El protagonista es un solitario árbol con mucho carácter que vive en la calle de la Paz. Como toda buena introducción la primera página te ubica explicándote dónde vive y cómo se queja de todo lo que le rodea. Aquí veremos que es una calle actual, llena de coches, que el único árbol que existe es él y que hay contaminación.
Este punto de vista nos llevará a empatizar con el árbol y a darnos cuenta de que la ciudad se ha convertido en un lugar horrible para su comodidad. Le usan de basurero, de parque de juegos e incluso le cortan las ramas porque molesta.Esta crítica al maltrato de la naturaleza nos hará comprender el porqué de su enfado. "-¡Cuántos coches, cuánta polución,casi no me da el sol!"
Después de descubrir su lado más gruñón, la tristeza llegará al árbol en forma de otoño, dejándole desnudo y sin fuerzas para seguir quejándose. Este estado le llevará a plantearse su existencia y añorar su pasado en el bosque. Las ilustraciones nos le mostrarán abatido, cabizbajo.
"-No estés triste -le decía el gato-.
La primavera llegará rápido, ya lo verás."Pero los ánimos de los visitantes no le servirán de nada hasta que un grupo de niños, los que solían jugar alrededor de él, ideen un plan para devolverle el color, la alegría y lo que es más importante, hacerle sentir necesario y querido.
Un relato que concienciará sobre la importancia del cuidado del medio ambiente en el que su protagonista se ha humanizado de una forma asombrosa, poniéndole cara y emociones para llegar al lector. Escrito por Jordi Sierra i Fabra e ilustrado por Francesc Rovira i Jarque ambas partes de forma sencilla y perfecta para una buena lectura.
"Pero lo más importante, lo más, más importantefue que el árbol se dio cuenta de que le querían. Sobre todo los niños."