Como decíamos ayer, el único poder que es al propio tiempo real, evidente y absoluto es el de los jueces porque no tiene ninguna clase de limitación, de modo que si un juez quiere, como decía Dívar, el presidente de todos ellos, sólo con su firma te puede mandar a la cárcel de por vida o arruinarte.
Pues todavía más evidente, real y absoluto es el poder de esos jueces deportivos que hemos dado en llamar árbitros. Un árbitro manda mucho más que un juez en el campo de su especial jurisdicción, un partido de fútbol, porque la justicia que imparte, como su propio nombre indica es absolutamente arbitraria, o sea que él cuando decide sobre algún episodio de un partido no tiene que sujetarse, y de hecho no se sujeta, a nada, su actuación es tan libérrima que no tiene que darle, y de hecho nunca se las da, cuentas a nadie, en realidad las funciones de ese mal llamado Comité de competición se limitan a señalar los partidos de sanción que corresponden a las infracciones que ellos han consignado en el acta.
Dicho sencilla y llanamente: los árbitros de fútbol hacen lo que les da la gana y sus resoluciones son absolutamente decisivas e inapelables dentro de esos 90 minutos que dura el partido, de modo que sólo Dios, si existe, puede compararse con ellos respecto a la independencia de su autoridad, lo que ellos dicen, durante ese tiempo es inamovible de tal manera que si pitan un penalti, nadie puede venir luego y decir que aquel penalti no era y consiguientemente dejarlo sin efecto y los goles que conceden son goles aunque se hayan conseguido con infracción de todas las normas recogidas en el Reglamento.
Todo esto, para poner negro sobre blanco algo que vdes. seguramente saben tan bien como yo pero que es premisa indispensable para que hagamos hoy la que tal vez sea nuestra última aportación al tema este que estamos tratando: El poder, o sea el Real Madrid.
Si yo consigo demostrar que el Madrid no sólo domina actualmente de una manera absoluta al estamento arbitral sino que siempre ha sido así a través de los tiempos no cabrá duda alguna de que el Madrid es en sí mismo el poder porque los árbitros o jueces encargados de realizar la, entrecomillas,“justicia deportiva”siempre han sido subordinados suyos.
“A día de hoy, nadie ha podido probar que Victoriano Sánchez Arminio, un mal dirigente, haya sido jugador, socio, simpatizante o directivo del Fútbol Club Barcelona. Debe ser frustrante para las marionetas mediáticas que escriben y hablan al dictado de su amo, que todavía no hayan sido capaces de certificar que el cántabro tiene o ha tenido vinculación con el Barça, presunto protegido arbitral. En cambio, la hemeroteca de los periódicos de la época, sumada al archivo del magnífico historiador Bernardo Salazar, refleja otra realidad bien distinta: una realidad necesaria e higiénica que concluye, de manera inequívoca, el historial del Colegio Nacional de Árbitros. Pasen y lean:
Alfonso Albéniz Jordana, primer presidente Colegio Nacional de Árbitros. Fue jugador del Real Madrid (1911-12), socio desde 1912 y también directivo del club de Chamartín durante ocho años, de 1913 a 1921.
Carlos Dieste Vega, segundo presidente Colegio Nacional de Árbitros. Jugador del Real Madrid en la campaña 1914-15 y posterior directivo merengue de 1914 a 1921.
Luis Colina Álvarez, tercer presidente del Colegio Nacional de Árbitros, después de su refundación por una grave crisis. (1924-26). Don Luis fue directivo del Real Madrid 1919-20 y a la sazón, socio y simpatizante del club madridista.
Antonio de Cárcer, cuarto presidente del CNA (1926-28). Socio del Real Madrid y también directivo. Su hermano Juan fue el primer entrenador del Real Madrid y su hermano Fernando, vicepresidente de Santiago Bernabéu en los años cuarenta.
