Lo cierto es que siempre me ha resultado chocante como en ocasiones, sobre todo al comunicar noticias negativas, parece entremezclarse la pura necesidad informativa con la recreación en la tragedia, ya sea en la de ciertas personas individuales como en la de países enteros abocados a un futuro terrible y desolador. Por tanto, a veces resulta inevitable cuestionarse dónde se encuentra el límite que distingue a ambos elementos.