Imagen tomada el pasado año por Cassini durante el equinoccio de Saturno. Las especiales condiciones de iluminación de los anillos durante esta fecha hicieron que estos aparezcan sombríos.
Durante seis años, la nave espacial Cassini ha estado de gira por Saturno y sus magníficos anillos. A diferencia de la naves anteriores, que sólo echaron un vistazo del planeta en su camino hacia los confines del sistema solar, Cassini envió a la Tierra imágenes increíblemente detalladas año tras año.
Este tipo de imágenes ayudan gran medida a desentrañar los misterios de Saturno, sus anillos y lunas. Y eso no es todo. "Estas detalladas observaciones detalladas han aportado ideas sobre la formación del sistema solar", afirma Carl Murray, miembro del equipo de imágenes de Cassini en el Queen Mary, Universidad de Londres.
Los anillos del sistema de Saturno son los más cercanos que tenemos en el disco de polvo y escombros que dio a luz a la Tierra y otros planetas hace 4550 millones años. El disco protoplanetario tomó forma cuando una nube esférica de gas ultrafrío y polvo comenzó a colapsar bajo su propia gravedad. A medida que la nube en rotación se encogía, tomó forma de disco, que girando alrededor del Sol recién nacido. "Tan pronto el Sol hubo barrido el gas sobrante, el disco de escombros en órbita habría tenido un aspecto similar a los anillos de Saturno", señala Murray.
A partir de entonces, los grandes cuerpos comenzaron a crecer a partir de escombros. Fueron creciendo, aspirando material de su entorno, haciendo su gravedad más intensa. La competencia entre los cuerpos en crecimiento habría implicado que algunos cuerpos se tragasen a otros.
Probablemente se habrían necesitado unos 100.000 años y una complicada secuencia de acontecimientos para que se formase un planeta, pero tenemos muy pocas pruebas observacionales de cómo sucedió. "La teoría de la Formación planetaria no está muy lejos de un desastre", afirma Renu Malhotra del Laboratorio Lunar y Planetario en Tucson, Arizona.
Aquí es donde entran los anillos de Saturno "La increíble variedad de estructuras complejas que estamos viendo en los anillos tiene mucho que enseñarnos sobre la formación de planetas", añade Murray.
Entre las estructuras más llamativas son unas estructuras en forma de hélices de avión. Son las estelas creadas por lunas invisibles, al "arar" los escombros helados que orbitan alrededor de Saturno. Decenas de estas hélices se han detectado en el anillo A, una banda de 14.000 kilometros de ancho y de sólo 10 metros de profundidad.
Continuará...