El peso de los muertos, de Víctor del Árbol

Publicado el 18 abril 2016 por Sandracronistera @SandraBlogCLCM
¡¡Hola cronisteras y cronisteros!! Comenzamos, una vez más, la semana, qué remedio, ¿no? El único consuelo que queda es cruzar dedos y esperar que pase lo más rápido posible (sí, habéis notado bien, odio los lunes). Pero bueno, sé que muchos esperáis con ganas la reseña lunera del blog ¿a que sí? pues aquí va, jeje.

Aunque Un millón de gotas ha sido la que más fama ha dado a Víctor del Árbol como escritor, su primera novela publicada fue El peso de los muertos, novela que, quizás, por el hecho de encontrarse actualmente descatalogada (aunque se volverá a editar en breve en una nueva editorial), es la gran desconocida para muchos.
Sin embargo, a pesar de ser su primera obra, ya rezuma el carácter  y estilo de Víctor por cada una de sus 389 páginas: personajes marcados por el pasado, mucha carga emocional y una historia dura, de esas que no te gustaría vivir pero que, no obstante y por desgracia, suceden.
 Narrada en dos tiempos, la trama se desarrolla en un vaiven entre la Barcelona justo después de la Guerra Civil y la Barcelona de días antes de la muerte de Franco, en 1975. Un período tétrico, opresivo, cruel... idóneo para la historia que Víctor del Árbol nos quiere contar Idóneo, también,  para los personajes que nos quiere presentar, de los cuales algunos tienen la  misma crueldad del momento en el que les ha tocado vivir mientras que a otros les toca sufrir tal situación.
Una canción de Manolo García dice:
Vendrán días en que el peso que hoy te abruma se hará liviano. 
Vendrán días en que ese peso ya no será carga sino bagaje. 
Vendrán días, han de venir. 
Y eso es, precisamente, lo que ansía Lucía, la gran protagonista de esta novela. Lucía es una mujer fuerte (por suerte, la ecuación de mujer = débil va cambiando en la literatura), pero... necesita cerrar de una vez por todas el peor capítulo de su vida, ese que lleva cargando a sus espaldas durante  décadas y en el que se vieron implicadas varias personas. Personas que, junto con Lucía, también son personajes de la trama porque, ya se sabe, no hay mejor manera de superar un problema que enfrentándose a él, aunque el miedo opine lo contrario. Todos los personajes están bien definidos, resultan de lo más creíble, se amoldan por completo a las situaciones, circunstancias y contexto histórico.
El estilo sin tapujos, sin edulcoraciones, hace que te adentres, de pleno, en la historia, que la vivas en primera persona padeciendo el mismo miedo, las mismas frustraciones y el mismo peso del pasado que sus protagonistas.
Como conclusión, pues, sólo queda decir que es una primera obra muy lograda y que, sin duda, después de estrenarme con ella en la narrativa de Víctor, seguiré al autor de cerca, de hecho, ya tengo en casa esperándome Respirar por la herida y La víspera de casi todo.

ÁRBOL, Víctor del. 2006. El peso de los muertos. Madrid: Castalia. (Albatros). 389 pp. ISBN 84-9740-188-3.
Resumen: Esta es una historia sobre la memoria y sobre el modo en que construimos el pasado según nos conviene.
Noviembre 1945: Nahum Márquez va a morir en el patíbulo. Noviembre 1975: Lucía regresa a Barcelona desde el exilio con las cenizas de su padre y con los fantasmas que la esclavizan. Franco agoniza, y con él una España que encarna el comisario Ulises, dispuesto a una última batalla con su propia decrepitud, a manos de una España emergente, la de Gilda y sus amigos que nada le deben al pasado excepto, quizá, una pátina de romanticismo. El encuentro entre Lucía y el comisario, temido pero inevitable, enfrentará dos mundos, el de los vivos y el de los muertos que viven a lomos de estos. Durante treinta años cada personaje que tuvo que ver en la muerte de Nahum Márquez ha inventado sus propios recuerdos de cómo fue aquella historia de amor y tormento. Es una ficción que les permite vivir más allá de lo que realmente ocurrió y que les pone a salvo del dolor y de su propia responsabilidad. Pero Lucía está cansada de huir y de mentirse. Ya no puede con el peso de los muertos. Quiere la verdad, pero la verdad es como un espejo lanzado contra el suelo: rompe la realidad en mil pedazos. Y los demás no están dispuestos a permitirlo. No pueden hacerlo porque eso sería aceptar lo inaceptable: que durante treinta años han vivido una mentira sin darse cuenta de que el Mundo ha pasado de largo y los ha dejado en el andén. Y si una muerte se cubre con otra muerte, el silencio se convierte en el mejor de los pasados.