Hay lugares abandonados que despiertan muchos más sentimientos que otros.
Casi nadie tiene cariño a una gasolinera o una fábrica, pero si hablamos de un colegio o de una estación de tren los comentarios en el blog se multiplican.
Con el abandono de hoy espero que se produzca esa misma reacción, pues se trata de un lugar en el que muchos bilbaínos han pasado buena parte de su infancia, bien en el propio parque, bien nadando y jugando en las piscinas.
Comenzamos hoy un especial de dos partes en el que, volviendo a ser niños, recorreremos el Parque de Atracciones de Vizcaya.
El proyecto
“La Excelentísima Diputación Provincial de Vizcaya proclama oficialmente la necesidad que siente la provincia de un lugar que, abierto a los cuatro vientos y a todas las gentes, sirva de solaz y esparcimiento, de recreo y alivio a una vida trabajosa y comprometida, a grandes y pequeños; de unas instalaciones que, conjugando lo clásico con lo moderno, ofrezcan el medio más limpio y natural de entretener el ocio; de un conjunto que, por desconocido y ansiado a la vez, llame la atención de todos”
Dos meses más tarde, el 28 de julio, la Excma. Diputación otorgó su confianza a la sociedad Parque de Atracciones de Vizcaya S.A. que fue expresamente constituida por las tres entidades financieras y la empresa Parque de Atracciones de Madrid para la construcción y explotación del recinto.
El 9 de julio de 1973 comenzaban los trabajos y en poco más de un año unos 270 obreros de la empresa Edificios y Obras S.A. construyeron el Parque tras haber utilizado 13 toneladas de dinamita para remover alrededor de 300.000 metros cúbicos de tierra.
El Parque ocupa aproximadamente 10 hectáreas en la denominada zona del Vivero, en la ladera del monte Ganguren, a muy pocos kilómetros del centro de Bilbao.
El proyecto fue encargado a dos estudios de arquitectura de la ciudad.
Dos estilos conviven perfectamente en el recinto y van desde la ligereza de las pirámides hasta la contundencia del edificio del mini-zoo.
La inauguración
Por aquello de aprovechar el verano la idea era inaugurar a principios de julio de 1974, pero a pesar de la celeridad con la que se habían llevado a cabo los trabajos el Parque no pudo estar completamente acabado y hubo que retrasar la fecha de apertura.
Pero el 13 se anunció un nuevo aplazamiento de diez días, hasta el 24 de agosto… fecha en la que se volvió a retrasar la inauguración por problemas técnicos.
Por fin el día 14 de septiembre, sin fastos oficiales y con el verano casi terminado, el Parque de Atracciones de Vizcaya abría sus puertas a las 6 de la tarde.
Estaba concebido preferentemente para un público infantil aunque disponía de atracciones para todas las edades como la montaña rusa, la noria más grande de Europa (26 metros) o un modernísimo circuito de Karts.
Llegando al Parque
Desde el principio se supo que la carretera de acceso no sería suficiente.
El mal estado de la calzada y la estrechez de la misma sin duda provocarían importantes retenciones.
Se habló de ensanche y arreglo e incluso de enlace con la autopista de San Sebastián, pero seguramente el mal ya estaba hecho.
Para los vehículos particulares contaba con un parking de siete plantas con más de 1000 plazas y para los que viajaran en autobús, las paradas se colocaron en la misma puerta de entrada.
Las oficinas
Nada más llegar a Artxanda, casi más que las rojas pirámides, llama la atención la impresionante torre en la que se situaban las oficinas del Parque.
El taller
Un parque de atracciones es un sistema muy complejo que requiere de mucha atención respecto al funcionamiento de los carruseles como a la seguridad de los mismos.
Aquí lo dejamos por hoy pero en unas semanas volveremos con la segunda y última parte, en las que además de conocer por qué cerró el Artxanda podremos ver lo que queda de sus instalaciones, atracciones y restaurantes.
Agradecimientos
Encontrar la historia del Parque de Artxanda hubiera sido imposible sin contar con la Productora Artística Consonni y a su proyecto Vuelven las atracciones.
Además, todas las fotografías antiguas han sido cedidas por ellos y podéis verlas en su álbum de Flickr.
También queremos agradecer a la Excelentísima Diputación Foral de Vizcaya las facilidades que nos dieron para acceder al recinto, así como a los vigilantes encargados de la seguridad del Parque, que fueron muy amables durante nuestra estancia.
Por último un abrazo muy fuerte a Iván Jaspe, amigo, compañero de visita y anfitrión de lo que fuera la parte española de la EuroQuedada 3 del Club CELA.
Fotografías: Daphneé García y Tomás Ruiz