El poder del té verde

Por Liliandkors @liliandkors

Desde aquel aciago día en que descubrí mi intolerancia a la lactosa y tuve que suprimir a la fuerza mis adorados cafés con leche, he ido descubriendo poco a poco un mundo de infusiones que han conseguido que casi, casi, haya dejado por fin de añorarlos. En lugar del café, mi despensa está ahora llena de mezclas tan imaginativas y sugerentes como rooibos con caramelo, menta con aloe vera o hibisco con frambuesa.
Pero los reyes de los estantes de mi alacena, rebosantes de evocadores olores y apetitosos colores son, sin ninguna duda, los tés. Té blanco, té verde, té negro, té rojo, rusos, chinos, ingleses, indios o japoneses, solos o acompañados de mil combinaciones distintas, llenan mi casa de olor a pétalos de rosa, a canela, a bergamota, a cítricos y a hierbabuena.
Esta genial bebida me resulta enormemente reconfortante cuando trato de combatir los fríos del invierno, e increíblemente refrescante, mezclada con hielo, limón y hierbabuena, cuando empiezan los calores de los tórridos veranos orensanos. ¿Se puede pedir más? Pues sí, a los tés se les puede pedir casi cualquier cosa, porque están llenos de virtudes al alcance de cualquiera que se anime a probarlos.

Se ha hablado hasta el infinito de las múltiples propiedades de estas hierbas, en especial del té verde, una variedad que, al no estar fermentada, conserva mejor sus propiedades. Resumiendo: el té verde nos ayuda a prevenir determinados tipos de cáncer y de enfermedades cardiovasculares, a eliminar el colesterol LDL y los triglicéridos, a prevenir la hipertensión, a deshacernos de las grasas, a regular los niveles de insulina, a aliviar los casos de asma, bronquitis y enfisema, a reforzar el sistema inmunitario e incluso a mejorar nuestra salud dental, ya que contiene flúor.
Además, su alto contenido en compuestos polifenólicos (flavonoides, catecoles y taninos) hacen de él un potente antioxidante que nos ayuda a combatir los radicales libres y el envejecimiento prematuro, a difuminar las pequeñas arrugar y a revitalizar la piel.
Por eso, un remedio casero muy efectivo para lograr una piel luminosa es aplicarnos sobre el rostro un algodón bien empapado en una infusión de té verde muy concentrada. El mejor momento para hacerlo es justo antes de aplicar la hidratante. Además, aquí no se desperdicia nada, ya que podemos aprovechar las bolsitas de té sobrantes y colocarlas a modo de cataplasmas sobre los ojos para aliviar el cansancio y ayudar a reducir las bolsas.
Las que prefieran los productos ya preparados pueden encontrar en el mercado un gran número de ellos que contienen té verde. Os cuento cuál es mi trío preferido:
  
 Mascarilla antienvejecimiento con té verde de Apivita Express: Las que me conozcáis sabréis que soy una enamorada de las mascarillas de Apivita y esta, en concreto, es una de mis predilectas. Contiene extracto de té verde y de ginkgo biloba, inhibe la formación de radicales libres, suaviza las primeras arrugas y líneas de expresión, e hidrata profundamente la piel. El precio de dos sobres monodosis es de 3 €.
Jabón de té verde de Campo di Fiore, con extracto de té verde y pasiflora. Contiene aceite de árbol de té, que regenera la piel y reoxigena las células. Es ideal para la limpieza diaria y deja un fresco aroma a flor de té. Se fabrica siguiendo el tradicional método de proceso en frío, a base de aceites vegetales, extractos de plantas y aceites esenciales puros. La pastilla de 110 g cuesta 6,50 € .
Estoy feliz de haber probado estos jabones y de haberlos traído a la tienda, ya que son muy eficaces, dejan la piel increíblemente suave y son totalmente naturales.

Body spray Té Verde Fresco de Deliplus: Esta agua perfumada para el cuerpo es de mis preferidas. No se trata de una colonia sino de un agua fresca y agradable, ideal para vaporizar el cuerpo después de una ducha veraniega. Su olor no es perdurable, pero cumple a las mil maravillas su función de refrescar y tonificar la piel. Siguiendo los consejos de otras usuarias, la utilizo también como ambientador y rocío con ella la almohada. Una delicia. El frasco de 200 ml cuesta 2,50 €.
¿Y vosotras?, ¿os habéis unido ya a la fiebre del té verde?