¿Mi libro favorito? Eso sí, eso lo tengo más que claro… “El Principito”, de Antoine de Saint-Exupéry. Se convirtió en mi libro favorito nada más leérmelo por primera vez, hace ya… la tira de años. Lo sigue siendo hoy, y eso tras haberme leído muchos otros libros que me han llegado también a maravillar hasta el punto de querer leérmelos una segunda, tercera, cuarta vez…
Así que hoy, mis queridos espectadores, no puedo por menos que unirme de nuevo a mi amigo Noelio en su humilde celebración del 70 aniversario de este maravilloso libro. Aquí lo haremos, por supuesto, a toda pantalla, a través de una mágica y cinematográfica adaptación musical de esta entrañable historia.
Acomódense, pues, en sus butacas y permanezcan muy atentos a esta gran pantalla. Muy, muy, muy atentos…
PARAMOUNT PICTURES PRESENTS
El 7 de noviembre de 1974 era estrenada en Estados Unidos “El pequeño príncipe” (The little prince), una preciosísima producción musical de Stanley Donen para la Paramount Pictures.
Una muy mágica fotografía creada por Christopher Challis, la impecable dirección artística a cargo de Norman Reynolds y el adecuado montaje de Peter Boita y George Hively redondeaban la buena factura de esta producción…
“I need air”, “Be happy”, “I’m your side”, “You’re a child”, “Little prince”…
… que se completaba de manera magistral con la preciosísima banda sonora compuesta para la película por ese musical tándem de lujo que formaron Alan Jay Lerner y Frederick Loewe, quienes ya nos habían dejado auténticas joyas en títulos como “Gigi”, “My fair lady” o “Camelot”. Qué maravilla.
Tras aparecer en diversos anuncios publicitarios era elegido para interpretar al Principito el británico Steven Warner, un pequeño que contaba entonces ocho años de edad y que debutaba como actor en esta película, título cinematográfico al que luego tan sólo seguiría otro, “El pájaro azul”, y “The mayor of Casterbridge”, una miniserie británica tras la cual Warner se retiraba del mundo de la interpretación.
Steven nos regalaba en “El pequeño príncipe” una tremendamente mágica creación de su maravilloso personaje repleta de naturalidad, ternura y sensibilidad.
“Lo que tú no comprendes es que haya alguien que ame a una flor que sólo crece en una estrella entre los millones y millones de estrellas que hay en el cielo y que le baste con mirar a las estrellas para sentirse feliz y se diga: ‘En alguna parte de ahí arriba está mi flor…’. Pero si una oveja se come la flor, para él se habrán apagado todas las estrellas. ¿Y tú crees que eso no es importante?”
“I never met a rose”
“A pesar de lo mal que se me da el dibujo, no tratándose de boas constrictor y elefantes, decidí dibujarlo… así no le olvidaría. Después de todo, él era un amigo. No todo el mundo tiene un amigo, y yo menos que nadie”
El norteamericano Richard Kiley, más que estimada voz cantante de la escena teatral de Broadway, debutaba a toda pantalla en 1951 y había ya aparecido también en otros títulos cinematográficos como “Manos peligrosas”, “Semilla de maldad” o “Péndulo” y en infinidad de series televisivas como “Doctor Kildare”, “Los defensores”, “Bonanza”, “Centro Médico”, “La ley del revólver” o “Colombo”. Mucho más adelante le veríamos también en la pequeña pantalla como el padre de la protagonista de “El pájaro espino”, como Claudio en “Anno Domini” o como padre de familia en la preciosa “Un año en la vida”.
“Le llevé agua y se la seguí llevando todos los días… Hice cuanto pude por ella…”
La Rosa a la que el Principito llevaba agua todos los días era interpretada en la película por Donna McKechnie, actriz americana procedente de Broadway que tan sólo había aparecido anteriormente en un título cinematográfico y dos series televisivas.
