El pasado domingo se celebró en Francia la primera vuelta de las eslecciones francesas. Ahora tendremos que esperar hasta el 6 de mayo hasta que se celebre la segunda vuelta. Período intermedio que idearon los constituyentes franceses para enfriar los ánimos de los electores que se enfrentan, ahora, a solo dos opciones.Pero en el trepidante mundo informativo en que nos encontramos, este período de reflexión ha perdido su ser y se está calentando a cada día que pasa. Han corrido ríos de tinta analizando y explicando causas y consecuencias de los resultados de la primera vuelta por todos los costados: nacional, regional, internacional, ideológico, comunitario, etc. Yo no voy a ser menos.La primera conclusión es tan obvia que nadie se para a analizarla: Françoise Hollande ha ganado la primera vuelta, y aqui como en el fútbol salen a relucir las estadísticas: es la primera vez que un presidente candidato no gana en la primera vuelta. Pero Nicolás ha quedado en un muy honroso segundo puesto, mucho más cerca de lo que las encuestas pronosticaban y, podría a primera vista situarlo más cerca del Elíseo. Al fin y al cabo Giscard D'Estaing remontó a las encuestas en 1974 contra Mitterrand.Las encuestas también fallaron sobredimensionando el Frente de Izquierdas que se hundió hasta un escaso 10% de los votos.Quien ha vapuleado a las encuestas ha sido Marine Le Pen y su Frente Nacional. Esto si ha hecho correr ríos de tinta por todas las implicaciones que tiene a nivel continental y para la segunda vuelta. Pero veamos la situación por partes.Comenzando por la izquierda. Todos los candidatos de izquierdas han pedido, desde el primer momento, el voto para Hollande, no solo eso, se han sumado a la campaña de Hollande para que ninguno de sus votantes se quede en casa el 6 de mayo, cosa bastante habitual en la izquierda exquisita o del caviar como le gusta llamarla a Nicolás. Por lo tanto, a Hollande aunque no ha tenido la ventaja sobre Nicolás que esperaba se le abre un escenario bastante mejor que a su oponente. Puesto que solo tiene que hacer campaña por el voto centrista de Bayrou y animar la abstención de la extrema derecha de Le Pen, algo para lo que la propia Marine Le Pen se ha convertido en aliado involuntario, al aspirar la dama de hierro francesa a liderar el bloque de derecha si se derrumba la UMP tras la périda del Elíseo.Mientras tanto, Nicolás Sarkozy tiene que enfrentarse a una guerra en dos frentes ideológicos. Los estrategas de la UMP saben que no le basta con atraer a los votantes del FN de le Pen, y no solo porque tradicionalmente nunca ha habido un trasbase superior al 60% de estos votos hacia el candidato de la UMP, sino porque la propia Marine, aunque ha dado libertad de voto a los suyos, está realizando bajo cuerda una campaña contra Nicolás Sarkozy. La dificultad estratégica de Nicolás es evidente, todos los votos que arañe por la extrema derecha los perderá en el centro y favorecerá al candidato socialista, cuya gran seña de identidad es la mesura y la calma.
El pasado domingo se celebró en Francia la primera vuelta...
Publicado el 28 abril 2012 por Englishman @englandcourantEl pasado domingo se celebró en Francia la primera vuelta de las eslecciones francesas. Ahora tendremos que esperar hasta el 6 de mayo hasta que se celebre la segunda vuelta. Período intermedio que idearon los constituyentes franceses para enfriar los ánimos de los electores que se enfrentan, ahora, a solo dos opciones.Pero en el trepidante mundo informativo en que nos encontramos, este período de reflexión ha perdido su ser y se está calentando a cada día que pasa. Han corrido ríos de tinta analizando y explicando causas y consecuencias de los resultados de la primera vuelta por todos los costados: nacional, regional, internacional, ideológico, comunitario, etc. Yo no voy a ser menos.La primera conclusión es tan obvia que nadie se para a analizarla: Françoise Hollande ha ganado la primera vuelta, y aqui como en el fútbol salen a relucir las estadísticas: es la primera vez que un presidente candidato no gana en la primera vuelta. Pero Nicolás ha quedado en un muy honroso segundo puesto, mucho más cerca de lo que las encuestas pronosticaban y, podría a primera vista situarlo más cerca del Elíseo. Al fin y al cabo Giscard D'Estaing remontó a las encuestas en 1974 contra Mitterrand.Las encuestas también fallaron sobredimensionando el Frente de Izquierdas que se hundió hasta un escaso 10% de los votos.Quien ha vapuleado a las encuestas ha sido Marine Le Pen y su Frente Nacional. Esto si ha hecho correr ríos de tinta por todas las implicaciones que tiene a nivel continental y para la segunda vuelta. Pero veamos la situación por partes.Comenzando por la izquierda. Todos los candidatos de izquierdas han pedido, desde el primer momento, el voto para Hollande, no solo eso, se han sumado a la campaña de Hollande para que ninguno de sus votantes se quede en casa el 6 de mayo, cosa bastante habitual en la izquierda exquisita o del caviar como le gusta llamarla a Nicolás. Por lo tanto, a Hollande aunque no ha tenido la ventaja sobre Nicolás que esperaba se le abre un escenario bastante mejor que a su oponente. Puesto que solo tiene que hacer campaña por el voto centrista de Bayrou y animar la abstención de la extrema derecha de Le Pen, algo para lo que la propia Marine Le Pen se ha convertido en aliado involuntario, al aspirar la dama de hierro francesa a liderar el bloque de derecha si se derrumba la UMP tras la périda del Elíseo.Mientras tanto, Nicolás Sarkozy tiene que enfrentarse a una guerra en dos frentes ideológicos. Los estrategas de la UMP saben que no le basta con atraer a los votantes del FN de le Pen, y no solo porque tradicionalmente nunca ha habido un trasbase superior al 60% de estos votos hacia el candidato de la UMP, sino porque la propia Marine, aunque ha dado libertad de voto a los suyos, está realizando bajo cuerda una campaña contra Nicolás Sarkozy. La dificultad estratégica de Nicolás es evidente, todos los votos que arañe por la extrema derecha los perderá en el centro y favorecerá al candidato socialista, cuya gran seña de identidad es la mesura y la calma.