Will (Nicolas Cage), es un profesor de instituto, casado y con una vida bastante feliz. Todo se ve truncado cuando su mujer es violada y apaleada. Estando Will en la sala de espera del hospital, recibe la visita de Simon (Guy Pearce), un enigmático personaje, que le propone un trato: el y su organización liquidan al violador, y a cambio, solo tendrá que devolverles el favor. Aunque duda, acepta, y cuando sus vidas parecen ir normalizándose Simon hace acto de presencia, y le pide que le devuelva el favor. Ante la negativa de Will, la organización de Simon, empieza a perseguir y acorralar a Will.
Las escenas de acción, no son nada del otro mundo, pero se agradece que por lo menos no se haya recurrido al falso efecto digital.
En definitiva, un thriller del montón o de manual, donde todo es previsible, pero que si empiezas a verla, no puedes dejarla hasta que la terminas, es decir, es entretenida, por lo que no me queda más remedio que recomendarla, a pesar de la multitud de fallo que contiene.