El pensionado de Neuwelke (José C. Vales)

Publicado el 03 abril 2015 por Elpajaroverde
Cómo nos asusta lo desconocido, pajaritos. No sólo aquello que nos resulta extraño y ajeno, sino también y sobre todo, esos sucesos a los que no atinamos a dar explicación. Cómo nos gusta en cambio clasificar y etiquetar, como si al tener catalogado todo lo que se escapa a nuestro raciocinio tuviéramos algún control sobre ello. Qué poco dice del ser humano que casi siempre arrinconemos esos extraños acontecimientos en el cajón de las connotaciones negativas. Qué tentador resulta luego asociarlos a todo lo aciago que sucede. Qué fácil es dar por cierto lo que nos cuentan aunque no lo hayamos vivido, qué cómodo dar la espalda a lo que nos inquieta. Cómo cuesta sustraerse a manejar los hilos del miedo en nuestro provecho. Qué poder nos da el temor ajeno, qué valentía hace falta para enfrentarse al propio. El mundo está lleno de fenómenos inexplicables, de algunos tal vez lleguemos a conocer su causa, de otros jamás lo haremos. Ríos de tinta habrán corrido y correrán sobre ellos, miles de historias se habrán contado y se contarán. Nos reiremos de muchas, no las daremos por ciertas al no casar con el resto de nuestro seguro mundo, pero a ver quién es el valiente que escapa a la sugestión en una noche oscura y solitaria. A veces, sólo a veces, alguien prende una llama para iluminar esa oscuridad. A veces, sólo a veces, alguien se atreve a pensar que la vida en sí ya es un misterio, y que todo lo inexplicable que nos ofrece no es más que una muestra de su milagroso e irrevocable poder. La historia que hoy os traigo es una de esas veces.
"Ésta es la extraordinaria historia de Émilie Sagée, que fue institutriz en el Pensionado de Señoritas de Neuwelke, en la extrema región de Livonia."

Portada de El pensionado de Neuwelke

Émilie Sagée llega al pensionado para señoritas de Neuwelke para ocupar una vacante disponible como maestra de francés. Son numerosos los sitios en donde Mademoiselle Sagée ha tenido oportunidad de ofrecer clases, sin embargo es sólo una la carta de recomendación que ha podido enviar al señor Buch, el director del pensionado. Sólo una y ni siquiera auténtica. No es su falta de competencia la causa de esa inexistencia de referencias, es un secreto que la persigue y que siempre que sale a la luz la obliga a salir huyendo. La institutriz sufre una extraña afección. Cada vez que se manifiesta, las alertas se disparan. El miedo a lo desconocido es poderoso y Émilie acaba siempre convirtiéndose en el blanco fácil a quien culpar de todas las desgracias acaecidas en el lugar en el que se encuentre. Estamos en Livonia, la antigua Letonia, a mediados del siglo XIX, un siglo de grandes cambios en el que la ciencia avanza a pasos agigantados pero en el que la superstición todavía es abono de mentes retorcidas o ignorantes.
La profesora de francés se gana enseguida el afecto de todos los residentes del internado para futuras damas de la alta sociedad. Su exquisito trato y su buen hacer le granjean las simpatías del resto del profesorado, de las alumnas y de los trabajadores de servicio. El pensionado de Neuwelke es como un pequeño microcosmos, una mini-ciudad en la que se establecen amistades, amores, respetos y lealtades, pero también y desgraciadamente, envidias y celos. A pesar de estos últimos, he de deciros, pajaritos, que mi estancia en la escuela del señor Buch ha sido sumamente agradable y confortable. Si hay algo que destaca sobremanera en esta novela es su soberbia ambientación. Me he sentido una inquilina más: en las habitaciones, en las aulas, en los salones compartidos; he sentido la humedad de las brumas de Livonia en mis huesos y me he maravillado en las ocasiones en que el sol ha hecho brillar el entorno rural del pensionado en todo su esplendor; ha llegado a mí el aroma de las flores tan mimosamente cuidadas por monsieur le jardinier; me he empapado de la idiosincrasia del pueblo cada vez que lo he visitado. Ha sido una auténtica delicia ser huésped de excepción en esta suerte de internado para ricas herederas.
Otro aspecto que resaltar es la magnífica construcción de personajes que realiza el autor. José C. Vales es generoso con ellos, como a mí me gusta. Nos los presenta, nos deja conocer la historia de cada uno, nos revela sus peculiaridades, construye arquetipos y a la vez los hace únicos. Todo ello con medida y en adecuadas dosis, para no entorpecer la trama y no agotar al lector. Uno no puede evitar sentir simpatía por... bueno, por casi todos. 
Por casi todos, sí, porque también hay villanos en esta historia. La dolencia que afecta a Émilie no tarda en hacer aparición, y a medida que más gente es consciente del extraño fenómeno, no tardan en surgir los problemas. La hasta ahora apacible estancia de la institutriz en su nuevo hogar y la impecable reputación del pensionado empiezan a tambalearse. Comienza la confrontación, el enfrentamiento entre razón y superstición; el choque entre sentimientos como la lealtad, la justicia y la empatía, contra la maledicencia, la ignorancia y el oportunismo. Todo ello manejado con gran habilidad por su autor.
"Uno de los grandes misterios de este mundo es el movimiento de traslación de los rumores. Estoy persuadido de que los rumores se transfieren entre personas aunque no se comuniquen efectivamente."

