El poder del silencio…

Por Mbbp

Tardé mucho en valorar el silencio, quizás antes tuve que aprender a reconocer a las princesas, las hadas y los duendes mágicos en mi camino! Antes, en mi historia ya casi olvidada, solo rellenaba el espacio blanco y temido con palabras y más palabras, muchas veces vacías. Pero, sin ser todas esas palabras vacías -porque muchas provienen del corazón, por lo que siempre están llenas- muchas veces tropiezan con la cruda realidad o bien son desvirtuadas por la mente de quien las recibe! De ahí que, una vez dicho todo, es mucho mejor compartir esa mirada cómplice, esa caricia sutil y tierna o ese silencio que nunca es puro ni total, que provoca paz y une para siempre corazones. 

Demasiadas veces intentamos llenar los momentos de palabras y otras tantas veces, herimos o nos hieren con ellas, aunque no sea a conciencia ni de manera premeditada! Es entonces cuando, quizás, una mirada sincera o el silencio cobran su sentido… pero no como huída, sino para degustar y compartir en silencio un sentimiento evidente, sincero y compartido, pero ya sin palabras y a la espera de poder manifestarse como quisiera! Tal vez las palabras invitan, demasiado a menudo, a participar a la mente… y ya sabemos que, tras ella, se esconde el miedo a lo desconocido, a lo mal vivido, a lo mal recordado… o al temor a convertir en realidad lo que hasta entonces solo fue un sueño!

Paradógicamente, cuando las palabras intentan expresar un sentimiento, siempre se quedan cortas; cuando intentan evadir un sentimiento siempre se quedan largas e incluso son crueles… porque deben intentar obviar lo evidente; cuando las palabras son vacías, nunca pueden llegar al corazón y lo hieren; cuando son escritas, uno nunca sabe a quién llegan y cuándo serán leídas! Porque son tan poderosas las palabras, que un “te quiero” o un “te odio”, según en que momento, pueden lograr un mismo efecto en quien lo lee o lo escucha, en quien lo recibe!

Tardé mucho tiempo en mi vida en salir de mi silencio autoimpuesto, hermético y, aparentemente, protector! Pero un día -no hace demasiado- descubrí que, tras mi silencio o mi incapacidad de expresarme, estaba haciendo más profundas las heridas de mi corazón y más enterraba mis emociones y sentimientos tóxicos y dañinos -para mi mismo y para los demás- lo que me impedía vivir y compartir con libertad y verdadero amor mi propia vida! Desde la sombra, esos sentimientos mudos y sin palabras entorpecian mi deseado camino hacia mi mismo, hacia el amor y, como consecuencia, hacia mi merecida felicidad! Sin saberlo, había estado autorizando al miedo a que dominara mi vida y me parapetara ante el riesgo, a cambio de la falsa garantía de no volver a sufrir de nuevo! Evidentemente, como suele pasar, esa vida a medias me obsequió con numerosas personas, momentos o lugares para fortalecer mi miedo y ratificar la necesidad imperiosa de mi voluntario silencio! Mi vida, entonces, se llenó de palabras vacías -lo que, lamentablemente, nuestro mundo agradece- y mi soledad era mi única, dolorosa, forzosa y muda compañera en mi vida plena, pero clandestina!

Pero una vez el amor me invitó a romper mi silencio, a expresarme, a darme por entero y a vivir mi vida plena, las palabras con sentido y sentimiento que había escondidas en mi corazón comenzaron a brotar sin contención, seguramente con una cierta imprudencia e impudor y, lo admito, muchas veces con poco respeto para quien las recibía o la sufría! Y qué duda cabe que las premisas del amor son el respeto y la libertad! Y yo, entonces, no era libre ni respetuoso conmigo mismo ni con los demás, luego no era amor lo que motivaba mis palabras, sino miedo a la soledad o inseguridad ante mi propia capacidad de amar, cuando no, una simple autoafirmación de un Ego asustado ante un Miguel que emergía desde las profundidades del alma recién descubierta!

Hoy, ya considerando el privilegiado don de la expresión sincera de lo que siente mi alma emergente, aún creo que hay momentos en que quizás el silencio es más respetuoso, es más contundente y menos equívoco y, a la vez, expresa mejor lo que uno siente en toda su amplitud y riqueza de sensaciones! En todo caso, quizás ese silencio podrá romperse con otras expresiones efectivas del alma, como una maravillosa y charlatana mirada sincera… aunque, si no es posible, uno siempre cuenta con el recurso universal de la música, del arte de cualquier tipo… menos intrusivos, más efímeros, pero igualmente efectivos porque nos permite compartirlos!

Pero recuerda siempre que el alma, aún sin presencia evidente, cuando uno quiere, se comparte en una simple flor, en un paisaje cualquiera, en una ola que va y viene, en cualquier insignificante instante… como en un silencio voluntario o una mirada sincera, o en una música elegida, un objeto artístico cualquiera o un sutil y simple guiño, donde siempre hay un alma rebosante de amor verdadero, expresado y siempre dispuesto a ser compartido!!!

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