El pez, símbolismo, idolatría y paganismo

Por Dubarri

El pez, símbolismo, idolatría y paganismo es la continuación sobre el símbolo del Pez como símbolo paganos e importado por el cristianismo. Escribí sobre este tema hace unos meses cuando tomé como referencia al símbolo pagano del pez como símbolo adquirido hoy en día junto a la cruz por el cristianismo. “El pez, símbolo pagano importado por el cristianismo”. El símbolo pez es más usado por las religiones protestantes cristianas fundamentalistas provenientes de América. El símbolo del pez cuya palabra en griego “Ichthus” (ΙΧΘΥΣ) representaba supuestamente las siglas en clave, de sus señas de identidad: “Iesous Cristós Theou Uios Soter”.

La Biblia no es una fuente fiable sobre el uso o no de imágenes, iconografías,  ídolos para guiarse como referente de veneración y adoración; lo mismo lo promociona como lo prohibe según conviene, pero, ¿qué religión no prohíbe las iconografías y símbolos de otra religión rival? De igual forma que en Ex 32, 31 y Ex 32, 31 condena el uso de esas imágenes o símbolos (creo que por un interés anterior pagano), después no solo lo permite sino lo manda, véase en Ex 25, 18-20, en 1Cro 28, 18-19, y en Ezequiel 41, 18. ¿Contradicción? La Biblia es un cúmulo de contradicciones y un puzzle de libros contrariamente escritos, esto es el resultado de una importación caótica de otras religiones “paganas” antecesoras, así como de mitologías anteriores. Citas:

“No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto” (Ex 20, 4-5). “Realmente el pueblo cometió un gran pecado al hacerse un Dios de oro” (Ex 32, 31).

“[…] para el altar del incienso, oro acrisolado según el peso; asimismo el modelo de la carroza y de los querubines que extienden las alas y cubren el arca de la alianza de Yahveh. Todo esto conforme a lo que Yahveh había escrito de su mano para hacer comprender todos los detalles del diseño” (1Cro 28, 18-19).
“estaban cubiertos de grabados alternados de seres alados y palmeras”. (Ezequiel 41, 18)

“No te hagas ningún ídolo ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni les rindas culto” (Ex 20, 4-5). “Realmente el pueblo cometió un gran pecado al hacerse un Dios de oro” (Ex 32, 31).

“[...] con dos seres alados de oro labrado a martillo en los dos extremos, haz el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formaran un cuerpo con el propiciatorio, en sus dos extremos. Estarán con las alas extendidas por encima, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno en frente al otro, con las caras vueltas hacia el propiciatorio” (Ex 25, 18-20).

El pez, símbolo importado del cristianismo pasa a ser usado por diversas iglesias evangélicas como un símbolo de culto, de representación divina ante lo insondable, ante lo incomprensible, ante lo no conocido. Hacia un dios cuyo físico nadie conoce y le es necesario al hombre creyente representarlo de igual forma como  los filisteos representaron al pez-deidad Oannes. Recordemos nuevamente a “Vesica Piscis” o Vaso del Pez venerado por religiones antecesoras y paganas cuyo símbolo de pez está resgistrado; recomiendo un repaso a mi anterior artículo.

Muchas de las respuestas a mi artículo recibieron la “justificación” sobre si es tan solo un símbolo. Dice el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung que “ […] que el símbolo es una palabra o una imagen cuando representa algo más que su significado inmediato y obvio. En este último caso, es sólo un signo” [1]. Pero cuando el signo es exportado como refuerzo a una creencia, o como veneración tildando de herejía el atentar contra el o menospreciar el símbolo como ocurre en ocasiones ya no se trata de un mero símbolo. Y el símbolo pasa a ídolo, icono sagrado, etc.

