El origen del tópico futbolístico sevillano

Publicado el 17 octubre 2016 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

Por José Melero. Síguelo en Twitter ---> @JMelero1

Al Betis la verdad de su historia se le ha ido a borbotones, corneado por la insidia, el resentimiento, la falacia, la mentira....” (Félix Martialay-Bernardo de Salazar, ”Las grandes mentiras del fútbol español”)

Si hay algo en lo que coinciden la mayoría de los historiadores, es que el deporte, el sport, en un principio era un vehículo por el cual se pensaba bajo unas ideas regeneracionistas lograr un hombre nuevo en una sociedad deprimida, como era la España de finales del siglo XIX y principios del XX.

Estos primeros impulsores, que a su vez buscaban rellenar el tiempo libre del que gozaban, se llamaban a si mismos “sportman”. Y solo podían ser distinguidos “sportmen” quienes disponían de ese tiempo libre. Lógicamente la clase trabajadora de la época, debido a las largas jornadas laborales que sufrían, tenían vetado todo acceso al ocio y al recreo,por lo que solo las clases sociales más altas eran las que hacían uso de estas practicas deportivas, que en la mayoría de los casos habían conocido cursando sus estudios en el extranjero.

En nuestra ciudad es la mediana burguesía, comerciantes, pequeños industriales, y militares los que practican y propagan el nuevo divertimiento. Así nos lo cuenta Juan Castro Prieto en su imprescindible “Orígenes del Fútbol Sevillano. La olvidada memoria británica”:

Será pues,la mediana burguesía,especialmente comercial y pequeños industriales la que dé cobijo a los Sports importados desde Europa. Los miembros de las sociedades sevillanas como el Sevilla Football Club o el Betis Football Club, están compuestos por los vástagos de las familias sevillanas comprendida en este segmento poblacional de la burguesía de la ciudad, salvo raras excepciones que podremos estudiar. Caso aparte merece el Balompié, cuyos miembros pertenecen mayoritariamente al estamento militar, o lo que podíamos denominar como burguesía-militar salpicada por algunos elementos provenientes del sector aristocrático, que hacen participe a su descendencia de la carrera militar”.

Obsérvese las primeras crónicas periodísticas, en las que aparecen de forma inseparable la palabra “señor” o “señores”, acompañando en las alineaciones a los apellidos de los jugadores.

Sobre 1909 va a ocurrir un hecho que iba a suponer un punto de inflexión en el devenir del fútbol sevillano, como fue el debut con la camiseta del Sevilla Football Club del jugador Manuel Pérez Centeno, trabajador de la compañía de Hilaturas Fabra y Coats. La incorporación al club blanco de este jugador, supone el primer caso de un futbolista de una familia de origen humilde en el fútbol de la ciudad, abriendo así el Sevilla Football Club las puertas al proletariado sevillano, que hasta ese momento veía como eran jugadores de familias más pudientes, o bien situadas los que practicaban el fútbol.

Lentamente van apareciendo nuevos clubs, ya que la sociedad sevillana que en un principio rechaza este exótico juego, va aceptándolo y se crean clubs como el Recreativo de Sevilla (1911), entidad que se surtía de trabajadores de la fabrica de Artillería y de la Pirotecnia Militar para formar su equipo, la mayoría de condición humilde.

Llegados a este punto, y observando como los primeros clubs sevillanos se fundaron y dieron sus primeros pasos gracias a las clases sociales más altas de la Sevilla de finales del siglo XIX y principios del XX, y como es el Sevilla FC el que abre las puertas a las capas sociales menos favorecidas, cabe preguntarse de donde viene el conocido como “tópico sevillano” ¿Si no existieron prácticamente diferencias sociales entre los dos primeros clubs sevillanos, cual es el origen de la leyenda de “el club de los señoritos y el de los descamisados”? ¿En qué se basan algunos investigadores, (cada vez menos,es cierto) para afirmar esta desatinada teoría?

Para responder a estas preguntas hay que trasladarse al final de la segunda década del siglo XX. En esos años y pese a que en nuestra ciudad el fútbol va ganando cada vez más en popularidad los cronistas deportivos escasean, y algunos directores de periódico deben de echar mano de cronistas políticos o taurinos para que cubran la información deportiva. Y estos lo hacen la mayoría de las veces a regañadientes, puesto que en aquella época supone bajar un escalón en la profesión el dedicarse a escribir sobre deportes. Eso ocurre en la temporada 1917/1918, cuando en el Liberal sevillano se opta por el periodista Enrique Feria, especialista en información política, para que se hiciera cargo de forma puntual de cubrir la información de los dos primeros clubs sevillanos.

Pronto el periodista sevillano que firmaba sus crónicas con el seudónimo de “Triquitraque” iba a dejar las cosas claras, así el 26 de Diciembre de 1917, en la crónica de un partido que enfrentaba al Sevilla FC y el RCD Español de Barcelona, decide que debe hacer publico un secreto que guardaba celosamente a sus lectores. Así se explicaba desde las paginas de El Liberal:

   “He aquí mi gran secreto: De estas cosas de football estoy completamente pez,limpio

   “Salgo a este campo completamente limpio,ignorándolo todo”

El total desconocimiento futbolístico reconocido por el propio Enrique Feria, y la ignorancia de todo lo que concernía a los dos primeros equipos sevillanos, lo suplía hábilmente el periodista utilizando símiles políticos y saliendo así del paso de una tarea, que a pesar de realizarla no de forma regular no le era de mucho agrado.

