El miedo es el mejor arma del mercado y el poder para imponer sus políticas más reaccionarias y retrógradas en los ámbitos político, económico y social. Después de una asemana de vértigo, en la que han logrado poner al país al borde del ataque de nervios, provocado por la misma avaricia y soberbia de quienes nos llevaron a la crisis en al años 2008, el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, se despachó ayer a gusto, exigiendo a España mayor “contundencia” en la aplicación de las reformas impuestas por Zapatero. Es evidente que quieren exprimirnos hasta dejarnos completamente secos, mientras la banca y la patronal aumentan sus beneficios, en los que constituye un atentado contra la ética y la justicia social. No me gusta hacia dónde camina el mundo y me preocupa el futuro de las nuevas generaciones, que tendrán que lucha duro para recuperar derechos arrebatados, que creíamos inviolables y consolidados. Lejos de avanzar, retrocedemos cada día y las voces críticas son censuradas o perseguidas, como ocurre con el Movimiento 15-M. Algo huele a podrido y lo que es peor, da igual quien gane las elecciones. Quienes de verdad mandan no se presentan a los comicios. A ellos les basta con mover lo hilos de las marionetas, a las que votamos con más escepticismo que convicción. Terrible, pero cierto.