No sé qué puedo decir sobre la que muchos consideran como la mejor película de todos los tiempos que no se haya dicho ya. Esta noche he vuelto a verla y he gozado como la primera vez que la vi. Hay escenas inolvidables, como la de la cabeza del caballo en la cama, o como aquella en la que Michael (Al Pacino) miente a su mujer, haciéndola creer que es inocente del asesinato de Carlo, y ésta sale de la habitación, aliviada, y entonces, desde la puerta, ve como se acercan a Michael sus hombres, diciéndole "Don Corleone" y besándole las manos. Y uno de ellos cierra entonces la puerta, Hay como todo un mundo, el de los hombres, que se muestra ahí inaccesible a lo femenino. Es una escena que creo haber visto recreada en "Los Simpsons", y que siempre me asombra por su gran carga simbólica. Al Pacino es un gigante en ciernes en esta película, y Marlon Brando, su padre Don Vito, una estrella que pese a que estaba en pleno ciclo de apagamiento (como el propio personaje que interpreta) aún conservaba gran parte de su poder interpretativo. Cada vez que ambos comparten una escena podemos sentir la magia. James Caan, el actor que hace de Sonny, el hijo mayor de Don Vito, también destaca por la intensidad que imprimió a su personaje. La fotografía, de Gordon Willis, es formidable. Coppola, el director, dijo que la novela de Mario Puzo en que se basa la película, le había recordado una tragedia de Shakespeare, concretamente "El Rey Lear". Realmente ese Don Vito crepuscular recuerda poderosamente a Lear. Aunque la historia de "El Padrino", continuada luego en dos películas más, sea la historia de Michael, si la primera parte es la mejor película de las tres es gracias sobre todo al personaje del padre, Don Vito, el gigante que construyó de la nada "la familia" y que ve como su viejo mundo de lealtades y favores se desmorona ante nuevos capos que quieren involucrarle en negocios demasiado sucios como el del narcotráfico. Aunque uno no vea las partes segunda y tercera de la saga, ésta, la primera, sí es una película para ver con atención. Si se la ha calificado de obra maestra no es en vano. Muy recomendada.
No sé qué puedo decir sobre la que muchos consideran como la mejor película de todos los tiempos que no se haya dicho ya. Esta noche he vuelto a verla y he gozado como la primera vez que la vi. Hay escenas inolvidables, como la de la cabeza del caballo en la cama, o como aquella en la que Michael (Al Pacino) miente a su mujer, haciéndola creer que es inocente del asesinato de Carlo, y ésta sale de la habitación, aliviada, y entonces, desde la puerta, ve como se acercan a Michael sus hombres, diciéndole "Don Corleone" y besándole las manos. Y uno de ellos cierra entonces la puerta, Hay como todo un mundo, el de los hombres, que se muestra ahí inaccesible a lo femenino. Es una escena que creo haber visto recreada en "Los Simpsons", y que siempre me asombra por su gran carga simbólica. Al Pacino es un gigante en ciernes en esta película, y Marlon Brando, su padre Don Vito, una estrella que pese a que estaba en pleno ciclo de apagamiento (como el propio personaje que interpreta) aún conservaba gran parte de su poder interpretativo. Cada vez que ambos comparten una escena podemos sentir la magia. James Caan, el actor que hace de Sonny, el hijo mayor de Don Vito, también destaca por la intensidad que imprimió a su personaje. La fotografía, de Gordon Willis, es formidable. Coppola, el director, dijo que la novela de Mario Puzo en que se basa la película, le había recordado una tragedia de Shakespeare, concretamente "El Rey Lear". Realmente ese Don Vito crepuscular recuerda poderosamente a Lear. Aunque la historia de "El Padrino", continuada luego en dos películas más, sea la historia de Michael, si la primera parte es la mejor película de las tres es gracias sobre todo al personaje del padre, Don Vito, el gigante que construyó de la nada "la familia" y que ve como su viejo mundo de lealtades y favores se desmorona ante nuevos capos que quieren involucrarle en negocios demasiado sucios como el del narcotráfico. Aunque uno no vea las partes segunda y tercera de la saga, ésta, la primera, sí es una película para ver con atención. Si se la ha calificado de obra maestra no es en vano. Muy recomendada.