El petróleo del Níger
Publicado el 23 mayo 2012 por Lparmino
@lparmino
Refinería en Port Harcourt, delta del Níger
Fotografía: sixoone - Fuente
La volatilidad de un combustible como el petróleo está más que comprobada y demostrada. Durante los años setenta del siglo XX, la presión ejercida por los países productores llevó a una de las crisis energéticas más importantes en el mundo desarrollado. Quizás, por esta misma razón, por asegurar un suministro de un petróleo de cierta calidad y unos precios más o menos estables y favorables a las grandes empresas extractoras, Europa y EE.UU. hagan oídos sordos a las protestas referentes a las constantes violaciones de derechos medioambientales y, por lo tanto, humanos, en el delta del Níger. En la zona, una de las más densamente pobladas del mundo, el petróleo se convierte en lacra para toda una población de millones de personas en nombre del beneficio económico de Shell y los intereses occidentales. Desde la década de los años treinta del pasado siglo se conoce la importancia petrolífera del subsuelo del delta del Níger, en Nigeria, en la zona del golfo de Guinea. Las grandes petroleras se lanzaron a la explotación de las importantes fuentes de crudo de la zona. Sin embargo, la visión colonial y neocolonial ha sido una constante en el desarrollo de las políticas económicas y sociales diseñadas para África desde los grandes centros de toma de decisiones ubicados en París, Londres, Nueva York… En un interesante artículo publicado el 4 de junio de 2010 (Guinguinbali.com), Laura Gallego ya establecía una reveladora relación entre la forma cómo actuaron las autoridades estadounidenses respecto a los vertidos del Exxon Valdez en Alaska (1989) o el accidente de la plataforma petrolífera del golfo de México en abril de 2010.
Logotipo de Shell
Fotografía: LuizGXavier - Fuente
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) emitió en 2011 un informe contundente respecto a la situación en el delta del Níger, señalando la clara responsabilidad de la compañía Shelly de las autoridades nigerianas en el constante deterioro medioambiental y humano de uno de los ecosistemas más ricos del planeta. Se calcula que se ha vertido en la zona, en los últimos cincuenta años, hasta un millón y medio de toneladas de petróleo. Habría que añadir la quema de gases o los residuos provenientes de las actividades extractivas. Las consecuencias son evidentes y cruelmente lógicas: la destrucción del medio ambiente, la pérdida de los recursos básicos para la subsistencia de las poblaciones de la zona, el descenso alarmante en la esperanza de vida de los habitantes del delta, etc.Existe otra consecuencia respecto al desastroso efecto del petróleo en la región. La necesidad del control de los recursos, de las vías de comunicación, de las regiones más productivas, ha degenerado en un auténtico conflictoen el que numerosas facciones, grupos tribales y fuerzas del Gobierno central nigeriano están sumidas en un conflicto armado en toda regla, con mayor o menor intensidad según los momentos. Se pueden contabilizar miles de muertos y gran número de desplazados internos. La codicia del petróleo ha despertado la guerra en la región del delta del Níger en sus peores manifestaciones. A esta situación habría que sumar el fuerte descontento social ya que los beneficios del petróleo no afectan en ningún modo al grueso de la población.
Río Níger
Fotografía: Dan Lundberg - Fuente
En todo este clima de tensión, los grupos internos de presión por la defensa de los derechos medioambientales y humanos tienen un papel fundamental en la zona mediante la movilización pacífica de la población. Uno de los principales líderes ambientalistas de Nigeria, Ken Saro – Wiwa, fue asesinado, junto con otros compañeros, en 1995. Los responsables fueron las autoridades nigerianas. Sin embargo, ¿qué papel jugó la compañía Shell?Según informa Shell, son los bandidos o los grupos insurgentes los responsables de los constantes vertidos de petróleo en el delta del Níger. Sin embargo, todos los informes apuntan a la mala calidad de las instalaciones de la compañía petrolera. De hecho, desde la ONUse considera que tanto el Gobierno de Nigeria como la propia compañía deben pagar una ingente cantidad de dinero para tratar de sofocar, en lo posible, las graves consecuencias medioambientales de la extracción petrolífera en la zona. Sin embargo, la acusaciónmás grave consiste en los posibles sobornos de Shell para que las autoridades nigerianas y sus fuerzas militares y policiales asesinen a activistas medioambientales y opositores (entre ellos el propio Ken Saro – Wiwa). No sería tan extraña esa actitud por parte de los responsables de Shell. De hecho, durante la actuación judicial por la muerte del activista, la empresa llegó a un acuerdo con la familia del asesinado por una cuantiosa suma de dinero. De nuevo, el dinero frena y silencia los abusos de las grandes compañías en el continente africano.Luis Pérez Armiño