He aquí un estudio que Jung da sobre la simbología importada del paganismo, el Pez, pongo esta traducción libre que he realizado del texto original al pié de este artículo para quienes lo deseen leer:

“Las similitudes entre el simbolismo astrológico y el cristiano se exploran, con especial atención a la evolución histórica del símbolo doble de los peces. El símbolo de pesca se distribuye ampliamente en las mitologías y religiones de las civilizaciones antiguas, especialmente en el Cercano y Medio Oriente; sin embargo, lo repentino de su implementación en la historia del cristianismo primitivo se ve que tienen un origen más específico en el simbolismo astrológico. Cristo nació bajo el signo de los peces, con el Sol en el Signo de los Mellizos, la naturaleza dual de los dos símbolos se discute lo que se refiere al Cristo gnóstico/mito del Anticristo. Otro punto significativo en la cronología astrológica se analizan en términos de su asociación con el movimiento cristiano, en particular las fechas de la conjunción de los planetas opuestos, evento asociado con los nuevos comienzos, se considera que corresponden a la fundación de nuevas órdenes religiosas e históricamente influyentes.
Estos nuevos movimientos religiosos son a su vez examinadas por los impulsos psicológicos que subyacen a sus creencias,  el movimiento monástico del Espíritu Santo liderado por Joaquín, por ejemplo, es considerado una expresión del arquetipo del espíritu vitalizante. Este movimiento influenció a los más grandes teóricos científicos y religiosos, pero también fue degradado y distorsionado por revolucionarios y anarquistas en la era anticristiana.
El análisis del simbolismo de los peces se reanuda relacionados con el cambio de perspectiva que se inició con el Renacimiento. En el sentido astrológico, mientras que la etapa de los peces que se rige por el conflicto de fuerzas opuestas, la era de Acuario que sigue trae la unión de estos opuestos.
El primer pez es Cristo, el Anticristo segundo, y el contacto entre ellos se produce en la época del Renacimiento, este contacto de los contrarios enantiodromia, se considera que se ha formado el espíritu de la era moderna. La era de Acuario de la unificación está por venir en el tercer milenio.”

Esto que Jung dice es una visión complementaria a la que dí en mi anterior artículo “El pez, símbolo pagano importado por el cristianismo”, al final estamos en cruce entre creencias místicas astrológicas importadas donde es el simbolismo, siempre, en todas las religiones el que “gira” en torno al astro rey, el sol. De ahí las grandes divinidades y la adoración a esos dioses elevados en altares con sus símbolos. Esto en la idolatría desde una psique sumisa y pobre, el yo subyugado a un mito. Cabe aclarar que todo esto es anterior al cristianismo y etiquetado como paganismo cosa chocante cuando este último lo importa para sus intereses simbólicos y por otro lado el dualismo que las religiones monoteístas mantienen. En ese dualismo “la naturaleza tiende a lo opuesto, y de ello y no de lo idéntico es de donde obtiene el acorde”, así expone Heráclito la enantiodromia y Jung lo expone como una neurosis aguda que anuncia un cambio de personalidad.

Carl Gustav Jung, escribió una obra completa sobre la simbología y el sueño, “Inconsciente Colectivo”, si bien Jung afirma que “a semejanza de los instintos, los modelos de pensamiento colectivo de la mente humana son innatos y hereditarios. Funcionan, cuando surge la ocasión, con la misma forma aproximada en todos nosotros”, yo creo que la simbología es un refuerzo para catalizar la fe en una determinada doctrina. Esto ocurre en la política, en el deporte y en la religión por poner tres grandes ejemplos actuales pero hay muchos más. Dentro de la psicología colectiva esto degenera en lo que llamamos adoración o veneración, dos términos con pequeños matices pero con igual función. Catalizar una fe dentro de un grupo social con el apoyo iconográfico y doctrinal. Aquí deberíamos incluir la psicología conductista o mensajes subliminales que ayudan a reforzar la fe dentro de las religiones. Todo esto dependiendo en qué cuadros psicológicos puede degenerar en psicosis colectiva y fanatismo religioso. Una religión sin iconografías, sin veneración o adoración a esa simbología es una religión abocada al olvido y al fracaso, de igual manera que una marca comercial sin un logo, un símbolo y un marketing está abocada a la ruina.

