consciente en su nueva vida.
Davis por fin consiguió el mejunje y certificó que los zombis eran reales explicando los componentes de la fórmula en un libro titulado "La serpiente y el arcoiris". El brebaje llevaba en casi su totalidad veneno de pez globo, rico en tetrodontoxina paralizando el sistema nervioso, reduciendo su actividad vital a mínimos y con capacidades respiratorias ínfimas. Muchos doctores sin los medios necesarios pueden certificar a esta gente como clínicamente muertos.
Eran metidos en un ataúd en este estado durante unas horas para hacer creer al pueblo en la veracidad de su muerte con funeral incluido y al desenterrarles les hacían ingerir una bebida alucinógena de batata, jarabe de azúcar y datura stramonium, una sustancia sacada de la planta comúnmente llamada "pepino de zombie", lo que provocaba en la víctima signos de desorientación, confusión aguda y amnesia total. El nuevo amo sólo tenía que darles de beber esto cada cierto tiempo para que los efectos no se disolviesen.
Paul-Alexis Blessebois fue en 1697 y tras vivir en la isla de Guadalupe y en Perú el primer escritor del tema con su libro " El zombie del Gran Perú". Edgar Allan Poe con el relato de "La caída de la casa Usher" (1835) y Ambrose Bierce "La verdad sobre el caso del señor Valdemar" (1842) fueron los siguientes en hablar del tema, pero basando sus zombis en el Frankenstein de Mary Shelley y no en las historias reales.
Para el cine hay que esperar a 1932 con la película "White Zombie" de Víctor Halperin y Bela Lugosi, con unos zombis mucho más del estilo de Poe que de leyendas haitianas, todavía faltaban 50 años para las investigaciones de Wade Davis.
El año 1897 sería propicio para los monstruos, primero con el Drácula de Bram Stoker y meses después con la creación del escritor de ciencia ficción Herbert George Wells (1866-1946), "el hombre invisible". Otra manera de encontrar el miedo en las personas, el miedo a lo que no puedes ver, lo que hizo poner en duda a los lectores la posibilidad que pudiera existir en realidad.
La idea inicial suena paralela a la historia de Víctor Frankenstein, en esta ocasión es el Doctor Griffin a quien la obsesión por los avances en sus experimentos le termina jugando una mala pasada. Su idea es crear la formula de la invisibilidad a partir de la teoría que si se cambia el índice refractivo de un ser u objeto para coincidir exactamente con el del aire y su cuerpo no absorbe ni refleja la luz, entonces no será visible. Finalmente consigue su objetivo y aunque lo empieza a probar con objetos y animales, termina usando su experimento en propias carnes sin darse cuenta que el proceso irreversible.
Lo que en un principio es un síntoma de desesperación y soledad eterna, termina transformándose en locura y maldad convirtiendo su desgracia en un poder. Se traslada al pueblo Iping (West Sussex) Inglaterra, ataviado con una gabardina, vendas en la cara, gafas de sol, sombrero y guantes que disimulan su invisibilidad y causa recelo a sus nuevos vecinos al pensar que ha tenido un grave accidente y por ello no muestra su rostro ni su piel. El aprovecha su invisibilidad para delinquir, pero al final sus errores le cuestan caro y terminan acabando con su vida.
Hay que decir que el escritor inglés se documentaba bastante bien a la hora de hacer sus novelas para que los científicos y los críticos no le pudieran sacar pegas a posteriori aunque fuesen relatos de ciencia ficción.
El ruso Yakov I. Perelman en su libro "La psicología puede ser divertida" (1913) hablaba de la posibilidad que si un ser vivo consiguiera convertirse en invisible quedaría completamente ciego, ya que el ojo humano consigue ver absorbiendo la luz y no dejándola pasar del todo. Wells ya se había percatado este detalle e indica que el personaje de su novela no es del todo invisible y que tiene cierta parte de sus ojos coloreada por este motivo.
