Organizar una danza al triunfo del Diablo con música, bailarines y decorados con simbología esclavista y satánica para inaugurar un túnel parece entre absurdo e increíble, pero es real: el pasado 1º de junio de 2016, ante la presencia de los jefes de gobierno de Francia, Alemania, Italia, Suiza y más dignatarios europeos, un grupo de bailarines representaron un ballet que describe la humanidad en estado de esclavitud, empezando con unos trabajadores zombis que obedecen como máquinas, tres de ellos acaban ahorcados, y poco a poco se convierten en unos seres que se agitan como enajenados en promiscuidad erótica, se zarandean, desvalidos, pálidos, drogados, enmarañados en una tela que los aprisiona.
Todos se prosternan sumisos y aterrorizados, antes el triunfante y cornudo Baphomet que se une a la Madre ante la presencia del ángel caído.
Después del grotesco espectáculo, insultante, asqueroso y de una fealdad difícil de igualar, todos aplaudieron encantados de haberse conocido.
Y cómo no podía faltar, el Papa Francisco y sus homólogos protestante, judío y musulmán, también asistieron al infecto esperpento para bendecir el túnel. Sí. Ni con Franco se bendecían los túneles.
Esto demuestra no sólo que las élites son satanistas, sino que los jefes de gobierno y demás "personalidades" carecen de gusto, han perdido todo criterio, todo sentido del decoro y son tan zombis y grotescos como los representados en la obra. Y tragan cualquier cosa que les pongan por delante, con tal de seguir en la poltrona, cobrando, prevaricando y trapicheando.
Una evidencia más para no votar.
Mientras El País no dice nada al respecto, Adrián Salbuchi y Enrique Romero nos lo resumen con brevedad y acierto. Todo elprograma es interesante, pero este tema se trata en el min. 39.