Aunque es cierto que el PP merece castigo por sus mentiras, ineficacias y corrupciones, no es éste el momento de ponerlas sobre la mesa porque la supervivencia de la nación exige un frente unido y sin fisuras frente a los que, desde Cataluña, promueven el imperio del odio y el fin de España.
El socialismo español, con sus dudas, vaguedades , apoyos condicionados al gobierno y planteamientos tan absurdos como el federalismo, está adquiriendo responsabilidades muy graves ante la ciudadanía y la Historia y demostrando que, además de corrupto, es peligrosamente inculto. Esos dos vicios, Unidos aún mesianismo surrealista y leninista que hace que los socialistas se sientan "vanguardia" y llamados a gobernar por derecho, convierten hoy a ese partido en altamente peligroso para la nación.
La capacidad letal del socialismo ya quedó demostrada en la II República, al ser el causante principal de la guerra, el que, con idéntico entusiasmo que los comunistas, arrojó a España en brazos de Stalin, el que saqueó el oro del Banco de España para entregarlo a una potencia extranjera (la URSS) y el que finalmente perdió la guerra civil y la resistencia en el exilio.
Ahora, de nuevo, las dudas y tibiezas del socialismo español ante el independentismo catalán están colocando a España contra las cuerdas.
En primer lugar, su apoyo al gobierno, en estas circunstancias de gran riesgo para la unidad de España, es tibio y poco generoso. Donde debía existir un frente unido de acero frente a los que patrocinan el odio y la ruptura, sólo hay una unión a regañadientes, cuya debilidad perciben y aprovechan los secesionistas.
Además, ignoran que el federalismo que proponen tiene que producirse entre naciones soberanas, no entre regiones. El PSOE, al acercarse con su solución al conflicto catalán, amenaza con introducir distorsiones y fuerzas que terminarían por destruir lo que queda de España.
Confundir el concepto de región con una nación capaz de poseer soberanía y, por lo tanto, derecho a tener un Estado propio, solo puede ser producto de la ignorancia, del desconocimiento de la Historia, del oportunismo o de la mala fe.
Escocia es una nación con derecho a poseer su propio Estado porque lo tuvo y renunció voluntariamente a ese Estado, temporalmente, para unirse a la Gran Bretaña, pero Cataluña es solo una región que, por muchos rasgos propios que posea, nunca fue avasallada por potencia extranjera alguna, ni jamás tuvo un Estado propio.
No sabemos si el PSOE es tibio ante la ruptura de España por ignorancia o por oportunismo, pero es evidente que se aprovecha de la debilidad de la clase política española y de la apatía de los ciudadanos para poner en peligro la nación y anteponer, una vez más, sus intereses electorales y de poder a lo que es mil veces más importante y de interés general: la supervivencia de la nación.
Francisco Rubiales