Cada uno crea su propia realidad en base a lo que piensa, puede que las circunstancias terminen definiendo o marcándola pero las bases de la misma provienen puro y exclusivamente de los pensamientos, y estos influyen directamente en nuestros actos, los cuales son inmodificables una vez que se han producido, por eso cuidar nuestra mente es tan importante.
Hoy en día en muchos apartados encontramos cientos de mensajes positivos, desde frases muy potentes hasta vídeos caseros que son una auténtica inspiración, y la verdad que transmiten muchas cosas positivas, motivadores y alentadoras pero la clave es creerse eso de verdad y APLICARLO, porque si no todo es en vano.
Aquellos que a diario leemos, miramos, escribimos, compartimos todo tipo de mensaje vinculados al optimismo, si de verdad lo queremos incorporar en nuestra vida, primero debemos creernos que es posible vivir desde esa perspectiva y en segundo lugar habrá que crear hábitos y acciones diarias que nos permitan anclar eso en nuestra mente.
Por explicar esto un poco demasiado simple, nuestra mente es como un “disco duro”, es decir, si no tienes actualizado tu software y hardware, cualquier programa que quieras añadirle por más bueno e importante que sea, si no es compatible con lo tienes no podrás incorporarlo a tu ordenador. Con lo cual si quieres instalarlo, deberás antes actualizar lo que sea necesario para luego instalar lo quieres y a partir de ahí podrás ejecutarlo.
Con la mente pasa algo parecido, si no modificas o “sobrescribes” tus creencias limitantes por más que leas mil mensajes optimistas o los transmitas, no tendrán efecto en tu día a día porque de eso se encargará tu “lado oscuro” en rechazarlos instantáneamente.
Si quieres buscar y tener hábitos de vida saludable, lo primero será creer en ello pero de verdad, visualizar que puedes ser capaz de hacerlo y además sentir el beneficio que te traerá a tu vida, porque esto será la verdadera motivación que te mantendrá de pie cuando tus saboteadores hagan lo imposible para que no cambies ni modifiques tus creencias.
Un ejemplo claro son aquellas personas que no creen sobre algo pero para quedar bien o ser aprobados por su entorno, transmiten mensajes positivos de que lo van a lograr y que son capaces de hacerlos, pero durante el día en su mente abundan y viven los mensajes negativos, con lo cual es completamente lógico que al final cosechen resultados negativos.
Nuestras acciones son consecuencia de nuestros pensamientos y estos están apoyados en nuestros conocimientos, experiencias pasadas y creencias, con lo cual podrás tener un razonamiento espectacularmente lógico para actuar, pero a la hora de la verdad predominará lo que tienes grabado.
Por esto es tan difícil cambiar la actitud y las perspectivas, porque se necesita mucha paciencia, constancia, compromiso y creer en lo que se hace, porque en los momentos que no se ven los resultados, comienzan las dudas y nuestro “lado oscuro” nos come las buenas intenciones como un león hambriento cuando encuentra comida.
Es muy importante que encuentres herramientas y te apoyes en ellas para combatir a los pensamientos negativos, para que no se instalen en tu mente, que puedas ahuyentarlos rápidamente cuando notas su presencia, porque la mejor forma de doblegarlos, es insistir pero desde la perspectiva del convencimiento.
Nuestros actos son un auténtico reflejo de lo que pensamos.