Las palabras de Benedicto XVI, pronunciadas desde el lugar mismo en el que Sir Thomas More fue condenado a muerte en 1535, venían a recordar que el drama de quien fuera Gran Canciller de Inglaterra no era, en modo alguno, algo del pasado: "Con todo, las cuestiones fundamentales en juego en la causa de Tomás Moro continúan presentándose hoy en términos que varían según las nuevas condiciones sociales. Cada generación, al tratar de progresar en el bien común, debe replantearse: ¿Qué exigencias pueden imponer los gobiernos a los ciudadanos de manera razonable? Y ¿qué alcance pueden tener? ¿En nombre de qué autoridad pueden resolverse los dilemas morales? Estas cuestiones nos conducen directamente a la fundamentación ética de la vida civil. Si los principios éticos que sostienen el proceso democrático no se rigen por nada más sólido que el mero consenso social, entonces este proceso se presenta evidentemente frágil. Aquí reside el verdadero desafío para la democracia".
Este mural es uno de los ocho que adornan la entrada del Parlamento británico. Es obra de Vivian Forbes y lleva por título "Thomas More Defendiendo la Libertad de la Cámara de los Comunes". En 1523, como portavoz de la citada Cámara, More se enfrentó al todopoderoso Cardenal Wolsey. Enrique VII quería fondos para sus guerras y Wolsey, entonces Canciller, los demandaba imperiosamente. More no estaba dispuesto a concederlos, sin que mediara un debate previo de los Comunes.