Hola a tod@s!!!
Una vez más aquí, y esta semana le ha tocado a un alimento de origen sudamericano, pariente de la patata, la berenjena, el tomate y el tabaco.., no hablo ni más ni menos, que de.. EL PIMIENTO!
Conocido en Europa a mediado del siglo XVI, a raíz de los viajes de Cristóbal Colón. Es una especie, que como bien sabréis, posee mogollón de variedades, más de cincuenta diferentes, que van, desde el pequeño chile picante hasta el grande y dulce pimiento en forma de campana. Su variedad en color también es amplia, pues los podemos encontrar, verdes, rojos, amarillos, marfil y morados. En España, los que más destacan son los conocidos como pimientos del Piquillo (ideales para rellenar), los pequeños y verdes pimientos del Padrón (tanto dulces como salados) y las Ñoras (pimientos secos que se emplean para la elaboración de salsas y guisos). Su aporte calórico es muy bajo, a penas 27 calorías por cada 100 gramos, lo que lo convierte en un alimento ideal para dietas de sobrepeso. Al contrario que su abundante aporte de vitaminas, sobre todo del grupo C, que triplica a la de los cítricos. Además también posee un alto contenido de fibra vegetal, pigmentos y sustancias minerales. Por su riqueza en vitamina C, el pimiento es un alimento idóneo en épocas de convalecencia de diversas enfermedades, sobre todo, nos es muy útil en la prevención de enfermedades infecciosas, sobre todo, de tipo vírico. Los pimientos dulces, también facilitan la digestión, de ahí que se suelan usar en las comidas pesadas, como currys o los picantes platos mexicanos. Asimismo, el pimiento, contiene aceites de uso estético, como cremas de bellaza o champús para el cabello. Hay mil maneras de preparar unos pimientos, ya sean como entrante, un primer plato, o como guarnición de cualquier tipo de carne o pescado. También están deliciosos frescos y crujientes en una rica ensalada o acompañados de algún rico queso. Y como no, indispensable en elaboraciones como el Chili con carne o nuestro famoso pisto Murciano. Y ya que mencionado el pisto, tan típico de mi tierra, aquí os dejo una receta de mi cosecha… espero que os animéis a hacerla!!
· 1kg. De tomate en conserva entero (también lo podéis hacer con tomate natural, aunque a mi, personalmente, para esta elaboración me gusta mucho una conserva de buena calidad.· 1 calabacín· Una cebolla· 1 pimiento verde· 2 dientes de ajo· Unas hojas de albahaca· Un solomillo de cerdo· Sal y pimienta· Aceite de oliva virgen· Una cucharadita de azúcar.
Preparación:
En primer lugar y como siempre, prepararemos nuestros ingredientes. Para ello, cortaremos nuestra verdura en brounoise
y limpiaremos nuestro solomillo del exceso de grasa, para después cortarlo en medallones de un dedo de grosor.
Cuando ya tengamos todos nuestros ingredientes listos, ponemos un rondón al fuego con un par de cucharadas de aceite de oliva y cuando esté bien caliente, marcamos nuestros medallones de cerdo. No los tengáis mucho tiempo, la función del marcado no es cocinarlos, si no, proteger que la carne no pierda su jugo.
Una ver marcados, retiramos del fuego y reservamos.
A continuación, y en la misma sartén donde hemos marcado nuestra carne, incorporamos nuestras verduras, es decir, la cebolla, el ajo, el pimiento y el calabacín. Salpimentamos al gusto y dejamos rehogar unos minutos.
Cuando veamos que nuestra verdura ya se va poniendo blandita, le añadiremos las hojas de albahaca,
y nuestro tomate que, previamente habremos escurrido y machacado con un tenedor.
Removemos bien el tomate para que se integre entre todas las verduras y rectificamos de sal y añadimos nuestra cucharadita de azúcar para rectificar la acidez del tomate.
Bajamos el fuego y dejamos que pierda parte de su agua, como unos 10 minutos destapado. Pasado este tiempo, añadimos al sofrito los medallones de cerdo, junto al jugo que haya soltado
y dejamos cocer a fuego lento y tapado unos 10-15 minutos más (hasta que el tomate pierda toda su agua),
y ya tenemos un delicioso pisto con solomillo a mi manera.