   (El Liberal 2 de Noviembre 1918)

   (El Liberal 18 de Noviembre 1918)

El 11 de Marzo de 1918 a raíz del famoso partido del 22-0 iba a escribir una crónica en la que se refería al Sevilla FC como “la aristocrática sociedad” y como “el simpatiquísimo y plebeyo Real Betis”,expresiones que un investigador que se da por serio ha elevado a definitivo y ha utilizado como arma arrojadiza para así diferenciar a los dos equipos por el estatus social que según él tuvieron.

Estas expresiones y alguna otra que también utilizó el periodista contra el equipo decano de la ciudad nos hace pensar que pese a no ser aficionado al fútbol Enrique Feria simpatizó con el equipo deportivamente más débil, despertando el rechazo de los aficionados sevillistas que no se veían reflejados en ese Sevilla FC que dibujaba el cronista. Prueba de ello es la carta que publicó meses después el Liberal en el que un aficionado sevillista que firmaba como “Ni Triqui-Ni Traque” le echaba en cara los adjetivos que le había dedicado a su equipo.

¿Pero, había realmente diferencias sociales entre el Sevilla FC y el Real Betis en aquella época? Rotundamente no. Ni entre sus aficionados, que los había en ambos clubs de todas las capas sociales, ni en sus directivos y presidentes que eran en su mayoría comerciantes, pequeños industriales, militares, políticos monárquicos como Pedro Rodríguez de la Borbolla y Serrano en el Betis, o republicanos como Manuel Blasco Garzón, en el caso del Sevilla y …..curiosamente dos casos de aristócratas, uno por cada club. Por el Real Betis su presidente Jerónimo Domínguez y Pérez de Vargas marqués de Contadero, (en los años cuarenta y por impositivo legal presidente del Sevilla FC) que fue elegido presidente bético el 13 de Mayo de 1920, y por parte sevillista, su hermanastro, Juan Domínguez Osborne, Barón de Gracia Real, que alcanzó la presidencia sevillista en Junio de 1925, dándose la curiosa circunstancia que había sido nombrado por su hermanastro, vicepresidente bético, en la directiva que cinco años antes había presidido el marqués.

Y si no había diferencias sociales, ¿se puede hablar entonces de un club rico y otro club pobre ? La respuesta también es negativa.

El Real Betis por esos años fue un club marcado por una gran inestabilidad, debido a las grandes desavenencias que existían entre sus dirigentes. El 16 de Febrero de 1917, el Correo de Andalucía publicó una carta, en la que el que por esos años fue presidente Carlos Alarcón de la Lastra, se quejaba de la falta de unión que existía en el club, y que achacaba a “la envidia, el peor de todos los males que puede haber en una asociación”. La prueba más clara de esa inestabilidad institucional, fue que desde la temporada 1917/1918 hasta la temporada 1922/1923, tenemos recogidos hasta ocho cambios en la presidencia.

Esta crisis institucional provocaba una ingobernabilidad que llevó a sus vez a una crisis económica, que estuvo a punto de llevar al club a su disolución en 1920, y que unos años antes, en la temporada 1916/1917 había llevado al equipo bético a una suspensión de actividades, que le hizo no participar en el Campeonato de Andalucía, llegando incluso al punto de que sus propios aficionados a través de la prensa, solicitaran a la Federación que mediara para conseguir la vuelta a la actividad del club.

Evidentemente, fue en esos años como en la mayor parte de su historia un club pobre, la inoperancia de sus dirigentes les llevó a ello. Un déficit en su clase dirigente, que según palabras de su actual presidente Ángel Haro, es un mal endémico. Algo habitual en su historia.

En la otra acera el Sevilla FC tuvo que lidiar, como la mayoría de clubs, con un fenómeno que empezaba a dar la cara sobre esta temporada en todo el fútbol español, como fue el “amateurismo marrón” o profesionalismo encubierto, que hizo que el gasto en los clubs se disparara. Para hacer frente a estos gastos se empezó a organizar una serie de partidos amistosos con equipos forasteros en las fechas que quedaban libres, y al mismo tiempo se puso de moda las giras o tournée por otras regiones del país y por el extranjero. Pero pese a todos estos esfuerzos la situación económica en los clubs españoles en general no era buena, y el Sevilla FC no fue una excepción. En el verano de 1925 se reunió de urgencia la nueva directiva sevillista, para recabar ayuda de la prensa y socios para intentar el resurgir de un club que la temporada anterior había sufrido una situación “dificilisima económicamente”. Fue la primera gran crisis económica del club.

El Sevilla FC no era un club rico, nunca lo fue. Lo que si le diferenció del otro equipo de la ciudad en esos años es que si gozó de la estabilidad institucional que al club bético le faltó, y además disfrutó de unos dirigentes que supieron administrar mejor su club. Y pese a ello también sufrió, como hemos visto, alguna que otra crisis económica.

Por otro lado, el club sevillista se estaba convirtiendo poco a poco en un equipo que despertaba por igual simpatías y antipatías, debido a que comenzó a manifestar una superioridad deportiva en nuestra región, que hizo que se convirtiera claramente en el equipo a batir. Y alguien totalmente ajeno al mundo del fútbol como Enrique Feria, plasmó esa superioridad con un símil que casi un siglo después hay quien llevado por un victimismo exacerbado lo ha querido utilizar para intentar dañar a su odiado rival.

Y siento decepcionar a los que se sientan cómodos pensando que su club tiene un carácter representativo de una determinada capa de la sociedad, pero no, no hubo guerra de clases en el fútbol sevillano, no hubo ricos contra pobres, ni señoritos contra descamisados, ni aristócratas contra plebeyos. Lo que hubo lisa y llanamente fue un club mejor gestionado que otro.