A lo largo de los meses desde que publiqué mi artículo  “El pez, símbolo pagano importado por el cristianismo” ha habido muchas respuestas, unas apoyando los datos que proporcioné sobre la importación de ese símbolo, hoy en día cristiano (recordemos que ese símbolo fue importado por los cristianos y usado como elemento de veneración y adoración por otras creencias y dioses. Hoy usado por parte de los cristianos sobre todo evangélicos protestantes) y, por otra parte estos neocristianos protestantes intentando justificarse en que es tan solo un símbolo inocente sin más consecuencia . Esto último es una falsedad y no solo caen en una autoengaño sino que caen en una realidad falseada. Sobre todo conociendo el nivel de veneración e incluso adoración de la simbología cristiana (católica, ortodoxa o protestante) desde una vista aséptica, laica y ajena a todo ese mundo de la sacralidad de los símbolos (elementos como: el pez, el crucifijo, la Biblia, el Corán, etc.). En estos casos aplicaríamos el fenómeno del inconsciente colectivo que Jung definió y yo aplicaría un patrón de conducta subyugado a un determinado líder carismático cuyo fin es hacer ver que la simbología del pez por ejemplo es diferente a la adoración del dios Apis, ambas cosas son iguales con diferente rituales y presentaciones, ambas cosas son iguales desde el comportamiento psicológico. Esto en manos de un esquizofrénico paranoide daría como resultado a un fanático fundamentalista muy peligroso.

¿Ha visto algún coche con el pez pegado en su carrocería? Como en este ejemplo hay muchos: cuadros, cadenas, pines, etc. Seguramente a estas alturas estará pensando que muchos grupos musicales, marcas de ropas, etc. también contienen esa simbología. Claro que sí querido lector, sí, pero el fin no es otro que una alineación dirigida a un fin comercial: la compra, la venta, el beneficio económico.

Tras todos esos símbolos fluye un mensaje subliminal: sigue a la marca, al club, al fin, porque eso hará que sobrevivan a la selva económica mercantil. Una fidelización del cliente en pro a un beneficio de la empresa (marca) que seguirá comprando, al club (sociedad) que pagará cuotas o entradas y merchandising de un grupo (musical, por ejemplo) que proporciona venta de conciertos, discos, etc. Si el religioso quiere comparar esta otra clase de simbología comercial, sin la sacralidad que el impone a sus símbolos, es conveniente hacerle pues estas preguntas: ¿Es la religión otro negocio? ¿Qué persigue la religión con el simbolismo? ¿Por qué algunas religiones transforma un simbolismo comercial en una idolatría fanática? y sobre todo ¿por qué no hay un reconocimiento claro por parte de las religiones de su condición idólatra? Son preguntas, cada cual supongo creerá tener las respuestas, pero la realidad y la historia dejan en evidencia lo que hay detrás de cada símbolo importado o creado por las religiones, la cruz, el pez, el libro, etc.

Si la simbología constituye una gramática que a menudo se expresa inconscientemente me pregunto si no es mejor el consciente del pensador cuando hay que abordar dudas existenciales como en el caso de las creencias. Dice Jung sobre la simbología y la religión:

“Como hay innumerables cosas más allá del alcance del entendimiento humano, usamos constantemente términos simbólicos para representar conceptos que no podemos definir o comprender del todo. Ésta es una de las razones por las cuales todas las religiones emplean lenguaje simbólico o imágenes.
Pero esta utilización consciente de los símbolos es sólo un aspecto de un hecho psicológico de gran importancia: el hombre también produce símbolos inconsciente y espontáneamente en forma de sueños”.  Carl Gustav Jung. [3]

Una lectora de El Averno, María Betsabe, comenta (según ella) que  no se puede considerar un -sencillo símbolo- de pescado un ídolo o idolatría al símbolo. Y para ello hace alusión a los ídolos del rock. A esto “justifica” en defensa de su alegato al uso del pez como que es tan solo un -símbolo inocente- añadiendo dos citas bíblicas que al principio de este artículo he citado. Pena que esas citas precisamente hacen referencia a una idolatría bíblica, es decir a la creación de ídolos para que las personas se humillen ante ellos o queden subyugados por ellos. Los “ídolos” del rock son tan solo personas cuyo papel principal es triunfar en una determinada carrera musical y obtener un beneficio de ello.
Otro lector ha hecho referencia a la “inocencia” de un “lindo dibujito”. Claro que este lector no se si se ha dado cuenta de la cantidad de “lindos dibujitos” (dícese El Pez) se colocan en altares, coches, pines, cuadros, etc. que marcan más una forma de vida y una fe catalizada en un sentimiento invisible hacia un dios invisible que necesitan ver para afianzarse, y esto es algo psicológico. Esto es natural en el ser humano. Lo malo es no saber canalizar lo natural y no distinguir un “lindo dibujito” de un icono sagrado. Añado que si ese lector (como dice) pensara que dicho símbolo le ayuda a que todas las cosas le salgan bien, tenga suerte, etc. entonces ahí no estaría cayendo en la idolatría como dice, sino en el fetichismo. El fetichismo forma parte de un entramado crédulo-idólatra cuyo fin si se puede definir sería a mi forma de ver una especie de placebo ante un mal que la psique del crédulo no es capaz de canalizar.
A  María Betsabe le comento cómo los católcos caen en la misma pendiente resbaladiza justificando la adoración veneración a María (virgen) como madre de un dios, en este caso Jesucristo. A esto lo llaman hiperdulía y lo sienten muy alejado de la idolatría, yo creo que no, la hiperdulia está más cerca de la idolatría que del simple respeto o veneración a una creencia o mito.

