Llegas poco a poco, desnudando a los árboles lentamente mientras yo cada vez me visto más. Eres un festival de colores cambiantes que decora tanto la ciudad como el campo sin importarte el qué dirán.
Pero tú te yergues orgulloso y nos regalas días espléndidos por los que pasear disfrutando de tu obra. Por esos días despejados, donde dejas que vea el azul del cielo y que los rayos del sol calienten mi cara, por esos días, te quiero.