El pequeño gran trolero Nicolás y Eurovegas

Publicado el 23 noviembre 2014 por Percival Manglano @pmanglano

La primera vez que oí hablar del hoy llamado pequeño Nicolás fue en 2010. Una amiga me contó entonces que había conocido a un chaval muy joven que movía a mucha gente de su edad. Era capaz de traerte a 50 ó 60 personas a cualquier acto. Mi amiga me dio su número de teléfono. Aún lo tengo guardado en mi móvil como “Fran Gómez Iglesias”.

Le conocí personalmente en algún acto en fechas posteriores. Ya sé que hoy por hoy no se es nadie en España si uno no se ha hecho un selfie con el pequeño Nicolás, pero no recuerdo haberme hecho uno con él. Intercambiamos algún sms (aún no se había impuesto la dictadura del whatsapp), pero no tuvimos mayor relación. Cuando saltó su noticia, eso sí, me acordé perfectamente de él. Pensé algo así como “en menudo lío se ha metido este chaval con lo joven que es”. Vender informes falsificados del CNI por 25.000 euros es un delito grave.

Anoche estuve leyendo hasta las 23:20, más o menos. Cuando me fui a la cama, mi mujer estaba viendo la entrevista del pequeño Nicolás en Tele-5. Lo primero que me llamó la atención, debo decir, fue el aplomo y tranquilidad con que respondía Nicolás a las preguntas de los periodistas. Me puse a verla preguntándome, como supongo se preguntaban muchos telespectadores, “pero, ¿algo de lo que cuenta este chaval será verdad?”

A un momento dado, uno de los periodistas habló de la entrevista en El Mundo al pequeño Nicolás en su edición del domingo. Abonado como estoy a Orbyt, me conecté para leerla. Entonces descubrí este surrealista intercambio:

¿Participó en el proyecto de Eurovegas?

Sí, tuve reuniones con Sheldon Adelson y con Michael Leven. Mi función era escuchar, me llamaban «Little Kennedy», y aportaba mi humilde experiencia.

¿Por qué se frustró el proyecto?

Primero explico por qué fue elegida Madrid y no Barcelona. La razón es que la señora que tenía la Generalitat de Cataluña en este tema decía una y otra vez que Barcelona tenía mar y puerto. Adelson le espetó que no quería ni mar ni puerto porque si la gente se está bañando no gasta en los casinos y le recordó que Las Vegas está en un desierto. Luego el problema fue que hubo demasiada gente interesada y no hubo acuerdo.

Esto ya era algo sobre lo que podía juzgar con conocimiento de causa. Fui consejero de Economía y Hacienda de la Comunidad de Madrid y participé en la fase de la negociación de Eurovegas (en 2011-2012) a la que se refiere Nicolás. En ninguna de las reuniones en las que yo estuve con Adelson y Leven estuvo el pequeño Nicolás. Esto no es hablar de oídas. Yo sí que estuve en las reuniones y Nicolás no.

Además, me sonó raro lo que decía. El principal responsable de la negociación por parte de Cataluña en esas fechas fue un hombre y no una mujer. Se trataba de Luís Recoder y era el consejero de Territorio y Sostenibilidad catalán. En cuanto a las razones por las que Eurovegas se decidió por Madrid y no por Cataluña, fueron bastante más complicadas que la anécdota contada por Nicolás (dedico un capítulo de mi libro Pisando Charcos a hablar precisamente de ello). La explicación de que no salió adelante porque “hubo demasiada gente interesada” es no decir nada. Y esto de que le llamasen el “pequeño Kennedy” sonaba a coña.

Decidí entonces mandarle un tuit a una periodista presente en el programa de Tele-5 y por la que tengo gran respeto: Marta Rivera. Quería que Nicolás diese más detalles sobre su supuesta participación en Eurovegas para ver qué decía. Al cabo de un rato, Marta le preguntó por Eurovegas (vídeo aquí, minuto 15:40). Nicolás respondió que estuvo en reuniones con el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, con Esperanza Aguirre y conmigo.

Marta le dijo que yo negaba que él hubiese estado y él respondió con una sonrisita nerviosa: “Bueno, claro. Pues que diga lo que quiera, ¿no? Fíjate, fíjate ¿por qué he dicho el nombre, eh? Porque a lo mejor me está diciendo que no hable”.

“Lo que me faltaba,” pensé. “Encima de que se inventa que estuvo en las reuniones conmigo, ahora me acusa de presionarle para que no hable”. Vaya por delante que ni he hablado ni me he comunicado con Nicolás de ninguna forma en varios años. Además, yo lo que quiero es que hable. Que hable para intentar justificar que estuvo en reuniones en las que no estuvo. Por eso le mandé el tuit a Marta. Es contradictorio acusarme de querer que no hable y, al mismo tiempo, que yo le mande un tuit a Marta para pedirle que Nicolás hable. Pero, más allá de que sea su palabra contra la mía, voy a dar algunos indicios de lo absurdo de lo que plantea Nicolás.

Nicolás tiene hoy 20 años. Hace dos años y medio, cuando se celebraron dichas reuniones de Eurovegas, tenía 17-18 años. Además, como él mismo admite, “no fui como representante de nada ni de nadie”. Puedo asegurar que todo el mundo que estuvo en las reuniones tenía una razón para estar ahí. Los nombres que cita Nicolás era de gente con responsabilidades públicas españolas o de la empresa Las Vegas Sands. ¿Se puede saber qué haría un adolescente en dichas reuniones que no representaba a nadie? ¿Cuál era la “humilde experiencia” que aportaba? Si su función era sólo escuchar, ¿qué aportaba? ¿Por qué estaba ahí?

Además, ¿por qué se refiere a las reuniones de mediados de 2012 cuando las negociaciones siguieron hasta finales de 2013? Cuando El Mundo le pregunta por Eurovegas se refiere a una decisión tomada en septiembre de 2012, como fue su posible ubicación en la Comunidad de Madrid. Las Vegas Sands anunció que finalmente no haría la inversión en diciembre de 2013. Si estuvo involucrado en el proyecto, ¿cómo es que se quedó en una fase tan inicial de la negociación?

También, tanto Adelson como Leven son republicanos convencidos. Me extraña mucho que adulasen a un chaval llamándole el “pequeño Kennedy”, cuando Kennedy fue un presidente demócrata, en las antípodas de su ideología. Antes le habrían llamado el “pequeño Reagan”.

En todo caso, la cuestión de fondo sería: ¿por qué mintió Nicolás diciendo que estuvo en reuniones conmigo en las que no estuvo? La explicación puede ser que a su entorno le dijo que estuvo y ahora no puede desdecirse en público. Si se desdice, su entorno dejaría de creer en él y podría perjudicarle en su próximo juicio.

Todo el mundo admira a quien hace algo bien. Cuando lo que se hace bien es mentir, se crea una paradoja: se admira a quien te está intentando engañar. Eso es lo que creo ocurrió anoche con el pequeño gran trolero Nicolás. Muchos espectadores admiran su desparpajo y se convencen a sí mismos de que algo debe de haber de cierto en lo que cuenta. Les cae bien por caradura.

Pero no perdamos la perspectiva de las cosas. Quien miente es un mentiroso, por bien que lo haga. Por lo que a mí respecta, puedo afirmar con rotundidad que Nicolás mintió por lo menos dos veces anoche en Tele-5: cuando dijo que estuvo en reuniones sobre Eurovegas conmigo y cuando me acusó de presionarle para que no hable. Para mí ya es sólo el pequeño gran trolero Nicolás.