Unos cuantos músicos organizados a través de los amigos de Berlunes nos juntamos frente a la embajada a tocar el tema principal de la película El Padrino.
Aquí está la crónica extraída de Berlunes y el vídeo de la protesta realizado por Albert N. Romero.
"Y se hizo realidad, los músicos y músicas fueron llegando, la mañana era muy fría, nieve silenciosa, dedos agarrotados, instrumentos al límite de la afinación, corazones calientes, jocosa vestimenta negra, gafas de sol, sombreros de ala corta, semblante sombrío, mofa inteligente. Orquesta sinfónica con 17 músicos: Violín primera (concertino), violín segunda, flauta principal, flauta segunda, violonchelo principal, trombón principal, clarinete principal, saxo tenor principal, melódica principal, cuarteto de guitarras, contrabajo principal corleone, dos tenores y el director. 60 personas en el público, medios acreditados, dos policías y un cadete en prácticas, muy cordiales.Los músicos ocupan el escenario, tocan notas de calentamiento, arpegios, escalas, el frío es intenso, mantener los intervalos entre las notas es difícil, los dedos se entumecen, los labios pierden sensibilidad, el aire enfría los pulmones de los vientos. La concertino (violín principal) rasga un La 440 hz. de referencia, todos afinan nuevamente, hay nervios, hay expectación, el público murmulla. El director hace acto de presencia junto a los tenores, aplausos de bienvenida, estrecha la mano al concertino, hace una reverencia al público y media vuelta a los músicos, silencio total, nuevamente sólo la nieve. De fondo las banderas oficiales europea y española ondean, se preguntan si la música que les van a dedicar describe la actualidad. Sí lo hace. A golpe suave de batuta anacrúsica irrumpe Nino Rota a mano del flautista principal, es la presentación, El Padrino entra, el modo no puede ser más menor, melancólico, sobrio, se abre paso como una daga puntiaguda en busca el corazón del sistema, lo encuentra en tan sólo 8 compases. No lo quiere matar de golpe, se relaja con un Diminuendo y cambia a modo mayor Con Moto para dejarle respirar, pero está solo jugando, los violines toman el relevo, se apoyan en la orquesta, guitarras, chello, vientos, van a atacar al sistema tocando el tema principal nuevamente. El sistema lo ha entendido y está claudicando, hinca la rodilla, el tenor principal le va a dar el tiro de gracia, el tenor segundo y el contrabajo le sujetan para que no falle, es casi ceremonial, necesitan cambiar el tono, necesitan más bemoles, casi todos, es Mib menor. Tras la ejecución los tenores arrastran a la orquesta a un Tutti, todos tocan, el director invita al público, todos cantan, quieren despedirse, derrotar al sistema, es un Forte. Ahora es Mezzopiano, el sistema yace agónico, la flauta se despide, saca su daga en Ritardando, dando paso a unLargo (lento) para que le acaricie el violín principal, es el final, es Pianissimo, es tristísimo, las banderas han dejado de ondear, de nuevo solo queda la silenciosa nieve, la cadencia final se aguanta pesada en la batuta. El sistema exhala y expira. El público rompe en aplausos, el director se reverencia ante el público, estrecha la mano de su concertino, muestra orgulloso a sus músicos, sale con los tenores del escenario, siguen los aplausos, vuelve el director, vuelven los tenores, hay un bis, es El Padrino nuevamente, misma función, hay otro bis, vuelve a ser El Padrino, no hay más. Finalmente la organización trae un ramo al director, ¡es un sobre! El director agradecido y orgulloso lo mostrará al público, lo brindará a sus músicos y lo tirará hacia la embajada de España. El sobre no necesita llegar, la música ya ha traspasado los gruesos muros de la embajada como si fueran de papel, el mensaje ha llegado aunque no lo hayan escuchado. La organización de Berlunes reparte cervezas entre los asistentes, público incluido, ha sido un éxito, tal vez volveremos nuevamente en verano con una orquesta sinfónica completa."