El Papa Francisco recibe a los tres líderes religiosos centroafricanos

Por En Clave De África

(JCR)
El Papa Francisco recibió esta mañana (miércoles 26 de marzo) a los tres principales líderes religiosos –católico, protestante y musulmán- de la República Centroafricana. El arzobispo de Bangui, Dieudonné Nzapalainga, el reverendo Nicolas Guerekoyame y el imam Oumar Kobine Layama fueron exhortados por el Papa a “permanecer unidos, cerca del pueblo, continuando su obra contra toda división”. Francisco también les aseguró que abordará el tema del conflicto en Centroáfrica cuando encuentre este próximo jueves al presidente norteamericano Barack Obama.

Los tres líderes religiosos llegaron a Roma, invitados por la Comunidad de Sant’Egidio, tras varios días de intensas discusiones con altos oficiales de la ONU en Nueva York, donde insistieron que la solución de su país pasa por el despliegue rápido de una fuerza de intervención bajo el mando de Naciones Unidas. Aunque en varias ocasiones el Consejo de Seguridad ha mencionado esta posibilidad, hasta la fecha no han tomado aún esta decisión, debido –entre otros factores- a las reticencias de varios países de peso, entre ellos Estados Unidos. Francia mantiene, desde diciembre de 2013, una fuerza de 2.000 soldados, que junto con los algo más de 6.000 soldados de varios países de la Unión Africana, intentan controlar la situación de violencia extrema que vive el país. Pero el número de efectivos es insuficiente para una nación algo más grande que Francia, dominada por milicias que imponen el terror a una población traumatizada. Alrededor de un millón de centroafricanos –de un total de cuatro millones y medio de habitantes- han huido de sus hogares: unos 700.000 son desplazados internos y al menos 300.000 son refugiados en países vecinos.

Los tres líderes religiosos comenzaron su labor conjunta en favor de la paz en diciembre de 2912, cuando los rebeldes de la Seleka –de mayoría musulmana- comenzaron su ofensiva desde el Noreste del país. En numerosas ocasiones viajaron a las zonas bajo el control de los insurgentes para intentar mediar entre ellos y el gobierno presidido entonces por el presidente François Bozizé y encontrar una solución pacífica. Tras la toma del poder violenta por parte de la Seleka, que hace ahora un año (el 24 de marzo de 2013) entraron en Bangui, denunciaron en numerosas ocasiones los abusos de los nuevos amos de Centroáfrica, que cometieron sumieron al país en el caos más absoluto. Cuando el conflicto empezó a tomar un carácter de luchas entre musulmanes y no-musulmanes, los tres acudieron a varias ciudades que eran focos de enfrentamientos inter comunitarios, como Bossangoa, Bouar, Bangassou y otras localidades. En algunos casos su mediación consiguió serenar bastante los ánimos y evitar que las cosas degeneraran aún más.

El trabajo por la paz de los tres religiosos les ha llevado en muchos casos a arriesgar seriamente sus vidas. En agosto del año pasado, el reverendo Guerekoyame fue detenido por la Seleka, a quien molestaba sus denuncias de abusos de derechos humanos. Fue puesto en libertad después de que el arzobispo Nzapalainga acudiera al calabozo donde se encontraba, y dejara muy claro que estaba dispuesto a permanecer con él hasta que le dejaran libre. En diciembre, cuando las millicias anti-balaka atacaron Bangui y los combates causaron más de mil muertos los días 5 y 6 de ese mes, el imam Kobine Layama se refugió en casa del arzobispo, donde todavía sigue. Tras la dimisión forzada del líder de la Seleka y presidente del país, Michel Djotodia, el 10 de enero de este año, la Seleka se retiró de Bangui, y los anti-balaka lanzaron una cruel ofensiva contra la población musulmana, provocando el éxodo de la mayoría de ella fuera del país. Mientras estas milicias siguen provocando ataques violentos en la capital y en numerosas zonas del Oeste del país, en el Noreste la Seleka lleva a cabo una depuración de miles de no musulmanes, en preparación para sus planes de intentar dividir el país en dos. Ante una situación tan grave, las fuerzas internacionales presentes actualmente en el país, faltos de medios adecuados, no consiguen dominar la situación.

Falto de un Estado que funcione, y sin apenas líderes visibles, los tres religiosos han sido desde hace más de un año la voz más valiente y escuchada dentro y fuera del país. Llama la atención, por ejemplo, que durante la visita del presidente François Hollande a Bangui en febrero, la recepción se hiciera en la residencia del arzobispo, donde los tres líderes religiosos hicieron un llamamiento a la paz y al apoyo de la comunidad internacional. En la actual situación, con un riesgo de fractura por motivos de confesión religiosa, su liderazgo moral se hace más necesario que nunca.