Nissi, otra lectora, hizo otro comentario en el primer artículo sobre el tema añadiendo una nota que deseo aclarar.  Dice y cito textualmente, “una imagen y un Idolo son dos cosas diferentes. Los querubines eran un símbolo no un ídolo. Y un ídolo es todo lo que ante ponemos primero en nuestras vidas que a Dios. Un ídolo lo adoran, les rinde culto, cuando van y los ven tocar, cantar etc.”.
Yo en algo le doy la razón pero no en todo, si bien es cierto que una imagen no es un ídolo, también es cierto que un ídolo o la idolatría es la veneración de una imagen como algo trascendental, como algo sagrado, como un refuerzo vital entre el “más allá” con su yo y esto con carácter de representación de una deidad, necesaria a su vez para como he dicho anteriormente catalizar al dios etéreo sin duda no existente o no probada su existencia. Pero no es de recibo confundir al fan de un grupo de música con un grupo místico que adora un dios, estamos hablando de situaciones diferentes.

La superstición hay mucho que escribir, pero en este caso haré una pequeña anotación sacada de un libro de medicina y psiquiatría, dice Teofrasto sobre unos de los perfiles psicológicos estudiados en medicina:

En efecto, la superstición parece ser un amedrentamiento respecto a lo sobrenatural. El supersticioso se comporta de la siguiente manera. Tras haberse lavado las manos y purificado en la fuente de “Los tres caños” y después de haber cogido una ramita de laurel del templo, se pasea durante todo el día con ella en la boca. En el caso de que una comadreja se atraviese en su camino, no sigue andando hasta que pase alguien o bien él haya lanzado tres piedras por encima de su sendero. Cuando ve una serpiente en su casa, si es carrilluda invoca a Sabacio, si es sagrada, erige enseguida un altar en aquel precioso lugar.  Al pasar por el lado de esas piedras relucientes que hay en las encrucijadas vierte el aceite de su lecito y no se aleja sin antes haberse arrodillado y haberlas adornado. En el caso de que un ratón haya roído un saco de cebada, se presenta ante el intérprete y le consulta qué debe hacer. Si le responde que lo dé a un curtidor para remendarlo, no se contenta con esto, sino que hace un sacrificio para verse librado del maleficio. Continuamente purifica su casa, por pretender que sobre ella pesa un conjuro de Hécate. Si las lechuzas se alborotan a su paso, el pronuncia la palabra incantatoria: “Atenea es más fuerte”. Y, tras esta cautela, continúa su camino.
Procura no pisar una tumba ni acercarse a un cadáver o a una parturienta, pues asegura que no le conviene contaminarse. Los días cuatro y siete de cada mes, después de ordenar a los de la casa que preparen vino caliente, se va al mercado a comprar unas ramas de mirto, incienso y pasteles sagrados. A su regreso, se pasa el día entero coronando hermafroditos (http://es.wikipedia.org/wiki/Hermafrodito). Cuando tiene un sueño acude a los intérpretes de visiones oníricas, a los adivinos y a los augures para que averigüen a qué dios o diosa debe suplicar. Visita a los sacerdotes de Orfeo con la intención de renovar su iniciación en los Misterios todos los meses en compañía de su mujer (o de la nodriza, en el caso de que aquella se encuentre ocupada) y de los niños. También podría ser de los que realizan abluciones meticulosamente a la orilla del mar. Si en alguna ocasión se ve a uno de esos hombre coronados con ajos que se encuentran en las encrucijadas de los caminos, al volver a casa, se lava desde la cabeza hasta los pies y, después de llamar a las sacerdotisas, les pide que le purifiquen con una cebolla albarrena o un cachorro. La vista de un loco o de un epiléptico le produce estremecimientos y, en consecuencia, escupe en el pliegue de su ropaje.”
(Lecciones de psicología médica, Concepto y estructura de la personalidad, pag. 128-129) [4]