Molinos20081024_010. Fotografía de Alonso Javier Torres

Esta es la extraordinaria historia de Émilie Sagée, pero qué despiste por mi parte, pajaritos, aún no os he dicho quién nos la cuenta. El narrador de la misma es un embajador inglés en centroeuropa que tiene la ocasión de escuchar de labios de una antigua alumna del pensionado de señoritas los asombrosos hechos que presenció allí años atrás. La casualidad hace que tiempo después vuelva a saber de los mismos acontecimientos y finalmente resuelve investigarlos por sí mismo. "El pensionado de Neuwelke" es la reconstrucción de los hechos que este narrador hace para nosotros. Lo hace en tercera persona aunque se permite a veces dirigirse directamente al lector como si de un folletín de la época se tratase. Utiliza un estilo irónico y sarcástico que agradezco intensamente. José C. Vales escribe con la mano de este embajador un homenaje a la literatura decimonónica. Encontramos numerosos elementos y referencias de las novelas románticas de la época, entendiendo por románticas las alusivas al romanticismo. También podría hacerse alguna analogía con la literatura gótica, aunque en este caso el autor decide llevar su trama por otros derroteros.
No le faltan motivos a la historia para convertirse en un libro de terror o de fantasmas, pero no es eso su propósito. No me han asustado los insólitos fenómenos que causa Mademoiselle Sagée, aunque de presenciarlos en realidad seguramente lo hubieran hecho. Lo que da auténtico pavor en esta novela es la malinterpretación que se hace de los mismos, bien por desconocimiento, bien por maldad. Elige el escritor zamorano humanizar lo sobrenatural y levanta para ello una alegoría de la aceptación de lo diferente.
Dos peros solamente le puedo poner a esta novela. Su final, no el final en sí que no podía ser otro, sino ese epílogo que más que aportar confunde y me deja una ligera sensación de decepción, y su prólogo. No porque no me haya gustado, al contrario, sino porque sus últimos párrafos gozan de una intensidad de la que carece el resto de la novela, creando tal vez unas expectativas que luego no se cumplen. Por lo demás, me siento como si hubiese sido alumna de ese pensionado, como si hubiese vivido allí y hubiese sido feliz, y me llevo conmigo esos recuerdos a los que poder regresar, al igual que estoy segura de que cada vez que Émilie Sagée necesitó volver a un lugar en el que sentirse segura, retornó con su memoria al pensionado de Neuwelke.

Campos de tulipanes-2. Fotografía de leopoldo de castro

Ficha del libro:Título: El pensionado de NeuwelkeAutor: José C. ValesEditorial: PlanetaAño de publicación: 2013Nº de páginas: 464

La verdad sobre Émilie Sagée

Si alguno de vosotros, pajaritos, tiene sus dudas sobre si Émilie Sagée y el pensionado de Neuwelke existieron en realidad tal y como da a entender esta novela, le diré que así es. Si alguno se pregunta si los extraños fenómenos que se narran en ella se manifestaron durante la estancia de la institutriz francesa, mi respuesta será nuevamente afirmativa. No os negaré que mi mente analítica y científica ha anhelado encontrar durante toda la novela alguna explicación al extraordinario caso de Émilie, pero no es el sentido de esta historia hacernos entender sino aceptar. Sé que me estoy mostrando enigmática pero yo me he adentrado en este pensionado sin saber lo que me iba a encontrar y quiero ofreceros la misma experiencia. Además, sospecho que estos hechos son una mera excusa para que el autor desarrolle lo que en realidad nos quiere contar. Tampoco pasaría nada si supierais un poquito más, pues no es algo que se desvele demasiado tarde en la trama. De todas formas, aquellos pajaritos más curiosos tan sólo tenéis que teclear el nombre de la protagonista en google o cualquier otro buscador y hallaréis respuestas. Yo misma os dejo un enlace, el del blog de José C. Vales (pinchad como siempre sobre el texto en verde) en donde nos cuenta cómo se gestó su novela. Al final del todo incluso tenéis  trascritas dos páginas del texto original sobre el que está basada. Están en inglés pero se comprenden muy bien especialmente si hacéis como yo y las leéis una vez concluida la novela.
No he podido evitar pensar en cómo hubiese resultado esta novela si Vales hubiese decidido darle un toque más tétrico y decantarse por una historia de terror. Sin embargo, tras reposar unos días su lectura, como siempre me gusta hacer, considero que es de agradecer el intento del autor por ofrecer una visión más luminosa y esperanzadora de los hechos.
Me despido ya, no sin antes anotar que José C. Vales ha resultado ganador del premio Nadal de este año por "Cabaret Biarritz", y sin dejaros como hago habitualmente el acceso a las primeras páginas de esta novela.
Primeras páginas de "El pensionado de Neuwelke"