Luis Iglesias Gracia, quinto presidente del CNA (julio 1928). Apenas duró dos meses en el cargo, al ser un presidente de carácter interino que apenas tomó decisiones.
Julián Ruete Muniesa, sexto presidente del CNA (septiembre 1928-noviembre 1928). Sólo dos meses en el cargo. Fue jugador del Real Madrid (1904-10) y del Atlético (1910-11), secretario de la directiva merengue y también llegó a ser Presidente del Atlético de Madrid (1912-23).
Alfonso Albéniz Jordana, séptimo presidente del CNA (1928-29). Volvió al cargo para ser el primer presidente de la primera edición de la Liga profesional. Fue jugador (1911-12) socio (desde 1912) y también directivo del Real Madrid (1913-21).
Antonio de Cárcer y Disdier, octavo presidente del CNA (1930-36). De nuevo, volvió a ser el máximo mandatario arbitral, como en 1926. Fue socio y directivo del Real Madrid, además de hermano del primer entrenador del club madridista.
Eulogio Aranguren Labairu, noveno presidente (1939-46). Después de la Guerra Civil, se creó el Comité Central de Árbitros, siendo Don Eulogio su presidente. Fue jugador del Real Madrid, socio desde 1911 y además, vicepresidente de la Federación Española de Fútbol.
Manuel Álvarez Corriols, décimo presidente (1946). Ex árbitro de la Federación Castellana . Apenas once meses en el cargo. Sin "colores" conocidos, aunque era madrileño y no era simpatizante del Atlético.
Emilio Suárez Marcelo, undécimo presidente (1947). Sólo pasó un año en el cargo, pero antes de llegar a la poltrona fue socio del Real Madrid desde 1922 y además, miembro destacado del Comité Organizador de las Bodas de Oro y de la Comisión Económica del Club blanco.
Ramón Echarren Sanzmagaray, duodécimo presidente (1947-48). Procedente del Colegio de Árbitros de Navarra. Se dijo que era socio y simpatizante de Osasuna. Aguantó en el cargo una sola campaña.
Pedro Escartín Morán, decimotercer presidente (1948-51). Ex árbitro del Colegio Castellano. Su mandato duró hasta tres años. Fue jugador de la Real Sociedad Gimnástica, aunque siempre confesó de manera privada que era seguidor del Real Madrid. Recibió la oferta del Barça para ser secretario técnico, pero por su condición merengue, la declinó. Después fue escritor, periodista y cronista, entre otros del diario "Marca".
Luis Saura del Pan, decimocuarto presidente (1951-52). Llegó al sillón arbitral después de haber jugado durante nueve años en el Real Madrid y de llevar registrado como socio madridista casi 50 años, desde 1905. Don Luis, toda una vida ligada al madridismo, también fue Presidente de la Federación Española de Fútbol.
Eulogio Aranguren Labairu, decimoquinto presidente (1952-53). Mandó en el estamento arbitral durante 11 meses. Llegó al cargo después de ser jugador del Real Madrid durante diez años (1911-21), al margen de ser socio desde 1911. Su sombra fue muy "alargada" y llegó a ser vicepresidente de la Federación Española de Fútbol.
Emilio Álvarez Pérez, decimosexto presidente (1953-56). Apenas existe documentación referida a este presidente del CNA, aunque se rumoreó su proximidad al Real Madrid, no existe documentación que lo atestigue.
Nivario de la Cruz Hernández, decimoséptimo presidente (septiembre 1956-noviembre 1961). Ex árbitro de la Federación Castellana, reconocido hincha "merengue" que nunca ocultó su amistad con miembros de la directiva del Real Madrid, como Muñoz Lusarreta.
Manuel Asensi Martín, decimoctavo presidente (1961-67). Ex árbitro de la Federación Castellana, adscrito al Colegio Valenciano, llegó a pitar en partidos de Copa de Ferias y competiciones internacionales, como el Mundial de 1954.
