La liebre ha dejado un testamento: a su muerte, el más miedoso del bosque recibirá su inmensurable tesoro. El día del entierro, se reúnen todos los animales y comienzan una competición de lo más singular...
La liebre ha dejado un testamento para el más miedoso del bosque, lógicamente todos los animales defienden su derecho a la herencia y al tesoro de la liebre por ser los más miedosos. Empieza así una pequeña competición, ¿el ganador? No os lo puedo decir, pero os aseguro que es quien menos te los esperas.
Las ilustraciones, hechas por Christine Schwarz, son preciosas, algo oscuras pero no demasiado, y reflejan perfectamente la historia, la cual pretende hacernos reflexionar sobre la ambición, la avaricia y la soledad. Martin Baltscheit es el encargado de poner en palabras estos sentimientos.
He leído este libro con una niña de diez años, y nos hemos encontrado con varias palabras que ella no conocía y no entendía (y sí, tanto la historia como las ilustraciones le han encantado). Por lo que me pregunto cómo es posible que se recomiende el libro como lectura para un público incluso más joven con palabras que son desconocidas para una niña de diez años, a pesar de que sólo son unas pocas palabras en toda la historia.
Igualmente, aún con esas pocas palabras de las cuales tuvo que preguntar su significado, disfrutamos mucho de la lectura. Sobre todo del final, que hace que merezca la pena leer la historia ya que es un final muy inesperado que nos enseña una gran lección.
El oro de la liebre es una fábula protagonizada por animales del bosque que pretende hacernos reflexionar y que puede ayudarnos a tratar con los más pequeños temas conflictivos como pueden ser la ambición, la avaricia, el engaño o la soledad.