Un estudio interdisciplinar ha indagado sobre el origen del olivo, este trabajo realizado por investigadores de la Universidad de Córdoba (con colaboración de la Universidad norteamericana de Irvine), y publicado en la revista especializada "New Phytologist", ha intentado explicar cuándo se "domesticó" el olivar y cómo se diseminó por la cuenca del Mediterráneo. Para ello, han participado expertos en Agronomía, como Concepción Díez, y el historiador Pedro Marfil, de Filosofía y Letras.
El método ha sido, inicialmente, de comparación de ADN, asegura Concepción Díez. La Universidad de Córdoba dispone de un banco con 400 variades de olivo de todo el Mediterráneo que han sido sometido a comparaciones. El asunto se resume en un ámbito, el Mare Nostrum, con siglos de cultura del aceite, el vino y el cereal que generaron grandes movimientos económicos.
La idea principal es que hubo un centro primigenio en el que el olivo dejó de ser una especie silvestre para convertirse en un cultivo. Y eso ocurrió en un punto donde determinadas civilizaciones empezaron a disponer de los recursos para ello. En concreto, en una zona entreTurquía y Siria. El estudio ha indagado en el árbol genealógico del olivar. O mejor dicho, de los distintos tipos de olivo.
La comparación ha acabado con la clasificación de tres tipos de variedades por sus similitudes genéticas. Se llaman Q1, Q2 y Q3. Y tienen un reparto homogéneo,explicable por razones históricas, por el comercio.
El tipo Q1 de las variedades de olivar son los más habituales en Andalucía, explica Concepción Díez, los que se pueden ver en el campo de cualquier municipio de Córdoba aunque también en Portugal. Hermanos a su vez de los que se encuentran en Marruecos y el Norte de África. Con amplias influencias tanto del comercio marítimo fenicio y de los cultivos bereberes, que poblaron de olivos las zonas montañosas de lo que hoy se llama Magreb.
El tipo Q2 de olivos es el que se encuentra en la zona central de la orilla Norte del Mediterráneo, desde el Levante español hasta Cataluña, la mayor parte de Italia y Grecia. Mezclado muy particularmente con variedades locales de olivo silvestre y origen, puestos a teorizar, de un segundo foco de diseminación del cultivo del olivar. Responde a la relevancia del mundo griego en esta parte del mundo a la que llevó sus colonias, su cultura y sus olivos.
El Q3 tiene que ver con el caldo primigenio en el que se desarrolló la cultura del aceite de oliva: Oriente Próximo.Aquí vienen las ramificaciones que tienen que ver con la historia. Las variedades de olivar Q1 -las más comunes en Andalucía- guardan un parentesco genético con las Q3, que son las que abundan en Israel o Siria. Tiene sentido histórico, explica la investigación, que fuesen los fenicios quienes difundieran esas variedades originariamente en el sur del Mediterráneo.
O que el periodo de máxima relevancia musulmana fuese un vehículo idóneo para que se produjese esa llegada de material genético. Una de las cuestiones clave, explica la investigadora, es que en la península ibérica existían variedades silvestres propias. Los investigadores remarcan que lo que no existían eran civilizaciones tan desarrolladas,capaces de generar ese cultivo de forma masiva.
El llamado tipo Q2 -Levante, Cataluña, Italia, Grecia- tiene la particularidad de que nunca dio el salto a América. Sus límites se encuentran, explica Concepción Díez, en lo que fue la Corona de Aragón. Las variedades americanas estudiadas son primas del tipo Q1. Esto es, andaluzas, bereberes, un poco fenicias. Y tiene que ver con que fueron los castellanos quienes tuvieron el monopolio del comercio con el Nuevo Mundo.
Si queréis ampliar información al respecto, os pongo el enlace de un artículo publicado en 2007 de título (si el enlace se rompe, podéis encontrar el artículo buscándolo a través de la base de datos de Dialnet ).
Autores: María Oliva Rodríguez Ariza, Eva Montes Moya
Localización: I Congreso de la Cultura del Olivo, 2007, ISBN 978-84-96047-57-0
Fuente: sevilla.abc.es