el perro sigue ladrando. Pero ya nadie lo escucha.

Por Natali Yager

el perro sigue ladrando. Pero ya nadie lo escucha.

– y hay un pájaro, que sigue cantando siempre a la misma hora, aunque ya no sea importante para nadie. Hay una medicina que sale más bella cada día para los indios que se le quedan viendo como si sólo fueran pequeños brotes de yuyos. Una piedra que cada siesta suda olor a mandarina, mientras la fiesta ya terminó hace mucho y ahora un tiempo de multi-procesadoras intentando comprender algo que se perdieron en su salto veloz. Ninguna sabe en que tiempo ocurrió el mundo. se saben incompletas, de todos modos…

tengo justo en la unión de mis sienes, su costado interno, cuando se tocan por fin con mis lagrimales. Desde ahí dos riendas elásticas muy fuertes pero des concentradas. Están en un proceso de retención de todo a través de los actos, retención como una tapa de una olla cuando hacemos pororó. Afuera hace mucho calor, pero adentro hierve.

Y salen desde ese punto a existir afuera, las hormigas que fueron, y ven la piedra antes gigante, ahora en… prepararse para la próxima boda pequeño Sonso. – imita la voz de Patricio, como una marcación cotidiana por su costumbre de permanecer sentado durante largos ratos, mirando lo que él creía que habrían podido ser sus compañeras.