El otro no existe
El otro no existe,
Soy yo. Y tú, y él. Y nosotros.
Pero nunca el otro.
Es así de simple.
El día que no me importe la injusticia,
El día que combatirla no quiera,
El día que no luche por cada vida
Ese día mejor que muera,
una fina capa de niebla empieza a recubrir tu mirada,
el ritmo del tu latido se va apagando,
un grito ensordecedor enmudece la sala,
es la madre, desconsoladamente llorando.
No me puedo acostumbrar a verte morir,
A ti, a nosotros, a niñas como tú
Que morir no deberían,
No les podemos apagar la luz
No me puedo acostumbrar a ver morir niños,
Niños que no deberían morir
No puedo aceptar la injustica,
No puedo aceptar que inocentes vidas
Se apaguen, o mejor dicho, sean apagadas
Por la temible pasividad humana.
Lloro, y quiero llorar,
Las lágrimas me dan fuerzas,
Me recuerdan el dolor
Al que nunca me debo acostumbrar
Cerca o lejos,
No debería existir
Blanco o negro,
es para enriquecer, nunca dividir
El otro no existe,
Soy yo. Y tú, y él. Y nosotros.
Pero nunca el otro.
Es así de simple.