Por Carlos Romero
Ante todo, agradecer a mis amigos @GuardianesSFC la oportunidad de escribir en la que fue mi casa durante muchos años, y la que, por cuestiones obvias, debí abandonar para dejarla en mejores manos.
Mi reflexión de hoy se encamina en las razones de la necesidad de que los clubes, especialmente los que son más importantes y tienen más pasado, tienen la obligación de cuidar su historia, su patrimonio, y lo que puede llegar a ser más sagrado para un club: su gloria.
No perdamos de vista la afirmación de que lo que es más importante para un club es que la pelotita entre. Los esfuerzos deben centrarse en esta cuestión con todos los sentidos puestos en ello. A priori, debemos pensar que, en ese caso, lo más importante de un club son sus jugadores.
Pero claro, sin un buen entrenador, y unos preparadores físicos, los jugadores no rendirían, y correrían por el campo como pollos sin cabeza.
Igualmente, si un club no tiene una buena dirección deportiva, y esta no acierta con los jugadores, los mismos dejan de tener la importancia necesaria para la consecución de los objetivos de la empresa. Y ahora que lo pienso, si la dirección deportiva no tiene un buen sustento económico para poder traer los mejores jugadores y entrenadores posibles, tampoco se puede conseguir un objetivo que sea adecuado para la institución. Por lo tanto, la importancia se va diluyendo como un azucarillo, no solo los jugadores son lo más importante, sino el director deportivo, y que exista un departamento económico que sea capaz de tener unas cuentas saneadas.
Si al mismo tiempo no tenemos un departamento de marketing que sea capaz de vender todo aquello que el club genera per se, monetizando y publicitando, el engranaje no termina de funcionar económicamente, del mismo modo que debe existir la necesidad de un departamento de comunicación que transmita las noticias propias a un público que está ávido de las mismas.
También necesitaremos un buen presidente y un Consejo de Administración que sean capaces de tomar las decisiones más acertadas, porque si no aciertan en tener unas estructuras que sean capaces de que la maquinaria funcione como debe, el resultado puede ser catastrófico.
Entonces, ¿lo más importante es lo deportivo, el sustento económico, una buena dirección, un buen marketing, o la comunicación?
Jardineros que dejen el césped como una alfombra, actos protocolarios para recibir a los clubes rivales, utileros que tengan a punto el material de los jugadores, responsables de cantera que saquen jugadores propios magníficos, dietistas, fisios, viajes, una afición que anima al equipo… A estas alturas del artículo, coincidiremos que un club en realidad es un todo indisoluble, una maquinaria que debe engrasar todas sus piezas para que funcione como una sola. Si una de las piezas no funciona, es susceptible de hacer que, como en las construcciones de fichas de dominó, vayan cayendo por la inercia una tras otra, hasta acabar derribando todo el artilugio.
Sin embargo, los clubes en España, no se dieron cuenta de que se necesitaban un entrenador como tal hasta bien avanzados los años 20, antes simplemente era necesario un alineador, que decidía qué jugadores compondrían el equipo, que muchas veces coincidía con algún jugador experimentado, nada de tácticas y chuminás para la época. Por supuesto el tema físico debía ser algo innato, los jugadores fumaban y comían lo que les daba en gana, y la influencia en el juego de estas cuestiones era entendido como algo secundario.
Igualmente no era necesario un director deportivo, figura que se pone en marcha muy avanzado el siglo XX. El presidente decidía que jugadores debían componer el elenco, entendiese o no de fútbol, apoyándose quizás en personas con cierta experiencia, fichar jugadores simplemente era una cuestión de gestión de la directiva. Y no hablemos de responsables de marketing, una “tontería” hasta que comienza a dar sus primeros pasos allá por los años 90, una cuestión muy novedosa que no todos los dirigentes de clubes estaban dispuestos a poner en marcha, básicamente porque no lo comprendían, hasta que se vieron obligados. Hoy el marketing es imprescindible para un club.
Impensable del mismo modo poner en marcha medios de comunicación propios, cuestión que aparece a mediados de la primera década del milenio, un simple director de prensa que ordenase a los periodistas era más que suficiente, y no desde demasiados años atrás.
En nuestras visitas a clubes importantes del elenco nacional e internacional, observamos cómo los departamentos de historia tienen un papel crucial. Es curioso porque esto es una correlación causa efecto, es decir, los grandes clubes tienen departamento de Historia, y lo tienen precisamente porque son grandes. Mientras más grande es el club, más desarrollado tiene este tipo de departamentos, porque saben perfectamente qué función deben cumplir y los réditos que obtienen son altos, no necesariamente económicos.
Cuando les preguntamos por qué razón tienen un departamento histórico, se sorprenden por la cuestión en sí, no conciben el club sin este apartado, y la respuesta es simple: son los que salvaguardan lo más preciado que tiene el aficionado, ya sea material o inmaterial. Material, porque se encarga de mimar todo aquello que el club ganó durante sus años de vida, y por otro lado atesoran todo aquello por lo que el aficionado se siente orgulloso de pertenecer a la entidad. Todo el club es Historia, todos somos Historia, absolutamente todo, incluido lo que pasó ayer mismo.
Afortunadamente, en el Sevilla FC los últimos presidentes se dieron cuenta de esta necesidad, de la acogida positiva que tiene el sevillismo con respecto a estos temas, y de la imagen que proporciona. Sin embargo, al igual que otros departamentos tuvieron que abrirse camino a lo largo de los años en los clubes y se hicieron imprescindibles, los de Historia están en esa fase evolutiva en la que deben acometer una implantación definitiva, con la argumentación necesaria, para que sean comprendidos en su totalidad y en toda su dimensión, y que se valore su importancia, que las aficiones les dan sin duda alguna, y normalizarse en las estructuras.
El Sevilla FC cuenta con aproximadamente 5000 trofeos, más de 100.000 documentos, algunos de gran valor y antigüedad. Atesora más de 250.000 fotografías antiguas. Su Área de Historia investiga el pasado sevillista, la difunde porque otros se encargaron de contarnos nuestra propia historia, y era necesario que fuésemos nosotros mismos los que la comprobásemos. Acumula información del Club en forma de biblioteca, hemeroteca, publicaciones propias, medios digitales y de información. Cataloga, data, mide, pesa y cuenta el pasado de cada uno de los objetos históricos. Igualmente ha proyectado un museo que debe terminar por implantarse en necesidad.
Todo debe ser gestionado para que las generaciones presentes y futuras sean conscientes de la gloria del Sevilla FC, y argumenta el orgullo y el significado de ser sevillista.
Tenemos todos los clubes aún una gran tarea por delante.