El padre durante el parto

Por Padresenpanales @Padresenpanales

Si anteriormente os he hablado del padre durante el embarazo, ahora me toca hablar del padre durante el parto, y los primeros días del bebé.

El consejo de mi primer post fue que cada pareja, situación y bebé son únicos, y deben seguir su propio camino, el que les lleve a un proceso feliz para los padres y saludable para el bebé.

Cuando llegamos al parto ya hemos recorrido ese camino, y si cada padre ha tenido un camino diferente, el parto lo es mucho más. Cuando empieza la aventura uno no puede imaginarse como va a acabar, y la verdad es que el tema del parto sí que es especialmente único, la madre habrá pasado mil y una historias, el niño o niña vendrá de una u otra manera, el parto será en un sitio u otro…
Creo que si cada embarazo es diferente, cada parto más.

En nuestro caso el embarazo fue bien, alguna cosilla del azúcar, cuidado con la toxoplasmosis, primero pesaba poco, luego pesaba bien, rompimos aguas un poco tarde y todo por seguridad social, incluido el parto.

El parto

Una vez ya en el hospital todo se agita, los meses de embarazo pasan al olvido, en nuestro caso fueron muy bien y muy tranquilos, por eso el impacto del parto fue mayor, cuando te ves en el hospital ves que la cosa va en serio, inimaginablemente más en serio de lo que se hubiera podido sentir durante el embarazo, donde las cosas han ido poco a poco día tras día, ahora estas en el hospital y sabes que es cuestión de horas.

Cuando el padre entra en el hospital comienzan los días de mayor esfuerzo y mayor atención a la madre.

La simple presencia del padre ya es importante, hace que el proceso siga siendo cosa de dos, se crea una coherencia y continuidad, que unido al vínculo afectivo mayoritariamente ayuda a la madre. Hay que esta ahí.

Igualmente si se dan momentos de dolor muy intenso deberemos estar ahí mientras se nos pida, en mi caso durante las contracciones de Lydia lo mejor que pude hacer es quedarme al margen tal como me pidió, con un dolor tan intenso no quieres ni que te pongan un dedo encima, y es comprensible, por lo que hay que hacer un esfuerzo e intentar pasar ese rato como se pueda, son procesos que pueden durar horas, incluso días, se puede pasar muy mal, pero hay que concentrarse en que es inevitable, y que pronto os habréis olvidado de ello.

También veréis que por cada noticia buena se olvida todo lo malo, tras un parto doloroso, si el bebé sale bien, se os olvidará de forma increíble.

En mi caso estuve todo el rato junto a ella, una vez pasadas las contracciones en la sala de dilatación también estuvimos juntos. Ya con la matrona empezaron a hacer las primeras pruebas de empujar para sacar a la niña, ya se comienza a ver algo de sangre y un previo de lo que va a ser la extracción.

Sobre el tema sangre, hay gente que lo pasa muy mal, personalmente no me gusta todo lo relacionado con operaciones, sangre y vísceras, pero tengo que reconocer que no me causó mucho impresión, era tanta la curiosidad y la emoción que incluso pude ver como se asomaba la cabeza e incluso tocarla, momento en el que decicieron llevar a Lydia a la sala de partos.

Tuve que esperar a las puertas mientras vieron que no iba a haber complicaciones (venía con una vuelta de cordón umbilical que fácilmente sacaron), así que en unos instantes me llamaron a voces y entré corriendo, justo en el momento en el que veía al mundo.

Todo vale la pena en ese momento, fue un pequeño instante en el que pude ver en su cara una mezcla de rasgos primarios tanto míos como de la madre, y justo en ese momento te alegras de verla bien, de verla viva, de ver que es real, de ver que la madre está bien, de ver que puedes materializar tu cariño hacia esa cosita que todavía no podías ver y de que quedan muchas aventuras por delante, y es el momento de llorar, de celebrar, de abrazar a la madre, y de dejarse llevar.

Miras y miras y vuelves a mirar, y vas sellando un pacto con ese bebé que realmente va a hacer que comience tu vida de padre.

Volviendo al tema sangre, todo bien, incluso pude ver a escasos dos palmos como extraían la placenta, como daban los puntos… no pasa nada.

Después de la llegada al mundo no hay que despistarse, parece una meta pero no, es una salida. Estaréis exhaustos, cansados y ahora encima tenéis un pequeño al que cuidar, pero sacaréis fuerzas para hacerlo.

Los primeros días

Los primeros días son cansados, pedid ayuda si la necesitáis, de 3 noches yo tuve que dormir una encasa, volví para pasar la última con energías renovadas, pues una vez en casa el trabajo continúa, aunque ya de forma más cómoda.

Igualmente es vuestro momento y vosotros decidís también cuando no necesitáis a nadie, controlad el tema visitas, sobretodo el padre tendrá más capacidad de llamar, de atender, de gestionar la gente y de controlar el tiempo de visitas.  Con educación y explicándolo bien no tenéis nada de lo que excusaros, si procede, procede, y si no se puede, no se puede, si alguien se pone pesado o no le parece bien, el problema está en su tejado, no en el vuestro, no convienen esfuerzos extra y menos por chantajes emocionales o para satisfacer rabietas de adulto.

Durante los primeros días con el bebé el padre puede ayudar mucho, todo en lo que no sea imprescindible la madre puede realizarlo el padre, aunque sí que es verdad que siempre se recomienda que el bebé pase todo el tiempo posible con la madre, muy a nuestro pesar, conociéndola y aumentando un vínculo esencial para el comienzo de la lactancia, en el que no podemos entrar, a menos que entremos en el mundo del biberón.

Incluso durante los dos primeros meses el padre está en un segundo plano para el bebé, a veces incluso tienes la sensación de que no te reconoce, empezando por que no tiene visión, por ejemplo, pero más tarde de los 3 a 4 meses empezará a sonreír al verte.

Puede sonar cruel, pero en principio una madre tendría que estar capacitada para poder sacar un bebé adelante por ella misma, o con ayuda externa, pero sin padre, porque muchas veces no lo hay. Igualmente gracias a los cambios relacionados con la lactancia materna se supone que las madres están más predispuestas a aguantar mejor la falta de sueño y todo lo relacionado con el esfuerzo de las primeras semanas.

Las primeras semanas son duras, el bebé no entiende el día y la noche, los espacios ni las rutinas, pasando mucho tiempo con él y dejando que vaya creciendo os llegaréis a entender mejor y percibirá cual es el biorritmo del hogar, antes o después lo hará.

El vínculo entre el bebé y la madre es muy fuerte, inigualable, y debe ser así porque es lo natural, por eso el padre principalmente tiene que protegerlo, asistirlo y cuidarlo todo lo que pueda, participando y ayudando, y poco a poco conforme el bebé se desarrolle irá conociéndonos y reconociendo nuestro papel.

En mi caso sigo recordando el parto como algo increíble, un momento único. Si algún primerizo lee esto, que no se preocupe, hay grandes profesionales ayudando a traer al mundo a vuestro hijo. Después, una vez en casa, los primeros días cuesta coger la rutina, pero a la vez es sencillo porque es cuando más duerme el bebé. Pasad todo el tiempo que podáis con la mami y el bebé, que pasa deprisa, y los pequeños cambian de un día para otro, de repente fijan la vista, agarran un objeto, o se ríen.