The hitman’s bodyguard (Patrick Hughes, 2017. EEUU / HOL / BUL & CHI): una estupenda comedia de acción que adopta el tono de las buddy movies de hace algunas décadas, con un Samuel L. Jackson en estado de gracia y un Ryan Reynolds que tampoco anda demasiado lejos, y que junto al ritmo que logra imprimir el director de Los mercenarios 3, consiguen un producto y un entretenimiento de primera calidad. Un guardaespaldas venido a menos (hace años un mal trabajo le arruinó) debe proteger al testigo de un terrible dictador del este europeo, que está siendo juzgado en La Haya. El testimonio del testigo, asesino profesional de profesión, será vital para condenar al dictador. Las persecuciones por Ámsterdam están realmente bien rodadas, aunque buena parte del éxito recae en la química entre Reynolds y Jackson (imprescindible, e impagable, resulta el escuchar al co-protagonista de Jungla de Cristal: La venganza en versión original). Divertidísima además de agradecidamente violenta.
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