El Palacio de la Bolsa.

Publicado el 20 noviembre 2014 por Javier Hervas Gaona @MarcoPoloenZap
Está situado en uno de los rincones mas bellos de la ciudad, en el eje central del ´Salón del Prado´, a dia de hoy el Palacio de la Bolsa es uno de los edificios más emblemáticos por su arquitectura Neoclásica que tanto se desarrolló a finales del siglo XIX, en la linea de los edificios y palacios construidos de la época como el Banco de España, la Biblioteca Nacional o la Real Academia de la Lengua.
La Bolsa de Comercio de Madrid fué creada por el rey Fernando VII en 1831, institucionalizando una sede ante la necesidad del aumento progresivo de operaciones de compra y venta entre comerciantes y agentes mediadores.  

El Palacio de la Bolsa. 


Desde su creación en 1831 hasta llegar al actual Palacio de la Bolsa que inaguró la Reina Regente Maria Cristina en 1893, la institución tuvo un amplio recorrido por diversos rincones de la ciudad, sus primeras sesiones se celebraron en el Café del Espejo de la Plazuela del Angel, pasando por la Casa de Compañía de Filipinas en la calle Carretas y por conventos y monasterios como los de San Martin o Vallecas. Fué en 1873 cuando se trasladó a un edificio de espacio reducido de la Plaza de la Aduana Vieja esquina con la Calle de la Leña (Plaza Jacinto Benavente y Calle de la Bolsa) y que pronto quedaría en desuso ante el aumento del movimiento financiero de la época.

Fotografía cortesía memoriademadrid.es

El edificio actual del Palacio de la Bolsa se empieza a construir sobre un terrero irregular, en la Plaza de la Lealtad nº1 en 1878, sobre el solar del antiguo Teatro El Dorado, su autor el arquitecto Enrique María de Repullés y Vargas, tras un concurso de adjudicación inicia las obras con algunas modificaciones sobre el proyecto original.
Con un frente curvilíneo y en alineación con la plaza, accediendo por su hermosa escalinata, se levanta una majestuosa fachada, con un frontón apoyado en sus seis columnas corintias, rematado con un preciso reloj y cuatro medallones en su bajorrelieve que representan a la industria, el comercio, la agricultura y la navegación.
Su interior destaca por los materiales de la época como el hierro y el vidrio, Repullés quiso dotarle de la entrada de luz natural,  y siendo hijo de un agente de cambio y bolsa y conocedor del estrés existente, creó bajo el lema ´sin Paz no es posible el comercio´ una nave principal con forma basilical bajo una bóveda de hierro y cristal para el parquet bursatil de la sala de contrataciones, de doble arquería y decorado con materiales de gran riqueza, columnas de mármol y escudos que el pintor Luis Taverner plasmó de las provincias más prosperas, incluyendo los de Cuba y Filipinas, por aquel entonces colonias españolas y representando sus principales productos y actividades económicas.
En el parquet del centro de ésta basílica financiera encontramos un reloj de tres esferas, replica del existente en la bolsa de Amsterdam, el cual marcaba cada 10 minutos la duración de los corros de negociación de los diversos sectores, a gritos de ´tomo´, ´doy´ y ´vale´ hasta el toque de campana, en una cuarta esfera en la parte posterior se encuentra un barómetro bursatil donde mostrar la presión entre la oferta y la demanda.
Otro de los lugares destacados de éste neoclásico palacio, es el Salón de los Pasos Perdidos de su primera planta donde se buscaban los grandes acuerdos y negocios, donde se mantienen en uno de sus cristales, las marcas de disparos durante la guerra civil. En ésta sala inexistente de mobiliario encontramos un Caduceo procedente de la mitología griega, un símbolo de prudencia, formado por dos serpientes que se miran fijamente, como la oferta y la demanda, y una vara que las separa a modo de arbitro, función que desarrolla la bolsa, para plasmar un principio de acuerdo.
La decoración y ornamentación del palacio corrió a cargo de dos artistas madrileños, el escultor Francisco Molinelli y el pintor Luis Taverner, es en el Salón de Cotizar, mantiendo la decoración original, donde se puede admirar un fresco que ocupa el techo de la sala de éste último, embelleciendo un salón en tonos rojizos con pequeños caduceos, de unos envejecidos pupitres y luciendo los retratos de todos los presidentes de la bolsa española.
En los pasillos rodeando la planta principal podemos encontrar objetos musealizados, como máquinas de escribir, calculadoras, libros contables, acciones... objetos del siglo pasado.

A dia de hoy, todas las operaciones bursátiles y financieras se han informatizado y desde 2006 operan desde un edificio en Las Rozas, todo se ha simplificado, ya no hay corrillos donde pujar en el parquet del centenario Palacio de la Bolsa, quedando de ésta forma un rincón para el recuerdo y la nostalgia.
Todos los jueves previa inscripción recorren el palacio con una visita guiada.
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Fué durante el reinado de Carlos III, considerado ´mejor alcalde´de Madrid´, cuando se acometió una gran reforma para la zona del Prado Alto de San Jeronimo en el siglo XVIII, creando un boulevar urbano ajardinado con monumentales fuentes; por aquel entonces era un rincón de ocio y entretenimiento, donde se levantara una pequeña torre, denominada Torrecilla de la Música, y de una coqueta fuente conocida como Fuente del Caño Dorado, donde el paseante disfrutaba de su música y se abastecía de agua fresquita.
Tras la guerra de la independencia, la plaza donde hoy se levanta el palacio de la bolsa, se la conoció como el campo de la lealtad, en homenaje a los sublevados y caídos contra los franceses, donde hoy podemos encontrar un obelisco, Monumento a los Caidos por España, en el centro de la misma con una llama permanente.
La ubicación definitiva no fué casual, zona palaciega de la nobleza y aristocracia e influyente por excelencia de la villa de finales del siglo XIX, el de Villahermosa (Museo Thyssen) y el los Duque de Medinaceli (Hotel Palace), y muy próximo al Museo del Prado, los Jerónimos y al Banco de España.

Palacio de la Bolsa.
Plaza de la Lealtad 1
<Metro Banco de España>