El Paciente, de Juan Gómez-Jurado

Publicado el 20 agosto 2014 por Rustisymustis @rustismustis
El PacienteAutor: Juan Gómez-JuradoEditorial: Círculo de Lectores – Edición original de PlanetaISBN: 9788467259605Páginas: 471
SinopsisEl prestigioso neurocirujano David Evans se enfrenta a una terrible encrucijada: si su próximo paciente, el presidente de Estados Unidos, sale vivo de la mesa de operaciones, su pequeña hija Julia morirá a manos de un despiadado psicópata.

Reseña de Custis
Si algo nos caracteriza a los españoles es nuestro afán por americanizar ciertos elementos en el cine o en la literatura que funcionarían igual de bien, o incluso mejor, al más estilo patrio. Sin embargo, Juan Gómez-Jurado, con su novela El Paciente, se salva por los pelos de caer en las fauces de la exageración y la hipérbole estadounidense, con algunas excepciones que citaré posteriormente.

El Paciente se presenta como un libro-thriller, de esos que parece que te van a enganchar desde la primera palabra hasta el apartado de “agradecimientos”; y lo hace con creces, en un estilo pulcro y cuidado, que huye de las florituras y adornos innecesarios. Nuestro héroe, o como decimos en Asturias: El “mozín de la película”, es un neurocirujano de lo más prestigioso, el doctor Evans, que recibe el encargo más importante que todo médico ambicioso querría tener: Operar al presidente de los Estados Unidos. Sin embargo, esta tarea viene acompañada de una misión adicional y paralela. Y es que, unos secuestradores han raptado a su hija Julia, su rayito de luz y único amor que hace más llevadera la muerte de su esposa. A cambio de mantener a la pequeña con vida, el doctor Evans tendrá que ser el responsable de que el Paciente, con mayúsculas, no salga vivo del quirófano.

Juan Gómez-Jurado


Se trata de una novela que te atrapa y te roba las horas sin que seas consciente, introduciendo nuevas variables y personajes que harán que cada paso sea más interesante.Los personajes, eso sí, son muy predecibles. Los malos son un terror, asesinos sin piedad ni corazón que se ríen del Síndrome de Estocolmo. Los buenos, por contrapartida, son un poco tediosos, guapos e inteligentes a rabiar, de los que invitas a cenar a casa y antes de que llegue el postre estás deseando que se vayan arguyendo alguna nimia excusa.El final, a su vez, no es ninguna sorpresa. Un tanto decepcionante y poco arriesgado, en mi humilde opinión, al dejar ciertas puertas abiertas. Los desenlaces con interrogante no son objeto de mi devoción por lo que no pude evitar que me chirriasen los dientes con la última de las líneas de la novela.
Eso sí, haciendo mención al primer párrafo, quiero y creo que debo destacar el apartado de “agradecimientos”. Cuando uno lee que el autor dedica unas líneas a su personal Sr. White (El villano y archienemigo de Evans), se remueve de emoción en el sillón y siente el impulso de escribir, o tuitear, a Gómez-Jurado para indagar en su vida personal… ¿O es que todos tenemos a un Sr. White vigilando nuestros pasos?