Algunos psicólogos creen que la mayoría de la gente pasa por cuatro fases para llegar al perdón, los cuales esbozamos brevemente aquí. No es necesario pasar por cada fase en este orden, o por todos ellas durante una noche - el proceso no siempre es rápido ni lógico. Pero si usted tiene una herida que necesita sanar siga leyendo y estará en el camino a encontrar el perdón y la paz interior.
1. Admítalo: ¡Está herido!
Cuando uno es herido por algo –por ejemplo, su suegra critica cómo adorna la casa para los días festivos (hasta como tiende la cama) año tras año - puede que le resulte difícil admitir sus sentimientos. Puede ser difícil aceptar que alguien tiene ese poder sobre uno. Usted puede sentirse hasta avergonzado o culpable por estar enojado, o hasta tratar de enterrar esa emoción.
Pero la supresión de un resentimiento ardiente no significa que se apague con el tiempo. Un pequeño estudio realizado en la Universidad de Wisconsin-Madison sugiere que esos sentimientos pueden desencadenar daños en otras áreas de su vida: Una investigación encontró que las madres divorciadas que estaban menos dispuestos a perdonar a sus ex cónyuges eran más duras y negativas hora de disciplinar a sus hijos.
Un ejercicio para ayudarle a reconocer lo que realmente siente acerca de una traición o agravio: Escriba una carta (una que no tenga intención de enviar, por lo que se sentirá libre para ser brutalmente honesto) a la persona que le ha hecho daño. Incluya una lista de todo lo que esta persona o sus actos le ha costado, cómo la ira persistente le lastima, y qué podría causarle en el futuro. Esto le ayudará a aceptar lo que ha sucedido, llorar sus pérdidas, y estimularla a dejarlo atrás y seguir adelante.
Si la idea de volver a abrir una vieja herida le hace estremecerse, tranquilícese: Los expertos dicen que el dolor de volver a visitar temporalmente una herida pasada es mucho menos terrible que aferrarse a él y no reconocerlo.
2. Decidir que está listo para dejarlo atrás.
Para algunas personas, la decisión de liberarse del enojo y la amargura puede sentirse
especialmente arriesgado. Por temor a que perdonar a cierta persona signifique exponerse a más abusos. Los sobrevivientes de incesto o mujeres maltratadas, por ejemplo, tienen grandes temores de que poner fin a un resentimiento hacia un agraviador significa volver a una situación o relación que pueda ser peligrosa.
Pero, el perdón no es reconciliación. No implica olvidar la crueldad, renunciar a sus sentimientos heridos, olvidar lo que ha sucedido, o excusar al agraviante. La decisión de perdonar no significa que no se protege. Se puede perdonar
sin confiar de nuevo y perdonar no significa que usted no puede buscar justicia.
Una vez que tome la decisión de perdonar, de un paso para marcar su intención Cuando Dawn, una mujer de 40, decidió perdonar a su padre por nueve años de abuso sexual, físico y
emocional, ella le escribió una carta - una que sí envió. "Fui cuidadosa en dejarle claro
que yo no estaba diciendo que lo que hizo estaba bien ", dice Dawn.
3. Replantear: Vea el asunto desde el otro lado.
Muchos de nosotros seguimos enfrascados en un rencor, aun cuando sinceramente queremos superarlo, porque seguimos repitiendo la historia en nuestra cabeza. Revisitar la historia incluyendo algunos razones de por qué la persona que la hirió pudo hacer eso y usted podría liberarse de ese callejón sin salida.
No es que exima o cambie lo que ha sucedido –solo que al cultivar un poco de empatía por esa persona la puede ayudar a tomar su comportamiento de una manera menos personal.
No tiene que enfrentarse con su agresor para superar un agravio. (En algunos casos - si la persona ha fallecido, por ejemplo –sería imposible.) Puede imaginarse la infancia de esa persona, su pasado, o situación de vida actual que la podría haber llevado a hacerle daño a usted (¿tal vez su suegra se crió con una madre hipercrítica?). Si necesita ayuda para llenar los espacios en blanco, hable con alguien que esté familiarizado con esa persona o su situación. En el caso de un trauma grave –como vivir con un padre alcohólico, por ejemplo - considere consultar a un terapeuta, grupos de apoyo, o libros de autoayuda. No importa que le tome tiempo comprender, y mucho menos empatizar, con cierta persona –no hay un calendario fijo para el perdón.
4. Reflexione: ¿Cuál es el lado bueno?
la Dra. Elizabeth R. Lombardo, psicóloga, dice que muchos de sus pacientes lograr ver, incluso los eventos más devastadores como una bendición. "Usted se sorprendería de cuántas veces la gente me dice, 'Me alegro de que esto haya sucedido", dice Lombardo. "Al principio están llenos de ira –pero a medida que avanzan y procesan esos sentimientos y se encaminan en la ruta al perdón, cambia la perspectiva que tienen de su vida para mejor."
Para encontrar el lado bueno de una situación difícil, hágase unas preguntas, tales como: ¿He aprendido algo de esta experiencia? ¿Soy más fuerte, más sensible, o una persona más valiente? Hágase una pequeña prueba para ver si lo está logrando: Trate de hacer un gesto de buena voluntad hacia alguien con quien está enojado. Podría ser en directo –por ejemplo, enviando una tarjeta de felicitación a aquella amiga que se fue tras el trabajo que Ud. quería y se quedó con él. O podría hacerlo de una forma indirecta, como hacer un comentario amable a un tercero (por ejemplo diciéndolo a alguien que su suegra cuida muy bien de sus nietos) o simplemente consigo mismo. Luego, tome su temperatura emocional. En lugar de sentir resentimiento, quizás se sienta esperanzando, o incluso feliz. Esa es la paradoja del perdón, es algo que hacemos por la otra persona, pero somos nosotros mismos los que nos beneficiamos con los resultados.