No había leído nada de Isaac Rosa más allá de que suelo leer sus artículos en el eldiario.es porque me gusta como escribe y su espíritu crítico. Me parecía fatal que no tuviera idea del libro ni de que iba a ir la película, así que me lancé a su lectura.
Título: El País del Miedo.Autor: Isaac Rosa.Editorial: Seix Barral, 2008Página: 320.
Resumen oficial.
¿Qué te asusta? ¿De qué tienes miedo?
El país del miedo es un lugar imaginario donde se haría realidad todo lo que tememos. Carlos sabe bien cómo sería el suyo; vive asustado. Sus temores son muy comunes: recibir una paliza, ser asaltado, que entren en su casa mientras duerme, que rapten a su hijo; pero también teme la agresividad de sus vecinos, a los adolescentes violentos, a los pobres, a los extraños.
El país del miedo indaga en el origen de ese miedo ambiental. Esta novela inquietante e intensa descubre cómo se construyen y propagan los temores, y el peso que los relatos de ficción tienen en la extensión de un miedo que acaba siendo una forma de dominación, que nos lleva a aceptar formas abusivas de protección y a respuestas defensivas que nos hacen sentir más vulnerables.
A raíz de la desaparición de dinero y objetos personales en su casa, Sara y Carlos descubren que su hijo Pablo está siendo víctima de acoso escolar. El cambio de instituto del responsable de estos abusos no soluciona el problema: ni el niño ni tampoco su padre son capaces de afrontar el miedo y acaban ocultando la gravedad de la situación a Sara. De este modo, la mentira va creciendo y con ella el poder del adolescente violento. La solución llega de la mano del cuñado de Carlos, un policía que sustituirá la antigua extorsión por otra nueva, ejecutada por él mismo.
Impresión personal.
Enfrentarme a esta reseña es casi constatar mis propias contradicciones personales. Podría hacer perfectamente dos reseñas, una hiperpositiva porque realmente creo que es una obra excelente que en forma de novela nos pone delante de una cuestión tan cotidiana que obviamos como el miedo que sentimos (consciente e inconsciente) y otra, no tanto, porque no es el libro que yo esperaba y con cuyos personajes no me identifico porque en ese afán de demostración real de lo que vivimos a diario, son personajes exagerados que a mi, al menos, me parecen excepcionales. Por este segundo motivo, me ha costado un poco terminar la novela. Me cabreaba (si me cabreaba) encontrarme de nuevo con Carlos y sus miedos y más de una vez he dejado el libro enfadada con su actitud y lo imposible que me resultaba la situación. En este sentido, creo que juega en contra de Carlos, el protagonista, el hecho de que es imposible que yo me identifique con él jamás porque no soy nada miedosa; al revés, muy atrevida y jamás se me pasa por la cabeza que pueda pasarme algo cuando me aventuro en "zonas" de las que nombra el libro susceptibles de hacernos sentir miedo.
El libro se estructura en dos partes que se van intercalando capítulo a capítulo. Por un lado, tenemos la historia que le va pasando a Carlos, Sara y Pablo, su hijo de 12 años. Una familia de clase media con una vida normalísima, que vive en un barrio "normal", en un piso "normal" frente a un parque que frecuentan adolescentes a determinadas horas, horarios y vidas laborales rutinarias, compras en el centro comercial, cine, visitas familiares, etc. No obstante, cuando Carlos y Sara se percatan de que su hijo está siendo maltratado por un adolescente en el Instituto, obvian la denuncia a la Policía y comienza un "calvario" con el acosador en el que se dan tres actitudes diferentes: Sara, aparentemente engañada por su marido y su hijo, se vuelve "ciega y sorda" y no se percata de que la situación, no sólo no ha mejorado sino que ha ido a peor. Es la típica a la que aplicar el refrán de "ojos que no ven, corazón que no siente" porque resulta increíble que desde que ocurre el
Isaac Rosa lo radiografía, mejor aún, le hace un "tac" y va identificando en cada capítulo los tipos de miedo que tenemos, los lugares que nos dan miedo, las personas que nos provocan miedo, las situaciones, los cuentos que nos contaron para que tuviéramos miedo (el hombre del saco, la bruja, el coco, ...) y todo ilustrado con ejemplos en los que te ves retratado de alguna forma, aunque sólo sea de pensamiento.
Es una novela muy bien escrita y construida, pero más que una novela yo diría que es una mezcla entre ensayo y testimonio global. No es una novela al uso, de las que leemos habitualmente para entretener. Es una novela para pensar, incluso para rectificar algunas aptitudes y predisposiciones que solemos tener. Un novela que nos enfrenta a nuestra realidad diaria, a esa realidad de la que pretendemos huir obviandola.