El peligro de tener los embalses llenos
Este lunes día 21 a las 13 horas y 28 minutos estrenamos el verano. Lo hacemos con los pantanos de nuestras cuencas hidrográficas a rebosar. Actualmente se encuentran al 84% de su capacidad, lejos del 59% del año pasado. ¡La mayoría de las cuencas tienen casi el doble de agua que el año pasado!
Esto nos garantiza un verano sin problemas de restricciones de agua. Pero no todo son buenas noticias. Una de las múltiples funciones de los embalses es la de regular el caudal de los ríos ante posibles crecidas provocadas por las lluvias.
Para controlar un aumento puntual del nivel de un río se necesita que los pantanos que se encuentran a lo largo de su curso no estén llenos por completo. Se necesita un colchón vacío de seguridad. Así, cuando llueve de forma intensa, el caudal es controlado gradualmente a lo largo del conjunto de embalses que contiene el río.
De esta manera puede suceder que tras días seguidos de lluvia el curso final no note absolutamente nada ya que en niveles superiores el aumento de agua ya ha sido controlado.
Algunas de las inundaciones que se han producido en el Ebro, el río que más conozco, no han sido provocadas por las lluvias, sino por la suelta de agua de los embalses. Ante la previsión de lluvias fuertes en la parte alta de la cuenca, se prefiere inundar los campos de forma controlada y vaciar parte del pantano antes de que sea la fuerza del agua la que provoque el desastre.
Por cierto, he estado utilizando el término embalse y pantano de forma indistinta. Según la R.A.E., un embalse se forma artificialmente y un pantano de forma natural.