El paraíso perdido

Publicado el 27 octubre 2016 por Alvaropons

Lo del Premio Nacional este año estaba complicado. Muy complicado. Las dos casas, la de Torres y la de Roca, optaban con fuerza al premio, cada una desde perspectivas muy diferentes y, cada una, con prejuicios absurdos (una, que “no es un cómic exactamente”, como muchas veces me han dicho; la otra, por esa norma no escrita de que un ganador de premio nacional no puede repetir). Pero junto a ella se alzaba con toda su espectacularidad la adaptación de El paraíso perdido de Milton que firmó, con rúbrica ornamentada y contundente, Pablo Auladell. Una trinidad de calidad extraordinaria a la que, en cualquier caso, se podían haber añadido sin desmerecimiento alguno obras como Atrapado en Belchite, de Sento o Los vagabundos de la chatarra de Carrión y Forniés.
Al final, la responsabilidad ha estado en el tejado del jurado, en una decisión que seguro ha sido difícil, pero que tenía la suerte de saber de su acierto asegurado, habida cuenta de la calidad de las obras de este año. Y el jurado ha decidido que la galardonada sea El paraíso perdido de Auladell, por lo que recupero la reseña que hice para Cartelera Turia hace ahora casi dos años…

De paraísos perdidos

El trasvase de obra literaria al cómic es una práctica normal y bien conocida. Todos los que ya apuntamos algo más que canas disfrutamos en su día con la famosa colección de clásicos literarios de Bruguera, aquellos libros que presentaban una versión sui géneris de obras fundamentales de la literatura,  intercalando cada tres páginas de texto, una de historieta que adaptaba con viñetas la misma obra. Una práctica habitual que se ha extendido a todo tipo de obras, desde el Génesis que firmó Robert Crumb a la Ciudad de Cristal de Auster firmada por Paul Karasik y David Mazzucchelli, en un juego sin límites aparentes, pero que ha respetado muchas creaciones que generaban no pocas dudas sobre su posibilidad de traslado. Una de ellas, sin duda, es el monumental poema épico de Milton, El paraíso perdido. Un clásico de la literatura en lengua inglesa que impone no pocas dificultades incluso al lector más aguerrido: los más de 10.000 versos que narran la caída de Lucifer y la expulsión del Paraíso de Adán y Eva, el alambicado lenguaje poético y la propia aproximación temática plena de escondidos referentes pueden ahuyentar a cualquiera. Pero la posibilidad de trasladarlo al lenguaje del cómic tiene que luchar además con la conocida iconografía creada para esta obra por ilustradores de la talla de William Blake o Gustave Doré, ya implantada en el imaginario colectivo. Un reto colosal, casi suicida, que aceptó el alicantino Pablo Auladell y que ahora publica en su totalidad la editorial Sexto Piso, tras largos años de trabajo (la parte inicial fue editada por Huacánamo en 2012). Y el resultado es fácil de describir en una palabra: magistral. Auladell ha optado por una adaptación casi directa de los versos de Milton, trabajando su grafismo para trasladar al lector la esencia de los poemas: por un lado, la fuerza del verbo del poeta, esa majestuosidad de la palabra que impregna cada línea de la obra; por otro, hacer llegar al lector la calculada ambigüedad con la que Milton presenta a sus personajes, atrapados entre la desesperación de la pérdida del favor divino y la libertad conquistada, generando un profundo y doloroso debate interno que Auladell traslada perfectamente en su trazo. Los ambientes opresivos y oscuros del infierno se transforman en luminosos en el paraíso, pero dejando una componente cenicienta, una suciedad escondida que sugiere perfectamente la confusión que impregna la lucha entre el bien y el mal. Auladell firma, sin duda, una de las obras maestras de la década, ensalzada por la exquisita edición de Sexto Piso.