Hay momentos en la vida que te encuentras por el piso, te sientes devastado, agobiado y sin fuerzas para seguir. Es como si todos
los sentimientos se encontraran y comenzaran a chocar unos con otros hasta el punto que estallas, tocando fondo, llegando hasta tu límite, en donde no encuentras la salida.
Sé que muchos hemos pasado por situaciones difíciles, donde nos hemos sentido de esta forma, nos juzgamos derrumbándonos como una montaña de arena, esparciendo todas nuestras angustias y desesperaciones.
Es frustrante pasar por situaciones que no podemos controlar, quisiera muchas veces encontrar una razón para estar así, pero las lecciones no se aprenden con muñequitos y flores de muchos colores.
Las lecciones duelen, son fuertes y vienen muchas veces con espinas filosas que entran en tu cuerpo como un millón de dagas punzantes.
En las situaciones difíciles; lloramos, gritamos y nos preguntamos:
¿ porque a mí? ¿ Acaso hice algo mal?, ¿ en que me equivoqué?, nos cuestionamos por nuestros comportamientos.
¿ Con que fin?
Realmente creo que estamos esperando que venga una respuesta de la nada. Cómo si eso nos ayudaría a salir del caos que estamos viviendo. Sería bueno pensar que llegará un hada con su varita mágica y arreglará todo por nosotros. Pero la realidad es que nadie arreglara nada , pues cada uno de nosotros debe
solucionar y buscar las salida de las adversidades que se nos presenten.
Cuando llegamos a nuestro limite siempre existirá el poder de la fuerza interior
Se requiere de mucha concentración, voluntad y fortaleza mental para hacer surgir nuestra fuerza interior.
Hay que tener en cuenta que
“A los mejores guerreros les colocan los mayores retos”, para afianzar nuestra fuerza interior debemos decirnos.
Somos fuertes, luchadores y no somos fáciles de vencer
Caeremos un día hasta dos o tres veces, pero siempre nos
levantaremos con la frente en alto y tal vez necesitemos un respiro o una mano amiga, gritaremos al cielo pidiendo fuerzas, pero ahí esteremos parados, firmes en la lucha, dando la cara a la vida, porque así somos.
Somos grandes personas, afrontando grandes retos.
Tener siempre presente que los luchadores se forman en la arena del juego, para aprender hay que pelear, si algún día te pregunta porque tienes tantas heridas? No te avergüences ni te cierres,
orgulloso di “son muestra de la constante lucha, perseverancia y sirven de recordatorio de todo lo que nos ha tocado vivir”.
Nuestra fuerza interior la creamos nosotros mismos, hacemos que surja desde lo más profundo.
No te subestimes, jamás te des por vencido.
Si necesitas un descanso, tómalo, pero solo para subir con más fuerza,
acepta lo que estás viviendo, busca siempre lo positivo,
actúa con determinación,
proponte una meta a tus objetivos,
encuentra tu fuerza interior y
demuestra de lo que eres capaz. Tendrás tiempos obscuros con tormentas y caos, pero tú tranquilo en un tu barco de papel, seguirás remando hasta salir ileso porque
no hay ola tan grande que te derribe ni viento tan fuerte que no uses a tu favor.
Todos tenemos esa luz que nos motiva, nos llena, nos impulsa, se encuentra muy dentro de nosotros, se enciende por dentro.
Cree en ti y en tu poder interior, que te ayudara a afrontar las situaciones que se te presenten.
¿Y tú? ¿Cómo haces crecer y valer tu fuerza interior?.
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