El Parma padece días de desaparición. Está roto. La frase de Hernán Crespo es un dolor que parece mentira: "Hoy jugamos gracias a los jardineros ... No tenemos ni agua caliente". No lo dice cualquiera. El está adentro ahora: es el entrenador de la Primavera (el nombre que el Calcio le ofrece a la Reserva). El estuvo en los días felices: entre 1996 y 2000 marcó 80 goles en 150 partidos y ganó dos títulos. El también participó de días de reconstrucción: volvió cuando el equipo necesitaba un emblema para evitar descensos. Allí, en ese Parma de tantos amores compartidos, se retiró. Su frase es una daga para un club que creció a ritmo de vértigo, que se hizo inmenso con impronta argentina (por allí pasaron también Juan Sebastián Verón, Matías Almeyda, Roberto Sensini) y que obtuvo ocho títulos (cuatro a nivel local y cuatro europeos) entre 1992 y 2002. En ese mismo recorrido fue subcampeón en siete ocasiones. En definitiva, un protagonista capaz de animarse a todo...
Este presente resulta una mancha para un club que -entre otras cosas- le ofreció espacio a un entrenador que cambió el modo de entender el fútbol italiano, Arrigo Sacchi. Sucede ahora: los problemas internos y económicos provocaron que la Federación italiana dispusiera la suspensión del encuentro ante Udinese, previsto para hoy.
El presidente de la Federación, Carlo Tavecchio, comentó al respecto: "Es un problema de tribunales, no de deporte. Habrá progresos si conseguimos comprender cómo revisar las cuestiones económicas y de presupuesto. No aceptaremos la inscripción a los campeonatos de sujetos que no tienen capacidad ni liquidez para hacerlo". No parece sencilla la resolución, cuentan desde los medios italianos.
El Parma vive una situación económica y financiera dramática. Ni siquiera puede hacerse cargo de la seguridad en nombre de la organización de un encuentro como local. Hay más: como el club lleva meses y meses sin pagar la luz, corre el riesgo de que se la corten.
En el último mayo ya había sucedido un anticipo: la Alta Corte de Justicia Deportiva italiana le había negado al club el derecho a participar en competiciones de Europa (la llamada Licencia UEFA) por sus repetidas deudas y su insolvencia. De hecho, en el ámbito internacional, fue reemplazado por el Torino como representante italiano.
Según relata la agencia EFE, en diciembre el club fue amonestado y se le restó un punto durante el torneo de la Serie A; además, su presidente, Tommaso Ghirardi, y su administrador delegado, Pietro Leonardi, fueron sancionados con dos meses de suspensión por no pagar impuestos en varias transferencias. La deuda estimada del Parma ronda ahora los 227 millones de dólares.
En este contexto, que incluye la salida de Antonio Cassano por falta de pago, la Fiscalía de Parma solicitó la descomposición de la sociedad por incumplimientos fiscales y estableció una audiencia judicial para el 19 de marzo. Ante tal situación es un detalle ínfimo que el Parma esté último en la Serie A, con apenas tres victorias en 23 encuentros. Basta con ver la cara del entrenador Roberto Donadoni para entender la gravedad de la situación. Ese hombre que tanto supo de victorias ahora está conociendo los dolores de una derrota que no le pertenece.