José Plaza, decimonoveno presidente (1967 a 1970). Dimitió por solidaridad con Guruceta, aquel árbitro recusado por el Barcelona después de haber pitado un penalti a favor del Madrid que fue dos metros fuera del área. Plaza fue el gran "patriarca" del arbitraje. Además se le imputa esta frase: "Mientras yo sea presidente, el Barça no será campeón de la liga". Plaza desmintió una y otra vez estas palabras, pero no su pasado antes de llegar al cargo. Fue ex árbitro de la Federación Castellana, pero jugó en el filial del Real Madrid, el Plus Ultra.
José Fernández de la Torre, vigésimo presidente (1970). Llegó al cargo tras pertenecer al Colegio Andaluz y después de ser aceptadas las dimisiones de Plaza, De la Fuente y Morales. Era también presidente de la Escuela de entrenadores FAF desde 1949. Desde 1960 fue asesor del Comité Nacional de Árbitros.
Juan Francisco Pardo Hidalgo, vigésimo primer presidente (1971-72). Ex árbitro de la Federación Castellana. Abogó por el profesionalismo, por poner un "tope" a la edad de los árbitros y por frenar a los clubes en sus "recusaciones" a varios colegiados.
José Plaza, vigésimo segundo presidente (1972-1990). Después de dimitir por el "caso Guruceta", volvió al cargo. Plaza fue ex árbitro de la Federación Castellana y con anterioridad, jugó en el filial del Real Madrid, el Plus Ultra.
Fernando de Andrés Merino, vigésimo tercer presidente (1990). Fue presidente de la Junta Gestora de los árbitros. Se hizo famoso por ser parte clave cuando aseguró desconocer el dato de que el Barcelona no ganaba cuando le arbitraba Ramos Marcos, árbitro al que se le abrió expediente informativo por comentar para Telemadrid un Barça-Real Madrid. Ligado al Comité Territorial de Arbitros de Castilla y León.
Pedro Sánchez Sanz, vigésimo cuarto presidente (1990-93). Elegido por la Junta Central, aunque el Tribunal Supremo anuló su elección por un auto judicial de 1992. Fue el beneficiado de la "misteriosa" renuncia del colegiado catalán Albert Giménez, que retiró su candidatura a la presidencia. Sánchez Sanz accedió al cargo "a dedo", habiendo pitado sólo en Regional Preferente, para después dar el "gran salto" y ser informador del CNTA y llegar a ser al Colegio Madrileño de Árbitros en 1984, como informó el diario ABC en 1991.
(*) También ostentó el cargo Arturo López Espinosa- el vigésimo quinto presidente-, pero de manera interina. Don Arturo fue socio del Real Madrid.
Napoleón dijo que "una conspiración material se acaba en el momento que se detiene la mano que porta el puñal, mientras que una conspiración moral no tiene fin". Aunque los que llevan el puñal están identificados, la espiral contagiosa de idiocia parece no tener fin en nuestro fútbol. Hay quien espera, como agua de mayo, que alguien sea capaz de probar la existencia de un contubernio culé y demuestre la conspiración judeo-masónica contra el Real Madrid. Hasta ese día, la mala noticia es que los libros de historia no mienten. Todo lo contrario, reflejan datos objetivos que desenmascaran a los titiriteros de la audiencia, a los que escriben crónicas con pasamontañas y a los que montan el "show" diciendo que Sánchez Arminio habla catalán en la intimidad. La caverna casposa seguirá haciendo negocio de una conspiración más falsa que un euro de madera, pero la realidad es tozuda: Desde hace un siglo, 26 presidencias decidieron quiénes y cómo debían arbitrar en España, aplicando el sistema de la "dedocracia". Una aplastante mayoría de esos presidentes llegaron a esos cargos después de ser jugadores, socios o directivos del Real Madrid. Caretas fuera”.
Rubén Uría / Eurosport