La obra fue un éxito desde el primer día leyéndose en 28 entregas con la revista Pearson´s magazine, pasándose rápidamente al teatro y posteriormente de la mano de Universal Pictures al cine en 1933, dirigida por James Whale que se atrevió a dar un nombre de pila Griffin: Jack. El éxito en teatro y cine convirtió un relato de ciencia ficción en un relato de miedo y a Griffin en un monstruo clásico como el resto de los que se incluyen en esta lista.
"El Fantasma de la Ópera existió. No fue, como se creyó durante mucho tiempo, una invención de artistas, una superstición de empresarios, la creación medrosa del cerebro de las señoritas del cuerpo de baile, de los acomodadores, de los empleados. Sí existió, en carne y hueso, aun cuando se le dieron todas las apariencias de un verdadero fantasma" . Estas fueron las palabras de Gastón Leroux tras sacar su famoso libro.
"Le Fantôme de l'Opéra" publicada en marzo de 1910, es una novela ambientada en la Ópera Garnier de París de finales del s.XIX, en la que habita un hombre desfigurado que oculta su rostro bajo una máscara, cobrando de los gerentes para componer y arreglar óperas que se estrenan en aquel lugar.
Erik, que así se llama quien se esconde detrás de la máscara se enamora de la cantante Christine Daaé, una sustituta de la prima donna, primero eventual tras sustituirla en dos actuaciones por enfermedad y después de forma fija tras caerle un telón encima. Christine a su vez está enamorada del vizconde Raoul de Chagny, cosa que el fantasma no puede soportar,y la invita a ver como es su vida dentro del edificio, todo va genial hasta que le muestra su rostro a petición de ella. La cantante grita aterrada y el no duda en secuestrarla e intentar matar con diferentes trampas a su querido cuando intenta rescatarla.
Tras lograr escapar, ella vuelve a trabajar en otra actuación en Garnier, lo que provoca otra confrontación con el fantasma quedando Christine entre dar un beso de amor al fantasma o no hacerlo y que su amado Raoul muera ahogado.
¿Que tiene esta historia de real? no sabemos discernir entre cuanto es real y cuanto ficción, pero es curioso todos los detalles históricos que aporta Leroux a la tramaque mucha gente, incluidos trabajadores de la Ópera Garnier desconocían como que fue la decimotercera ópera construida en Paris, que una bailarina muriera cayendo desde el escalón 13 de una escalera, que una lámpara de araña cayó sobre el público aunque en la realidad sólo hubo una víctima, un tramoyista ahorcado, el conocimiento exacto de las catacumbas de la Ópera a las que casi nadie solía acceder (incluyendo el lago) o que en 1907 se encontró un cadáver en ellas que muchos creen que era el Fantasma de su libro, al apellidarse Erik, aunque sin embargo fue un constructor del edificio y pidió como pagó poder vivir allí. Además, por aquella época existía una cantante de Ópera idéntica a la descripción del libro, también llamada Christine Nilsson, si bien la única vez en su carrera que fue invitada a cantar allí declinó la invitación. Otra coincidencia con la realidad es una serie de grabaciones de muchas de las obras encontradas en las catacumbas que pudieron volverse a escuchar en el 2007 después de pasar un siglo desaparecidas.
También algunas fuentes dicen que se basa en un historia supuestamente real de 1870 ocurrida en la Ópera Le Peletier de Paris, donde un joven pianista llamado Erik y una bailarina que trabajan allí se enamoran y planean casarse a finales de año. Un terrible incendio se produce en su casa poco antes de casarse matando a la bailarina y Erik sufriendo quemaduras en todo su cuerpo que llegan a su rostro en gran parte quedando este desfigurado.
El libro tuvo multitud de adaptaciones en el teatro y muchas películas, la primera en 1916 "Das Phantom der Oper" de Ernst Matray y la más reconocida en 1925 "The Phantom of the Opera" con Lon Chaney Sr, caracterizado como el protagonista en una imagen que pasará a la historia.