Ya te he contado en otras entradas del blog cosillas sobre el lenguaje de mi niño y éste que estás leyendo trata sobre lo mismo. O, visto desde otra perspectiva, podría decirse que es la evolución de mi niño desde poco antes de cumplir un año hasta ahora, con dos años recién cumplidos. Ya te hablé sobre cómo el polluelo se soltó a hablar sin costarle nada y sobre cómo le estimulamos el lenguaje para que fuera ampliando su vocabulario.
¿Cuál es la novedad?
Pues, nada más y nada menos, que, si tienes que negociar algo con él, acabarás comprando lo que te ofrezca. Estoy segurísimo. Tiene un palique que ni los mejores negociadores. Ya le dije esto a un compañero en mi trabajo que siempre está vendiendo y comprando: “aprovecha tus buenos años, que las nuevas generaciones vienen pisando fuerte”.
Desde hace un mes, no he parado de escucharle frases que no dejan de sorprenderme. Es normal que diga frases del tipo “el coche es azul”, “el juguete está roto” o “se acabó la comida”, pero hay otras frases en las que parece que está filosofando y todo. Es un artista el niño, ¡vaya charlatán!
Venga, sorpréndeme. ¿Qué frases son?
La primera es sencilla y demuestra cierta madurez. Como tiene todos los juguetes esparcidos por el suelo (estoy siempre diciéndole que los recoja, cosa que no hace, pero por lo menos me ayuda cuando me ve hacerlo a mí), pisó una pieza de éstas de construcciones, así que se resbaló y se quedó abierto de piernas. La verdad es que yo me asusté, así que le pregunté que si estaba bien, a lo que me respondió: “no pasa nada, no hay pupa”, levantando las manos con las palmas hacia arriba.
Otro día, su madre estaba buscando unas sandalias que hacía tiempo que no usaba y dijo: dónde estarán las sandalias… A lo que él le replicó: a ver, a ver, dónde estarán, estarán por aquí… Siguiendo con el mismo tema, otro día, vino a decirme: papá, a poner los zapatos negros, los zapatos azules no gustan, ¿puedes quitarlos? Y venga, un poco más de lo mismo. Cuando su madre encontró las sandalias y se las puso, no le quedaban bien del todo, diciendo: vaya, se te han quedado pequeñas, a lo que él buscó una solución bien rápido:mamá, estos zapatos pequeños. Busca zapatos más grandes.
En esta santa casa, fruto del caos que trae consigo la llegada de un bebé, aunque ya vaya siendo más niño que bebé, hay que poner ciertas cosas en alto o guardarlas de forma segura, como cuchillos y mecheros. Si algún día cambias algo de lugar, ya lo has perdido por un tiempo, dalo por hecho porque después no recordarás dónde lo has dejado.. Bueno, pues buscando unas pilas, me soltó: me pregunto dónde estarán las pilas… Me sonó a que lo dijo hasta con sorna.
Por último, otra frase que no me dejó indiferente y dijo con total soltura, producto de la mamitis que estamos sufriendo (su madre por tener que atenderlo todo el día, él porque no puede pasar todo el día con ella y yo porque no se acuerda de mí ni para que le dé de comer) fue la siguiente: papá, ¿tú has visto a mamá?
Y yo, ante esto, me pregunto: ¿este niño de dónde saca las frases?. No me digáis que hay muchos niños tan filosóficos por ahí 😂. También puede ser porque yo sólo tenga ojos para él y todo esto no sea para tanto. Tienes que entender que, a mí, todo esto me coge de nuevo y cualquier cosa puede ser un mundo. Lo que sí reconozco es que la petalada que le he echado al niño a lo largo del post no se ha visto nunca antes 😅😅😅.
¿Con qué frases te sorprendió tu pequeño? ¿A qué edad empezó a soltar estas perlas?