Hace un par de días estaba revisando el primer número de la revista Scifiworld y me encontré con una imagen en la cual Kelly LeBrock estaba acompañada de otra actriz (famosa, pero de la cual no recuerdo el nombre) y del director Jack Sholder. Lo primero que me vino a la cabeza fué lo siguiente: “¿Ésta es la Mujer de Rojo?”. Sí, evidentemente los años no pasan en balde y basta con que el tiempo pase y los cuerpos, la fisionomía pueda cambiar radicalmente. Sobre todo si hace tiempo que no ves a un actor o actriz. Creo que la última vez que ví a Le Brock fué en una carátula de una película que acabó directamente en el mercado doméstico. En la cual todavía conservaba su figura y era totalmente reconocible. Pero claro, la peli en cuestión también era de hace unos cuantos años.
Así que durante un tiempo os iré deleitando con algunos artículos de actores y actrices que igual no tenemos en mente su actual físico. Y es que en cierta manera el cine los hace “inmortales” y creemos inconscientemente que siguen estando igual que cuando vemos las películas de rigor.
Kelly LeBrock es una actriz (siendo generosos con ese término) que se hizo famosa a raíz de la comedia que co-protagonizó con Gene Wilder en los años ochenta, La Mujer de Rojo. Que no era ni más ni menos que una especie de remake encubierto de 10. La mujer Perfecta. Y es que las similitudes saltaban a la vista al espectador que había visto con anterioridad la película de Dudley Moore. Su bailecito, en la citada película, con la falda levantándose nos llevaba directamente a uno de los grandes mitos del cine. Para los despistados diré que era Marilyn Monroe en La Tentación Vive Arriba. Ya ha llovido, y es que cuando la protagonizó tenía 24 años, ahora se acerca a los 51 (nació en 1960). Así que algunas actrices todavía siguen conservando su figura (o intentándolo) y otras directamente se sitúan en el polo opuesto.
LeBrock, a mi parecer, sólo tuvo tres películas conocidas y por las que la gente la puede conocer. La Mujer de Rojo, La Mujer Explosiva (comedia estupidilla y por momentos graciosa ubicada en los años ochenta) y Difícil de Matar (donde conoció y acabó siendo esposa -no sin problemas por lo que se contó años después- de Steven Seagal). Y es que hablamos de alguien que tan sólo ha protagonizado trece películas en diecisiete años. Osea, que tampoco es que explotase demasiado “su momento”. Aunque siendo sinceros, igual es que no daba para más y conforme fué cumpliendo años tampoco es que pudiese hacer más cosillas.
El bailecito que le proporcionó la fama