Los paseos en bicicleta en las tardes de verano (como algunos dicen que debe ser) a través de La Cartuja hicieron que despertara en mi curiosidad el cómo la problemática Torre Pelli iba creciendo a razón de dos plantas por día. Hoy es una majestuosa construcción que atrae a los viandantes. No pocos son los que se quedan mirándola mientras, mentalmente, cuentan el número de plantas para hacerse a la idea de la altura que alcanzará. ¿Y dices que solamente lleva catorce? Preguntan incrédulos en el autobús.
Más allá de las discusiones acerca del conservadurismo de sevillanas y olé que impera en la capital andaluza y sobre las ventajas que tiene para la ciudad su modernización a la altura de sus hermanas europeas, hay que establecerse una pregunta básica ¿Es realmente necesaria su construcción?
La ciudad debe adaptarse a las nuevas necesidades, abogar por la sostenibilidad ecológica y la calidad de vida a la vez de fomentar una imagen exterior más allá de los estereotipos de las españoladas de la posguerra. Sin embargo, las argumentaciones basadas en que una construcción de esta magnitud genera empleo no va más allá que la caída en la misma trampa. Si la problemática de la situación económica actual en España radica en la burbuja inmobiliaria y en la excesiva dependencia de la construcción ¿no pecamos de cinismo? El empleo se genera con formación, con fomento en la investigación y desarrollo, con diversificación y, claro está, con construcción, pero de redes de carreteras y autovías, que generen puestos de trabajo a la vez que mejoran las comunicaciones y creando infraestructuras realmente útiles para que no seamos el país del ladrillo.
No nos equivoquemos, la construcción de oficinas no significa que exista demanda de locales. Una parte importante de la Isla de la Cartuja se encuentra vacía debido a empresas que han tenido que abandonarlas por falta de liquidez o por los abusivos precios. Edificios como el Pabellón de Italia o la Tecnoincubadora Marie Curie ven cómo poco a poco sus locales van quedándose cerrados por falta de ayudas, financiación y trabajo. ¿Realmente es necesaria la construcción de oficinas cuando lo que hace falta es gente con iniciativa que las ocupe?
Fomento del empleo y modernización de la ciudad sí, pero con cabeza.
Juanjo Sánchez