Hasta aquí un apunte más de lo que considero una segunda parte de “El pez, símbolo pagano importado por el cristianismo”, en espera a una tercera en la cual me centraré más en el fetichismo religioso. Sigan ustedes lectores siendo felices con sus sueños.

Jean Pierre Dubarri, marzo del 2010.

NOTAS:

[1] Notas tomadas de:  Abstracts of the Collected works of C.G. Jung

[2] The sing of the fishes. In: Jung, C., Colleted Works of C. G. Jung, vol. 9, Part 2, 2nd ed., Princenton University Press 1968, 333 p. (p. 72-94)
Similarities between astrológical and Christian symbolism are explored, with particular attention given to the historical evolution of the dual symbol of the fishes. The fish symbol is widely distributed throughout the mythologies and religions of ancient civilizations, especially in the Near and Middle East; however, suddenness of its activation in early Christian history is seen to have a more specific source in astrological symbolism. Christ was born under the sing of the Fishes, with the Sun in the sign os the Twins; the dual nature of both symbol is discussed as it relates to the Gnostic Christ/Antichrist myth. Other significant point in astrological chronology are explored in terms of their associations with the Christian movement. In particular, the dates of conjunction of opposing planets, event associated with new beginnings, are seen to correspond to the founding of new and historically influential religious orders. These new religious movements are in turn examined for the psycological impulses underlying their beliefs; the monastic Holy Ghost movement headed by Joachim, for example, is felt to be an expression of the vitalizing archetype of the spirit. This movement influenced some of the greatest religious and scientific theorists, but was elsewhere degraded and distorted by revolutionaries and anarchist in the antichristian era. The analysis of fish symbolism is resumed and related to the change in outlook wich began with the Renaissance. In the astrological sense, whereas the age of the fishies is ruled by the conflict of opposite forces, the Aquarian age which follows it brings about the union of these opposites.
The first fish is Christ, the second Antichrist, and the contact between them occurs at the time of the Renaissance; this contact of opposites (enantiodromia)is considered to have formed the spirit of the modern era. The Aquarian era of inification is yet to come in the third millennium. (The sing of the fishes. In: Jung, C., Colleted Works of C. G. Jung, vol. 9, Part 2, 2nd ed., Princenton University Press 1968, 333 p. (p. 72-94))

[3] Carl Gustav Jung. El hombre y sus símbolos. Barcelona: Paidós, 1995. p. 2.

[4] Lecciones de psicología médica, por J. J. López-Ibor Aliño,Tomás Ortiz Alonso,María Inés López Ibor Alcocer.

Gráficos:
Megido. Mosaico en Megido (Israel) de unos 54 m. cuadrados descubierto por el arqueólogo israelí Yotam Tepper de la Universidad de Tel Aviv en 2005, con una inscripción en griego que indica que la iglesia está dedicada a “Dios Jesucristo”. Se puede apreciar la simbología de los peces e igual símbolo del signo de Piscis. Fuente del gráfico: Friends of the Israel Antiquities Authority. http://www.archaeology.org.il/newsticker.asp?id=21

Lápida funeraria de Prisco, dedicada a su hermano y datada en el siglo IV; altar cinerario de Marco Trebelio, datado entre 70 y 120. Hoy se encuentra en el Museo de las Termas de Roma; urna funeraria de Cayo Sergio, del siglo I, hoy en el British Museum; y estela funeraria de Licinia Amias, del siglo III. La dedicatoria Diis Manibus aparece vinculada con la fórmula cristiana pez de los vivos. http://asiahistoria.blogspot.com/2010/01/epigrafia-romana-inscripciones.html