“Empecé a darme cuenta de que, en verdad, no comprendía nada… Así que decidí dejar mi planeta e ir a recorrer el universo para intentar aprender algo…”
“Éste es un planeta muy pequeño, majestad, ¿por qué necesitáis fronteras?”
El actor británico Joss Ackland daba vida al Rey. Ackland debutó a toda pantalla en 1949 y el público americano le había visto ya también en “Los hijos del capitán Grant”, “Rasputín” o “Hitler, los últimos diez días” y, sobre todo, en infinidad de series televisivas.
“Si yo fuera dueño de una flor, haría algo por ella. ¿Tú qué harás por las estrellas?”
El Hombre de negocios venía encarnado por Clive Revill, respetado actor neozelandés de teatro, cine y televisión que debutó en la gran pantalla en 1958 con “Un genio anda suelto”, título al que siguieron otros como “El rapto de Bunny Lake”, “Las sandalias del pescador”, “La vida privada de Sherlock Holmes”, “¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?” o “La leyenda de la mansión del infierno” antes de dar vida en “El pequeño príncipe” a su peculiar hombre de negocios, más que obsesionado con el recuento de las estrellas que, además, consideraba de su propiedad.
“Me gusta mi trabajo, inventar cosas… Soy historiador”
Victor Spinetti era el Historiador. Actor galés que debutó a toda pantalla en 1958 y al que el público cinematográfico ya había visto en títulos como “Becket”, “¡Qué noche la de aquel día!” o “La mujer indomable”, Spinetti daba vida en “El pequeño príncipe” al mejor cronista de la Historia… inventada.
“No hay ninguno, ¡torpe! ¡Primero hay que formar un ejército y luego encontrar un enemigo!”
Graham Crowden daba vida al General. Prolífico actor escocés de exquisita trayectoria teatral y televisiva, Crowden ya había aparecido en infinidad de series de la pequeña pantalla y también en títulos cinematográfico como “Morgan, un caso clínico”, “If…”, “Leo, el último”, “La muchacha que llegó de la lluvia” o “Abdicación” antes de su intervención en “El pequeño príncipe”.
“Las estrellas son preciosas. Como mi rosa. Como el desierto”
“Why is the desert” “La encontré enroscada en un árbol al empezar el desierto, no muy lejos de aquí…”
La Serpiente venía encarnada por un más que extraordinario Bob Fosse, una de las más grandes figuras del panorama musical americano. Actor, bailarín, coreógrafo, director… Fosse debutaba en la gran pantalla en 1953 con “The affairs of Dobie Gillis”, y había sido visto ya por el público americano en otros títulos musicales como “Bésame, Kate”, “Tres chicas con suerte”, “Mi hermana Elena” o “Malditos yanquis”, figurando en alguno de estos títulos también como coreógrafo. También había dirigido ya “Noches en la ciudad” y “Cabaret”.
“Snake in the grass”
Y qué decir a estas alturas de su magistral interpretación… Sensacional. Y en letras mayúsculas.
“Él ya no era como los demás zorros del mundo, yo lo había domesticado y ahora era único, al menos para mí”
Y Gene Wilder era el Zorro. Gene había debutado a toda pantalla en 1967 con “Bonnie and Clyde”, título al que siguieron otros como “Los productores”, “Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el sexo pero nunca se atrevió a preguntar” o “Sillas de montar calientes”…
… Preciosa interpretación la suya.
“Te he traído un regalo, como es un secreto te lo he escrito…
… Sólo con el corazón se puede ver con claridad… Lo esencial es invisible a los ojos”
Nominada al Oscar a la mejor canción original (“Little prince”) y a mejor banda sonora original, "El pequeño príncipe" obtuvo el Globo de Oro a la mejor banda sonora original.
Y fue también candidata en los Globos de Oro a mejor película, mejor actor promesa (Steven Warner) y mejor canción original (“I never met a rose”).
A Stanley Donen. Y a Antoine de Saint-Exupéry. Y, por supuesto, al Principito.