El hechizo de Sonia funcionó. Antes de que terminase el año, el Congreso había ganado elecciones regionales en Madhya Pradesh, Rajastan y Delhi. Sonia se creció y le lanzó un órdago al Primer Ministro Atal Bihari Vajpayee en abril de 1999, del Bharatiya Janata Party (BJP). Vajpayee perdió la moción de confianza, pero resultó que Sonia había medido mal sus fuerzas y no logró formar una coalición lo suficientemente amplia como para poder gobernar. Hubo que ir a elecciones anticipadas, que perdió el Congreso. Se trataba de una situación semejante a la que un año antes había provocado la salida de Kesri del liderazgo del Congreso, pero en esta ocasión nadie tuvo ganas de moverle la silla a Sonia. Habían aprendido la lección. Y además, era una Nehru-Gandhi.
Los siguientes cinco años el Congreso los pasó en la oposición. Sonia se reveló como una política implacable que aprendía rápido. Aplicó los años de la travesía del desierto a forjar alianzas con otros partidos y a romper el eslogan del “todos contra el Congreso” que de alguna manera había permeado la política india desde los tiempos de la Emergencia. Porotra parte, Sonia fue lo suficientemente inteligente como para ver que los tiempos habían cambiado. Anteriormente el Congreso había funcionado en las provincias mediante grupos de interés (empresarios, terratenientes, etc) que eran los hombres del Congreso en la provincia, cuyos votos le proporcionaban. A partir de los 90, esos muñidores electorales habían comprendido que tenían más que ganar si creaban sus propios partidos regionales y negociaban con el Congreso (o con quien quiera que gobernase en Delhi) de tú a tú, en lugar de ser meros intermediarios.
Para cuando se celebraron las elecciones de 2004, Sonia había conseguido formar una coalición, la Alianza ProgresistaUnida (UPA por sus siglas en inglés), que englobaba al Congreso y a once partidos más. Además, pudo beneficiarse de la simpatía cómplice del Frente de Izquierdas, para el que el Congreso era un mal menor comparado con los fachas del BJP.
El Congreso ganó y Sonia pudo formar gobierno. Fue entonces cuando demostró su sabiduría política. Renunció a convertirse en Primera Ministra, dejando que el cargo recayera en Manmohan Singh, quien se había cubierto de gloria con su política económica durante el gobierno de Rao y era tenido como un economista de prestigio. Otra ventaja de Singh es que no le echaría un pulso por el poder: es un hombre poco ambicioso y con poco carisma, que además pertenece a la minoría sikh. Posiblemente Sonia pensase que la India no estaba preparada para una Primera Ministra de origen italiano. En todo caso, conservaba la Presidencia del Congreso. Desde ahí podría controlar el juego, sin desgastarse en el día a día de la acción de gobierno, y, muy importante, preparar el terreno a su hijo Rahul, que después de todo tendría que entrar en política, en vez de mendigar.
Las elecciones de 2009 confirmaron la sabiduría política de Sonia. El Congreso revalidó su victoria de 2004. Manmohan Singh fue el Primer Ministro indio en repetir mandato desde Nehru. Dos hechos clave en su victoria: la estrategia de las alianzas regionales y el haberse ganado el apoyo de las clases medias urbanas con su tecnocracia.
Lo que más ha ocupado el tiempo de Sonia Gandhi en los últimos años ha sido la promoción de su hijo Rahul, al que en 2006 convirtió en Secretario General del Partido y presidente de sus juventudes. Hasta ahora Rahul ha demostrado poco, aparte de que es muy fotogénico. Aunque lleva ocho años metido en política, nadie tiene muy claro cuáles son las posiciones que defiende ni en temas económicos, ni de organización del Estado ni de relaciones internacionales. En 2012 se involucró hasta las cachas en la campaña del Congreso en Uttar Pradesh, un estado en el que solía ganar, y se llevó un revolcón considerable, a pesar de todo el carisma (o falta de) del que hizo gala. Lo malo es que el tiempo para aprender política a la sombra de mamá se le está acabando. En 2014 habrá elecciones generales y es posible que para entonces sea él el líder del Partido, si se confirman los rumores de que Sonia Gandhi tiene cáncer.
Dejo aquí la entrada. Escribirla ha sido fascinante. Ver cómo un Partido que se fundó sobre la base de unos ideales y que contó en su creación y primeros tiempos con auténticos gigantes, se ha terminado convirtiendo en una mera maquinaria electoral para alcanzar el poder. Me pregunto qué tipo de entrada me saldría si escribiese sobre nuestros partidos políticos.