El Oxígeno ¡vaya timo!: Descubriendo la Anaerobioterapia

El tratamiento presentado aquí por primera vez es, ante todo, una nueva forma de plantearse la vida. Se basa en realizar un profundo cambio en nuestra mentalidad, liberándonos así de los prejuicios socialmente establecidos. Abrazar esta nueva filosofía nos traerá salud, juventud, y por encima estaremos en Paz con nosotros mismos, nuestros semejantes y el Universo.

En realidad lo que aquí se defiende no es nada nuevo: durante millones de años se ha estado utilizando esta técnica en la naturaleza, con unos resultados asombrosos. El ser humano, al perder su conexión con la Naturaleza, ha ido olvidando estas enseñanzas, volviéndose más y más dependiente de las farmacéuticas, las cuales creedme, no quieren que esto se sepa.

El Oxígeno (O2) es un elemento químico que llega habitualmente a nosotros en su forma gaseosa, y es uno de los elementos más peligrosos y nocivos conocidos. Esto es ampliamente sabido en los círculos científicos, pero por algún motivo se ha ocultado a la mayor parte de la población. A continuación enumeraremos unas cuantos hechos científicos que manifiestan esta enorme peligrosidad:

 1) Es uno de los elementos más oxidantes conocidos (el segundo elemento más electronegativo, tras el flúor. Sí, el mismo flúor que meten en nuestros dentífricos, pero de eso hablaremos otro día). Esto implica que puede combinarse con una gran mayoría de elementos, con las nefastas consecuencias que esto implica.

2) Debido a esta elevada reactividad, una gran parte de elementos son capaces de arder en presencia de oxígeno.

3) El oxígeno reacciona dentro de nuestros cuerpos, formando sustancias aún más oxidantes como Peróxido y Superóxido, responsables de la aparición de Radicales Libres.

4) Un ser humano promedio, de unos 70 kilos, puede llegar a consumir 400 litros de Oxígeno al día. ¡Y eso durante toda su vida!

Existen estudios científicos que confirman estos datos, y que señalan al Oxígeno y sus subproductos como el principal agente oxidante de nuestros organismos, culpable a la larga de los procesos de envejecimiento, acumulación de errores en el ADN y en consecuencia de graves enfermedades como el Cáncer o la Muerte.

Desde hace millones de años, las bacterias anaeróbicas han logrado sobrevivir sin oxígeno, respirando sustancias mucho más naturales como Sulfato, Azufre o Dióxido de Carbono. Algunas especies de invertebrados como los gusanos tubícolas (Riftia pachyptila) subsisten a base de respirar sulfuro de hidrógeno. Estos increíbles animales ¡pueden llegar a vivir hasta 250 años sin consumir oxígeno!

Llegado este punto, el lector podrá preguntarse por qué, si el oxígeno es tan malo, no es del dominio público y las organizaciones de salud mundiales no toman cartas en el asunto para frenar su consumo. La respuesta es sencilla: no lo hacen por los enorme intereses económicos que hay detrás: las farmacéuticas han establecido un modelo de negocio basado en el consumo de oxígeno, y permitir que este modelo cambie podría significar su fin. Los médicos más conservadores no son sino los lacayos de estas multinacionales, más preocupados por ganar dinero que por la salud de sus pacientes. No obstante no debemos olvidar que cada día más y más médicos se están sumando al movimiento de recetar sustancias naturales como sulfatos en substitución del dañino oxígeno, lo que en algunos círculos comienza a conocerse como Anaerobioterapia.

Una de las consecuencias extremas de la adicción al Oxígeno

Si hemos logrado despertar el interés del lector, recomendamos que compre ya su ejemplar del best-seller “El Anaerobio Optimista: una guía para dejar el Oxígeno” (de gran éxito en países como Francia o Alemania), donde se plantean con sumo detalle estas y otras cuestiones sobre la rebautizada como Sociedad del Oxígeno. En el libro se incluyen testimonios de gente que ha notado cómo su vida ha mejorado sustancialmente al abrazar la Respiración Anaerobia, así como declaraciones de numerosos expertos y científicos que, oponiéndose a la ciencia más dogmática y tradicional, avalan este método.