El poema de cada día. Hoy, Elegía de las ciudades bombardeadas, de Tomás Morales (1884-1921)

Por Harendt


ELEGÍA DE LAS CIUDADES BOMBARDEADAS

Gravita en torno al espectral paisaje

una inverniza claridad muriente:

bajo la lenta majestad del orto

surge el fracaso.

Son las ciudades de la guerra, heridas

en un terrible y militar encono;

torvas siluetas fantasmales trazan

sobre la niebla.

¡Villas del Norte, hasta el ayer ruidosas,

ebrias del oro de sus claros vinos!

Hoy sólo otorgan el prestigio augusto

de lo pasado.

Mas no hay pasado en sus bastiones rígidos 

ni en sus sillares la labor aquella

-tan femenil- con que las buenas Horas bordan las ruinas…

Más generoso que el cañón, el Tiempo, 

y más artista, en el legado antiguo

colgó el misterio, e hizo en las junturas

crecer la hierba…

Ahora, en el tedio polvoroso hundidas,

sus inquietantes equilibrios aguardan;

acribilladas, humeantes, vivas

de horror moderno:

las altas casas, vecinal albergue, 

-rotos los muros, los tabiques rotos- 

en el dolor, ennegrecidas muestran

sus interiores.

Los dulces muebles familiares, aptos

para el diario menester pacífico,

humildemente, su miseria asoman

por los escombros.

¡Ansias secretas del hogar violadas!

¡Minas de amor o de piedad deshechas!

¡Todo un ensueño peculiar quebrado

súbitamente!

Hablan las ruinas: «-La fatal Discordia

»de hermano a hermano concitó las iras.

»Sobre esta bruta pesadilla enorme

»pasó la Guerra.

»¡Huíd, nacidos! La sevicia humana

»muestra sus dientes al botín espléndido.

»Los negros potros del terror relinchan

»encabritados.

»Asid las crines que el espanto eriza 

»y hacia otras zonas cabalgad ligeros.

»Donde no asista la señal del hombre

»plantad la tienda…»

Callan… Y al pronto, la explosión temida

su claudicante trabazón remueve:

tras la voluble polvareda mírase

todo cambiado.

Y el bardo aleja con temor los ojos

del lamentable panorama y llora, 

¡villas del norte de la dulce Francia!,

vuestra elegía…

Tomás Morales (1884-1921)

Poeta español