El perfil del pirómano y diferencias con el incendiario

Por Yolanda Pérez @eclipse_elche
Yolanda Pérez 20 septiembre, 2016 Psicología en general No hay comentarios

Son muchos los medios de comunicación (televisión, radio, prensa, etc.), que hablan de pirómanos cuando quizá se llamen incendiarios. Por no hablar de las redes sociales,  donde poco se contrasta la exactitud de la información y los términos. Se habla mucho, y a la ligera del pirómano, pero…

¿Sabías que la mayoría de personas que provocan no son incendios? ¿Conoces el término “incendiario”? ¿Sabes cuál es la diferencia entre pirómano e incendiario? ¿Y cuál es el perfil del pirómano? A continuación vamos a tratar de aclarártelo.

Diferencia entre pirómano e incendiario

Incendios provocados, muchas veces difícil para las autoridades descubrir si por pirómanos o incendiarios. Fuente imagen: diario Información.

Los incendiarios son personas que provocan incendios, generalmente con premeditación y afán de lucro, aunque también por descuido, o neglicencia (definición de Wikipedia). En este caso, a todos nos viene a la cabeza el ejemplo de personas que persiguen un interés económico tras la quema de terrenos.

Los pirómanos son personas que actúan, al igual que los incendiarios, de forma intencionada. Sin embargo, la diferencia principal con el incendiario radica en que un pirómano es una persona con un trastorno del control de los impulsos, mientras que un incendiario no los es.

Para que lo entendamos mejor, un trastorno del control de impulsos lo es también la bulimia, por ejemplo. Una persona cque sufre bulimia no puede parar de comer porque no controla su conducta. En el caso del pirómano, éste tiene impulsos y deseos de quemar ‘algo’, y no los puede controlar.

Obviamente tanto el pirómano como el incendiario suponen un peligro para la sociedad. Sólo que el pirómano tiene un trastorno y aunque sabe lo que está haciendo, lo desea hacer con todas sus fuerzas. A diferencia del incendiario, él nunca se mueve por fines políticos, religiosos o para hacer daño a alguien. Sin embargo un incendiario puede que disfrute o no viendo el fuego, pero de lo que disfruta o se lucra es de las consecuencias de éste, del daño que causa a terceras personas.

Según datos oficiales, el 78% de los incendios en España son organizados, planificados o premeditados por incendiarios, mientras que menos del 10% son cometidos por pirómanos. El resto son incendios debidos a otras causas, como por ejemplo las naturales.

El perfil del pirómano

Para que podamos hablar de piromanía, el sujeto ha de cumplir una serie de requisitos según el manual de referencia en Psicología DSM-V. Estos criterios son los siguientes:

Que la persona haya provocado incendios en más de una ocasión.

Que la persona que provoca el fuego tenga fascinación por el fuego. La persona pirómana está encantada con el fuego, lo disfruta, le apasiona e incluso en algunos casos la literatura habla de llegar a sentir ‘un orgasmo’ al verlo.

La persona siente tensión antes de provocar el incendio. Siente emociones de activación emocional que necesita ‘romper’ sólo si incendia ‘algo’.

Después del incendio la persona tiene alivio y bienestar por provocar el fuego, nunca por satisfacción de haber hecho daño a alguien, en todo caso satisfacción de haber conseguido ‘algo grande’ para él.

La persona no provoca el incendio por motivos económicos, ni políticos, ni convicciones religiosas. Nada que ver con esto. En todo caso la persona lo provoca porque se siente bien al realizarlo.

El perfil del pirómano medio es un hombre de mediana edad, con un cociente intelectual relativamente bajo sin llegar a tener retraso mental, que además suele consumir alcohol en el momento que lo realiza. No es necesario que esté borracho, solamente el tener unas copas de más le facilita atreverse a hacer ‘eso que tanto placer le produce: provocar fuego’. Además es habitual que desde pequeño le haya gustado, incluso fascinado el fuego.

¿Hay tratamiento para el pirómano?

Como hemos dicho, tanto un perfil como el otro, incendiario y pirómano, son altamente peligrosos para lo sociedad. La diferencia radica en que en uno de los casos parte de la base de un problema psicológico que sí tiene tratamiento cura, mientras que en el otro caso no existe problema psicológico de base.

Efectivamente en el caso de los pirómanos o piromaniacos existe tratamiento para poder rehabilitarse, en muchos casos, con ayuda de la psicoterapia y de la medicación.

Eso sí, la mayoría de casos que vemos en las noticias se corresponden con incendiarios, ya que la piromanía, además de ser poco habitual en la población, tiende a estar supervisada y más controlada.

Ahora que ya conocemos la diferencia entre pirómanos e incendiarios, llevemos cuidado con los términos porque nada tienen que ver.

Sobre el autor

Yolanda

Yolanda Pérez Directora del centro de Psicología Eclipse Soluciones. Doctora en Psicología (nº col. CV-9418) y Master en Psicología de la Salud. Especializada en terapa adultos-intantil. Experta en formación y orientación laboral.

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