Voy a condenarme al plagio absoluto. Con la frente en alto y sin mas miedos que el orgullo mismo. Me denuncio a mi mismo en este robo permanente de propiedad intelectual.
Los creadores del citio recomiendan realizar cualquer tipo de plagio. Regla que no carece de sentido y goza de una honestidad brutal por parte de los administradores.
Personalmente apoyo definitivamente y desde mi moral, al autor original, a la obra virgen y libre de corrupción.
De hecho todas las oalabra que he colgado en el espacio sin escritas a primera vista, sin previa corrección, la cosa se publica fresca como pan del dia.
Pero lejos de la hipocrecia, es necesario remarcar que somos y seremos el plagio del plagio de la primera idea original. Desde siemore y para siempre.
Es inevitable para un lector que se dedica a escribir en sus ratos libres no cometer el pecado del robo de i telecto.
Tantos años dejandose seducir por palabrad agenas.
Las obras son nuestros hijos/hijas y en la gestacion no hay germinacion sin ambas semillas: la que nace del alma de uno y la encontramos en el camino.
La escritura no es hermafrodita, no nace desde la nada misma. Trae consigo ciertas ideologias que merecen ser remarcadas.
Dejo aqui, en este escrito, mi auto censura, mi adulterio fácilmente condenable a una denuncia a en primera persona.
Para dejar en claro que estamos hechos de palbras y que colmados de palabras nos iremos de este mundo.
Espero, en alun momento de mi existencia, llegar a tener la capacidad intelectual para plagiarme a mi mismo.
Para ser el que fui ayer, sin mas palabrad en la boca, que la historia no autorizada.